Por Alejandro Maidana

“El nivel de civilización a que han llegado diversas sociedades humanas, está en proporción de la independencia que han gozado las mujeres”. Flora Tristán

 

Ni Una Menos se origina como un grito colectivo contra la violencia machista. La convocatoria nació de un grupo de periodistas, activistas, artistas, pero creció cuando la sociedad en su conjunto dijo basta. Un fenómeno que crece en número año tras año, lo que nació aquel 3 de junio del 2015, hoy es una realidad que activa la necesaria transformación cultural.

Tomando como referencia lo antes mencionado, Tania Corsetti dialogó con Conclusión y acercó una visión antropológica y esclarecedora.

— ¿Qué explicación puede tener este fenómeno de masas que representa Ni Una Menos?

— A mí me gusta pensarlo como un proceso político. Entender la política no en esa concepción tradicional de la esfera del estado, sino como un acto de uno de los colectivos de la sociedad civil, en un espacio público. Cuando digo espacio público, estoy diciendo un lugar de encuentro en donde yo me relaciono con el otro, o con la otra en este caso. ¿Para qué? Para transformar este orden social hegemónico patriarcal. Entonces, entenderlo como un acto político transformador de la realidad social es muy interesante. No en vano el movimiento surge a raíz que se les niega la ciudadanía a las mujeres. El mismo es hijo de la revolución francesa.

— Si bien este movimiento colectivo tiene tan sólo dos años, ha crecido de manera exponencial. ¿A qué se lo puede atribuir?

— Ni Una Menos tiene tan solo dos años, es cierto, y se genera de manera espontanea debido a la muerte de Chiara. Lo que se ha transformado y masificado en ese tiempo trascurrido es impresionante, recuerdo ese día, recuerdo haber visto gente en la calles que jamás hubiera imaginado. Lo saliente de ese 3 de junio del 2015 fue que no hubo palabra, no hubo discurso, nadie habló. Ese primer Ni Una Menos no se pudo hacer carne, no se reflexionó en voz alta, comienza luego a politizarse el 25 de noviembre del mismo año en el Día Internacional de la No violencia contra las Mujeres, la morfología era toralmente diferente. Si bien no soy buena para calcular, al menos la mitad de las mujeres que se movilizaron el 3 de junio, repitieron la activación ese día. Las mujeres ya comenzaban a tomar las calles de la ciudad, a visibilizarse, y además ese día si hubo palabra, hubo discurso, hubo lectura de documentos. Y hoy tenemos ya algo consolidado, no sólo con una nueva consigna “Vivas y libres nos queremos”, sino también, con clowns, cantos, danzas, con muchas producciones que tienen íntima relación con la libertad y la alegría.

— No debemos olvidar que si bien el Ni Una Menos es novedoso, los ENM surgieron hace décadas ¿Es el feminismo un movimiento en permanente transformación?

— Sin lugar a dudas, y celebro eso, como mujer, y por lo significativo que resulta interpelar la cultura preestablecida. El PIN (Paro Internacional de Mujeres) fue sorprendente, la necesidad de seguir demostrando unión y reivindicaciones siguió su cauce. Con respecto a los Encuentros Nacionales de Mujeres, participo de ellos hace mucho tiempo y lo vivido en nuestra ciudad el año pasado fue desbordante. El mensaje es claro y demoledor, acá estamos intentando transformar este orden social patriarcal, que no sólo es un orden social político e histórico, sino también refiere a un orden cultural. Es preciso destacar que algunas feministas hablan de dar una batalla cultural, una revolución en ese sentido.

— Los estereotipos que traemos de niños, imaginamos que influyen en demasía en esto de darle batalla a lo cultural.

— Claro que sí. Que una niña juegue con muñecas, maquillajes y que un niño juegue al fútbol o con armas, ya va configurando un sentido del ser  varón o ser mujer en nuestra sociedad, en nuestra cultura ¿Qué sentido tiene ser mujer? Ser madre, ser bella ¿Cuál es el sentido de ser varón? La destreza corporal, el cálculo, la violencia. Entonces me parece que ese es un nudo que primero hay que problematizarlo para luego desnaturalizarlo ¿Por qué un hombre puede violar a una mujer? ¿Por qué puede hacer uso del cuerpo de la misma como un objeto? Pensar el cuerpo de una mujer para intervenirlo violentamente. Una gran colega como lo es Rita Segato, plantea claramente “siempre que haya una práctica en una cultura que oprime a un grupo de esa cultura, es necesario luchar para transformarlo”, creo que Ni Una Menos habla de eso.

— Que participen diversos partidos políticos en estas movilizaciones, ha generado cierto prejuicio en parte de la sociedad ¿Puede resultar poco beneficioso la intervención de los mismos?

— No se debe confundir política con partidos políticos, eso generalmente ocurre ante el desconocimiento de la misma. Lo medular de la política radica en poder estar con el otro para transformar, si alguien piensa que lo puede lograr rezando que lo intente. Después de un proceso militar nefasto, los 90 que vinieron de la mano de la frivolidad y la antipolítica, poder generar este tipo de acción social es refrescante e invita a soñar. Con respecto a los partidos, cada uno tendrá que hacer su propia autocrítica ya que todos cargan sobre sus espaldas un sinfín de contradicciones.

— Empoderarse y sororidad son dos palabras que acompañan el avance incesante de las mujeres en su lucha ¿Qué análisis se puede hacer de las mismas?

— El empoderamiento es un término muy interesante que está muy legitimado dentro del feminismo, por ejemplo “las mujeres se empoderan”, “la mujer se empoderó”, pero a mí me interesaría no perder de vista lo colectivo, ya que este término está ligado a lo individual. Quiero decir que gracias a la acción del colectivo esa mujer puede empoderarse y avanzar, mas en estos tiempos de la “meritocracia”. Con respecto al termino  “sororidad”, el mismo proviene de “sor” que significa hermana, y tiene que ver con la solidaridad femenina que tuvo su auge en la segunda ola feminista de los 60. Pero sinceramente desconozco porque aparece ahora con una impronta importante, si bien considero tiene en su fin último en la lucha contra el ejercicio del poder, en este caso el patriarcado.