Por Candelaria de la Cruz

En Argentina nacen anualmente entre 2800 y 3200 niños de madres menores de 15 años, según un informe de Unicef.

La maternidad a edades tan tempranas impacta en la educación de las mujeres: el 95% de las chicas de 14 años que no son madres asiste a un establecimiento educativo, en tanto sólo el 66% de las que sí lo son permanece en la escuela. A los 19 años, el nivel de asistencia varía del 21 al 59% entre las no madres y madres, respectivamente. 

El objetivo de una de las investigaciones en las que se basa este informe, que analiza las últimas estadísticas oficiales, es aportar herramientas para generar un diagnóstico de la situación en el país.

Los hallazgos cualitativos confirman que una parte considerable de las madres menores de 15 años ya estaba fuera de la escuela al momento de quedar embarazadas.

Los motivos de este abandono se relacionan con la asunción de responsabilidades domésticas o de cuidado, la necesidad de trabajar para completar el ingreso del hogar o por involucrarse en uniones tempranas.

Los números de la ciudad

En Rosario se da una situación particular y un tanto aliviadora y es que desde el sector de Salud Sexual y Reproductiva de la Secretaría de Salud Pública de la Municipalidad, afirmaron que en los últimos ocho años, , la cantidad de embarazos de niñas y adolescentes descendieron un 10 por ciento. Resultando una de las cifras más bajas del país incluso inferior a la media nacional.

Si bien la situación es favorable, la taza de natalidad todavía no puede considerarse “baja”. Según los datos aportados a Conclusión por el Coordinador del sector, Daniel Tepaz, los niños nacidos de madres adolescentes en un rango de edad de entre 15 y 19 años durante los años 2016 y 2017, fueron 52. Esa cantidad, surge de los datos obtenidos sobre un total de mil chicas. Es decir, de cada mil adolescentes en Rosario, 52 fueron madres en las maternidades municipales.

Hay otra cifra que alarma y tiene que ver con las “niñas madre” que son las embarazadas de entre 10 y 14 años. En ese caso, sobre un cálculo de mil niñas, el 1,9 por ciento durante los años 2015 y 2016 tuvieron al menos un hijo. En 2008, la cifra era de 2,5.

“El embarazo adolescente es un indicador muy sensible de como funciona el sistema de salud, y de la situación social sobre todo. Tiene que ver el sistema de salud en cuanto al acceso de la anticoncepción, educación sexual integral, pero fundamentalmente tiene que ver con el nivel de pobreza y las expectativas que tienen las adolescentes en relación a su futuro”, explicó Tepaz para referirse a las posibles causas de esta problemática.

Algunos de los datos que aporta Unicef tiene que ver con el impacto de los embarazos en la educación de las niñas y adolescentes, mostrando un alto déficit educativo.

En ese sentido, el especialista remarcó la importancia “de no abandonar la escuela”.

“Las embarazadas tienen el volver a estudiar. En general la escuela suele ser en la mayoría de los casos, el único lugar de sociabilización que tienen las adolescentes, es el lugar donde pueden volver a ser adolescentes. Es un lugar muy importante y las conecta con el resto de la sociedad”, concluyó.