Por Hermes Lavallén

En las canteras de Carrara se encuentra el paraíso del mármol más fino del mundo, donde se ha estado extrayendo mármol, durante más de 2000 años. A lo largo de los siglos  genios del arte antiguo como  Miguel Ángel, Giambologna, Canova, han subido  para buscar las piezas adecuadas del «oro blanco» y dar forma a obras inmortales.

Actualmente como en la antigüedad, artistas y diseñadores de todo el mundo siguen  yendo a Carrara para crear obras maestras contemporáneas. La diferencia es que algunos artistas en lugar del cincel, usan la inteligencia artificial aplicada a escáneres láser, archivos 3D y puntos hipertecnológicos. En las canteras de Miguel Ángel hoy el escultor es un robot. Una mezcla de algoritmos, tecnología y artesanía al más alto nivel, única en el panorama mundial.  Jaime Massari y Felipe Tincolini, dos jóvenes emprendedores apasionados por el mármol y el arte, recurrieron en 2004 a expertos ingenieros en robótica y excelentes artesanos para fundar Tor-Art empresa de Carrara que se especializa en escultura, arte contemporáneo y diseño en lo que se refiere a la aplicación de nuevas tecnologías al procesamiento de mármol, piedra y otros materiales duros, donde se mezclan métodos de procesamiento tradicionales (acabados hechos a mano) y tecnologías de punta, como el uso de robots antropomórficos y escáneres láser 3D.

Se  crea proyectos a partir de cero o de modelos proporcionados directamente por los clientes. El taller puede ejecutar la creación desde series hasta piezas únicas, desde arte a arte o diseño industrial utilizando el  cincel robot  impulsado por un software de autoprogramación. Llamado Robotor, el cincel automatizado se abre paso en la nueva era de la escultura. Los usuarios pueden introducir datos en un robot que puede producir magníficas y minuciosamente detalladas esculturas de mármol y piedra. Mejor aún, el robot en sí puede funcionar solo. 

Los cofundadores de Tor-Art Filippo Tincolini y Giacomo Massari, creen que con la tecnología de su cincel robótico puede ser más fácil, ya que trabajar manualmente en esculturas de mármol, puede ser «agotador, riesgoso y peligroso para los humanos”. Ven la entrada de su tecnología como una era en la que las esculturas ya no están ‘hechas de piedras rotas, cinceles y polvo, sino escaneadas y dibujadas’.

Robotor puede soportar cargas pesadas incluso en los entornos más hostiles, ya que su hardware y construcción han sido diseñados para desafiar fragmentos de mármol voladores y demoler materiales extra resistentes. Si el usuario tiene experiencia con la programación, puede dirigir fácilmente el cincel robótico con datos complejos y puede manejar la carga de trabajo con facilidad.

 La autoprogramación del robot por su velocidad, esfuerzo y potencia de fresado puede ocurrir en tiempo real a través de la tecnología instalada. El software instalado en el cincel robótico, llamado OR-OS, juega un papel importante en la creación de esculturas hechas por artistas, ya que simplifica la producción de esculturas complejas tanto como sea posible en menos tiempo.

FUNCIONAMIENTO

Robotor primero analiza la piedra o material sobre el que va a trabajar. Después de revisar las propiedades, las esquinas y la forma del material, el cincel del robot identificará los puntos alrededor del material donde puede tallar y comenzar la (re)producción. Los usuarios pasan a planificar el flujo de trabajo, comenzando con el escaneo del producto que quieren que produzca el robot.

 

También es posible, gracias al software de autoprogramación del robot, que éste vaya esculpiendo por sí solo el producto que quiere dar forma. Después de planificar el flujo de trabajo, el software empuja el cincel del robot para seleccionar los tipos de herramientas que utilizará durante las diferentes etapas del proceso, desde esculpir el material hasta pulirlo e incluso quitarle el polvo con chorros de agua.

Robotor afirma que la tecnología puede ayudar a reducir el desperdicio de material: el robot podría reutilizar los materiales descartados durante la producción convirtiéndolos en otras esculturas: costos operativos, consumo de energía y tiempos de producción.

El software también verifica las fases de procesamiento, el estado del robot y los componentes en tiempo real e informa a los usuarios de cualquier anomalía tan pronto como las recibe.

Robotor está equipado con un brazo mecánico que utiliza electro-mandriles y cambio automático de herramientas. Se levanta sobre una base inspirada en los módulos lunares y contiene componentes eléctricos e hidráulicos. La mesa giratoria en la que se encuentra el cincel del robot puede soportar piezas de trabajo de hasta 50 toneladas, y los cofundadores creen que es un accesorio esencial para aprovechar la flexibilidad del robot.

En cuanto al software, OR-OS permite a los usuarios utilizar el cincel robótico desde cualquier forma 3D, incluso simplemente escaneando el trabajo original que los clientes y los usuarios desean reproducir. El sistema tiene la capacidad de programarse a sí mismo para que pueda funcionar de forma autónoma y gestionar y controlar la reproducción por sí mismo (la intervención de los usuarios es más que bienvenida).

Es posible que los usuarios ni siquiera necesiten intervenir, solo vean a Robotor comenzar y terminar una escultura.

Foto: Autorretrato como amante de Apolo del Belvedere, 2011. Alessandro Ciampi. Fondazion Prada, Milán.