La reconocida filósofa Esther Díaz disertará en Rosario sobre sexualidad y discapacidad. La exposición con formato de taller y será destinada al público en general.

La provocadora filósofa estará en la ciudad los días 23 y 24 de Agosto en un taller organizado por la Fundación del Sol Naciente, abierto a la comunidad y con material teórico inédito. Defensora del post-porno, declara que la sexualidad no se reduce a los genitales.

Victoria Mántaras se refirió a la reconocida disertante y expresó que “la vida de Esther Díaz siempre fue una montaña rusa. Desde su infancia en Ituzaingó con padres que le prohibieron estudiar en la escuela secundaria, pasando por la separación de un marido golpeador, un intento de suicidio y la pérdida de sus dos hijos; Esther Díaz ha vivido intensamente, y hoy, continúa pateando tableros”.

Finalizó el secundario como alumna libre a los 26 años e ingresó en la Universidad a los 29. Estudió filosofía para aprender a pensar, pero sobre todo, a cuestionar en una década del 70 políticamente convulsionada y de militancia machista. Fue feminista antes de conocer el feminismo y se sintió interpelada por la micropolítica antes de leer a Foucault.

Hoy ya cerca de los 80 años y con un doctorado en su haber, continúa provocando. Reconoce sentir deseo por hombres mucho más jóvenes que ella e invita – recurrentemente- a que las mujeres se masturben y miren pornografía para vivir una sexualidad plena.

Su visita a Rosario se debe a una invitación para conversar acerca del deseo de las personas con discapacidad, “un tema tabú”. A raíz de su arribo intercambiamos algunas preguntas, comentó Mántaras:

Esther, ¿qué estas investigando ahora?

Este año he encontrado una nueva línea de investigación: la sexualidad en la discapacidad. En primer lugar me encontré con los mitos que suelen circular respecto de este tema y, curiosamente, son contradictorios entre sí. Por un lado, se suele creer que las personas con discapacidad son como ángeles asexuados. «Siempre son niños», dice este mito que, como todo mito, no se basa ni en ciencia, ni en evidencia, ni en experiencia. Fue Freud quien estudió, analizó y elaboró conceptos sólidos sobre la incidencia de la sexualidad en la subjetividad humana desde el comienzo de la vida. Y, por otro lado, hay quienes sostienen que las personas con discapacidad -sobre todo en algunos síndromes específicos- tienen la sexualidad exasperada y, a raíz de su escaso desarrollo de las reglas sociales, no tienen filtro para manifestar su compulsión sexual.

Mi pesquisa intenta ir más allá de mitos y supuestos, y estoy analizando historias de vida y teorías sobre el tema que es muy rico, complejo y singular de cada subjetividad discapacitada o no.

Muy interesante, y ¿qué llamó tu atención para estudiar la sexualidad de las personas con discapacidad?

A principios de 2019 me convocaron de la Fundación del Sol Naciente, de Rosario, para dictar un seminario-taller para educadores y profesores de jóvenes con algún tipo de discapacidad. Me llamó la atención, porque hasta ese momento no había indagado sobre ese tema en especial, si bien tengo formación sobre el rol sexual y social que la discapacidad tuvo con anterioridad a la modernidad, y sobre el estatus que les dio la ciencia moderna.

Me doctoré en filosofía defendiendo una tesis sobre Michel Foucault, por lo tanto estaba en condiciones de hacer una genealogía de esa problemática. Pero tomé esa invitación como un desafío y me introduje en la visión y las prácticas actuales respecto del deseo en las personas con discapacidad. Encontré una veta fecunda y estoy en plena investigación con algunos resultados preliminares no solo en lo teórico sino también en trabajo de campo. Incluso le hice un reportaje al actor Gustavo Garzón, que tiene dos hijos mellizos con síndrome de Down. Ese corto se proyectaré en el tramo final del seminario, con debate posterior. ¡Me resulta apasionante!

Conozco a través de tus escritos tu postura ante la sexualidad, ¿qué lugar le otorgas al goce y al disfrute sexual en la vida de las personas?

Un lugar prioritario. Somos seres deseantes. Incluso la tecnología actual nos permite sospechar que ya en el feto hay signos de lo que llamamos «deseo sexual», y existe certeza de que la sexualidad no tiene fecha de vencimiento. En los geriátricos también hay deseo sexual. Nos subjetivamos desde el deseo en general y gozamos y sufrimos por ese impulso que, extrañamente, ha sido (y sigue siendo en alguna medida) objeto de vigilancia, control, rechazos y moralinas. Mis clases, además de brindar información y formación, intentan transmitir amor al saber, reafirmación de la vida y apertura a líneas de fuga para la realización del deseo. Estoy ilusionada con ese encuentro en el que, no lo dudo, aprenderé mucho más que en varios de los textos que estoy analizando. Una de las satisfacciones de mi vida es buscar la verdad desde la filosofía y las ciencias sociales; tanto en soledad -investigando y escribiendo- como en interacción con otras personas -en clases y conferencias.

Para inscripciones y consultas comunicarse a fundaciondelsolnaciente@gmail.com