La Semana Mundial del Parto Respetado se conmemora este año del 16 al 22 de mayo, la iniciativa hace referencia al respeto a los Derechos y preferencias de las madres, los niños y sus familias en el momento del nacimiento, que comenzó en 2004 desde la Asociación Francesa por el Parto Respetado y desde entonces adhirieron distintos países, con el propósito principal de visibilizar el modo en que se atienden los partos en todo el mundo y exigir el cumplimiento de derechos vinculados al nacimiento.

La doctora Valeria El Haj, directora Médica Nacional de OSPEDYC, desarrolla la importancia que tiene este período clave en la vida de la persona gestante y el rol fundamental que tienen los centros de salud para que el parto sea realmente respetado

El fin de la Semana Mundial del Parto Respetado en Argentina será destacar la garantía de la Ley Nacional N° 25.929 de Parto Humanizado, reglamentada en 2015; y la Ley N° 6.365 de Parto Respetado y Atención Perinatal, sancionada en CABA en 2020. A su vez, durante esos días, a nivel nacional, se pondrá especial atención a las distintas maneras y elecciones que existen para transitar la gestación, el parto y el puerperio. Además, se propone darles un mayor protagonismo a las personas gestantes y a sus familias durante todo el proceso.

“Ambas normas contemplan los derechos de la persona gestante, el recién nacido y su familia al momento del trabajo de parto, parto y post parto”, comenta Valeria El Haj, directora Médica Nacional de OSPEDYC, obra social con origen en UTEDYC- Unión Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles. Y agrega que: “En Argentina, el lema elegido para esta ocasión es: «muchas formas de parir, los mismos derechos». A partir de esta consigna se reflexionará sobre las distintas maneras y elecciones que existen para transitar la gestación”

¿Cuándo un parto es respetado?

El término «parto respetado» o «parto humanizado» hace referencia al respeto a los derechos y preferencias de las madres, los niños y niñas y sus familias en el momento del nacimiento:  

  • Respetar las particularidades de cada familia (etnia, religión, nacionalidad), acompañándola a través de la toma de decisiones seguras e informadas.
  • Generar un espacio familiar donde la persona gestante y el recién nacido/a sean los protagonistas y donde el nacimiento se desarrolle de la manera más natural posible.
  • Respetar que la persona embarazada/gestante siga su propio pulso de parto, evitando todo tipo de intervenciones innecesarias o impuestas, y a decidir en forma conjunta la forma de controlar el dolor, la posición y la forma y vía de parto.
  • Cumplir el derecho de la persona embarazada, como usuaria del sistema sanitario, a recibir la información completa (existencia de complicaciones, ventajas e inconvenientes de los posibles tratamientos) y a ser tratada con respeto y consideración de sus pautas culturales.
  • Tener en cuenta los deseos y necesidades de cada persona gestante, como el estar o no acompañada por alguien de confianza en cada momento, a su intimidad y a la alimentación durante el parto.
  • Informar sobre las distintas intervenciones médicas que pueden tener lugar y debe hacer que la persona en trabajo de parto participe activamente al decidir conductas de los profesionales durante el parto y puerperio.
  • Respetar el derecho a no ser sometida a ningún examen o intervención de investigación.
  • Mantener al recién nacido en su habitación de internación (si no requiere cuidado especial).
  • Darle información sobre los beneficios de la lactancia y asistencia para amamantar.
  • Brindarle asesoramiento e información sobre los cuidados de sí misma y del niño o niña, y sobre iniciar la anticoncepción en el puerperio.

Por su parte, los recién nacidos tienen derecho a estar en contacto con la persona progenitora desde el primer momento, ser alimentados con leche materna sin interferencias, ser tratados de forma respetuosa y digna, contar con inequívoca identificación, no ser sometido a ningún examen o intervención cuyo propósito sea de investigación o docencia y que sus progenitores reciban información sobre los cuidados para su crecimiento y desarrollo.

La garantía de los derechos materno-infantiles

En los últimos años, se han logrado grandes avances en materia de garantía de derechos en los servicios de salud. Sin embargo, todavía es necesario reforzar los aspectos centrales de esta Ley y brindar capacitaciones para sensibilizar, prevenir y erradicar la violencia sobre la persona gestante antes, durante y después del embarazo, destacando los derechos del parto respetado y prevención de la violencia obstétrica a médicos, obstetras, obstétricas y todo personal de la salud en general. Todos los involucrados en el proceso de atención de la persona gestante y el recién nacido deben conocer sus derechos y garantizarlos.

Por otro lado, es fundamental empoderar a las personas embarazadas para que exijan el cumplimiento de sus derechos y respeto de sus preferencias.

“Un aspecto prioritario en el cumplimiento del “parto respetado” es brindar un parto seguro, y para ello, es necesario que sea institucionalizado. El único lugar donde se pueden brindar seguridad y derechos es en un centro de salud”, comenta la doctora El Haj.

Muchas de las muertes ocurridas durante un parto pueden prevenirse si los bebés nacen en un lugar adecuado, donde se aseguren las condiciones obstétricas y neonatales esenciales (CONE) que define la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se refieren a los recursos humanos, físicos y económicos que deben estar presentes en todos los centros donde se realizan partos, para garantizar la mayor seguridad en la atención al momento del parto.

La mujer como protagonista

A pesar de este marco legal que propone soluciones a la situación de muchas personas gestantes/embarazadas que enfrentan un embarazo en situaciones de vulnerabilidad y mal controladas, todavía es necesario seguir trabajando para mejorar la salud de la mujer y del recién nacido:

  • Reducir el porcentaje de cesáreas.
  • Mejorar el acceso a la cobertura y la educación prenatal, perinatal y postnatal.
  • Reducir la tasa de embarazo adolescente.
  • Reducir el consumo de alcohol, drogas y medicamentos.
  • Proteger el parto entendido como un proceso natural.

Esto implica un trabajo desde afuera y desde adentro de las instituciones de salud, para que la experiencia de parir/nacer sea un momento acompañado, cuidado, informado y respetuoso.

“Creemos que el futuro de los embarazos, partos y nacimientos respetados, apuntar a fortalecer la participación y la restitución del papel central de la persona gestante en uno de los períodos más importantes de su vida. Para nuestra obra social, es de suma importancia que las personas embarazadas puedan contar con el apoyo y la contención de los profesionales de la salud y del personal sanitario que las asiste”, finaliza la profesional.