La historia del Día del Padre se remonta a principios del siglo XX en Estados Unidos, cuando Sonora Smart Dodd, inspirada por la reciente instauración del Día de la Madre, concibió la idea de honrar a su propio padre, William Jackson Smart. Este veterano de la Guerra Civil había criado solo a sus seis hijos tras el fallecimiento de su esposa, demostrando una dedicación y amor paternal admirables.

Movida por el deseo de reconocer el papel fundamental de los padres en la sociedad, Dodd impulsó la celebración del primer Día del Padre en Spokane, Washington, el 19 de junio de 1910. La iniciativa fue recibida con entusiasmo y rápidamente se extendió a otras ciudades del país.

En 1924, el presidente Calvin Coolidge manifestó su apoyo a la idea de establecer un Día del Padre a nivel nacional, reconociendo la importancia de homenajear a los padres por su contribución en la crianza y educación de sus hijos. Sin embargo, no fue hasta 1966 que el presidente Lyndon B. Johnson oficializó la celebración, declarando el tercer domingo de junio como el Día del Padre en Estados Unidos.

Finalmente, en 1972, el presidente Richard Nixon firmó una ley que estableció el Día del Padre como un feriado nacional permanente, consolidando así esta fecha como una ocasión especial para expresar gratitud y afecto a los padres en todo el país. Luego se extendería por diferentes partes del mundo tales como en la Argentina que se celebra el tercer domingo de junio de cada año. Sin embargo esta no fue la fecha original propuesta en el país. Fue en 1958 que, el Consejo Nacional de Educación, estableció el 24 de agosto como Día del Padre en honor al General Don José de San Martín, el “Padre de la Patria”, ya que esa fue la fecha del nacimiento de su hija, Merceditas, en 1816 (Mercedes Tomasa de San Martín y Escalada).