El intendente de Adolfo Alsina, Javier Andrés, confirmó este lunes el fallecimiento de Pablo Novak, el último habitante de Villa Epecuén, el mítico pueblo balneario de la provincia de Buenos Aires que se inundó en 1985 y que nunca logró recuperarse luego de quedar tapado bajo siete metros de agua.

Novak tenía 93 años y era la última persona que estaba en el pueblo, la cual realizaba trabajos como custodio de las ruinas que quedaron y que son recorridas por miles de turistas todo el año. En 2020, el municipio lo nombró Embajador Cultural y Turístico del distrito y como todos los años continuó con el legado de cuidar la villa, que en aquel momento logró ser un prestigioso balneario.

El pueblo fue creado en 1921 y hacia la década del 70 recibía 25 mil turistas durante la época veraniega, con 6 mil plazas hoteleras declaradas y 250 establecimientos comerciales. Era denominada una de las mejores playas por su tranquilidad, ya que solo tenía 1.200 habitantes y porque también tenía aguas hipersalinas.

En 1985, la provincia de Buenos Aires pasó por una de las peores inundaciones de su historia: cuatro millones y medio de hectáreas quedaron anegadas por un desborde del Río Salado.

Sin embargo, la peor parte la tuvo Villa Epecuén cuando por obras inconclusas, el muro que protegía a la villa cedió y el lago la inundó, por fortuna no hubo ninguna víctima fatal, pero los habitantes perdieron todo.

Hasta 1993, la ciudad quedó sumergida siete metros bajo el agua, con el paso del tiempo el agua comenzó a bajar y se empezaron a conocer las ruinas que dejó la estremecedora inundación. Sin poder recuperarse, la ciudad fantasma ahora es un centro turístico donde miles de personas lo visitan año tras año.