Entrevista: Florencia Vizzi

Texto: Victoria Mántaras

La provocadora filósofa Esther Díaz brindó un taller abierto a la comunidad y con material teórico inédito. Defensora del post-porno, declara que la sexualidad no se reduce a los genitales.

La vida de Esther Díaz siempre fue una montaña rusa. Desde su infancia en Ituzaingó con padres que le prohibieron estudiar en la escuela secundaria, pasando por la separación de un marido golpeador, un intento de suicidio y la pérdida de sus dos hijos; Esther Díaz ha vivido intensamente, y hoy, continúa pateando tableros.

Finalizó el secundario como alumna libre a los 26 años e ingresó en la Universidad a los 29. Estudió filosofía para aprender a pensar, pero sobre todo, a cuestionar en una década del 70 políticamente convulsionada y de militancia machista. Fue feminista antes de conocer el feminismo y se sintió interpelada por la micropolítica antes de leer a Foucault.

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Hoy ya cerca de los 80 años y con un doctorado en su haber, continúa provocando. Reconoce sentir deseo por hombres mucho más jóvenes que ella e invita -recurrentemente- a que las mujeres se masturben y miren pornografía para vivir una sexualidad plena.

Su visita a Rosario se debe a una invitación para conversar acerca del deseo de las personas con discapacidad, “un tema tabú”. Brindó un taller en la ciudad organizado por la Fundación Sol Naciente, que comenzó el viernes y continuó este sábado.