Por Candelaria de la Cruz

Como cada 11 de septiembre, hoy se celebra el Día del Maestro en Argentina. La fecha es un homenaje “al padre del aula”, Domingo Faustino Sarmiento, en el aniversario de su fallecimiento. Así quedó establecido en la Conferencia Interamericana de Educación que se celebró en Panamá en 1943.

La mayoría de nosotros conocemos la escuela así, en el aula, pero hay protagonistas muchas veces anónimas que hacen que el “Día del Maestro” sea diario, que reivindican la profesión y transmiten su pasión intentando cambiar las realidades de sus alumnos.

Conclusión dialogó con dos docentes rosarinas que hacen de su profesión su vida, que dejan todo por sus alumnos y se sienten orgullosas por eso.

Verónica es maestra en el barrio Toba. Desde que se recibió supo que quería trabajar en escuelas de zonas marginadas o en escuelas rurales. Afirma que ver la felicidad de los chicos por ir a la escuela “no se compara con nada”.

“La realidad de estos barrios es complicada. Los chicos son un amor, son súper agradecidos, cosa que no pasa en otro lado. Respetan al docente los niños y su familia, pero siempre está el problema de la droga dando vueltas”, contó Verónica.

Y agregó: “La escuela es un lugar de contención, un refugio para chicos y padres y nosotros somos felices si podemos hacer algo por ellos. Tenemos mucho miedo de perder a los chicos por las drogas, es muy difícil mantenerlos fuera de ese ambiente y sabes que si comienzan a drogarse los perdés”.

Finalmente Verónica reconoció que el trabajo docente es “agotador” pero que es una profesión “apasionante”. “Soy feliz con mi trabajo, no hay nada como la sonrisa de los niños”.

Por otro lado, Vilma que es directora del Jardín “Gustavo Cochet” de barrio La Tablada y cuenta que su establecimiento es de “puertas abiertas”.

“Trabajamos en red con dispensarios, el distrito y la defensoría del niño, es importante que las familias sepan que estamos para contenerlos”, relató Vilma.

La docente remarcó la dura realidad del barrio y relató: “Hay muchas necesidades en los niños, hay chicos que no tienen familias bien consolidadas, no tienen un plato de comida, viven en casa muy precarias, viven en una zona muy marginal pero se mueren por ir a la escuela”.

Y afirmó: “Lamentablemente, la diferencia desde que me inicié es notable. Ahora tenemos madres muy jóvenes, educamos a los niños y a las mamás, hay mucha droga, y además los chicos vienen a comer. Necesitás mucha pasión y conocimiento pedagógico porque los niños de Tablada no son los mismos que en otro lado, hay chicos que nacieron de madres adictas y a eso hay que tenerlo en cuenta”.

Consultada por la situación actual de los docentes, Vilma fue tajante y subrayó que “el docente nunca va a cobrar lo que se merece”. “Somos docentes las 24 horas del día. La docencia es una pasión, no tiene pago”, enfatizó.

En ese sentido, y con una fuerte emoción, la directora remarcó: “Yo elegí esto como un servicio y agradecimiento a todo lo que Dios me dio, ayudar a estos chicos es mi vida. No sé qué haría sin la docencia”.

Y recordó: “No se ven las cosas buenas de los chicos de Tablada pero sí después se ven en los policiales. Si todos trabajaríamos con los niños, si el Estados se haría cargo y se ocupara de estos niños, nos evitaríamos muchas marchas”.