Hasta abril del año próximo puede visitarse la muestra “Julio Vanzo en tres actos. 1920-1944”, en el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino, de avenida Pellegrini 2002. La exposición, que cuenta con piezas inéditas y cuyas curadoras son María de la Paz López Carvajal y Romina Garrido, estará abierta al público los domingos de 10 a 20.

Julio Vanzo, nacido en Rosario en 1901 y fallecido en su ciudad natal en 1984, fue protagonista de la historia de las artes plásticas y visuales en sus facetas de pintor, ilustrador, escenógrafo, escultor y también como secretario del Museo Castagnino entre 1938 y 1946.

Transitó el siglo XX afianzando su obra en la investigación del lenguaje plástico y sus posibilidades expresivas y logró una manera personal que fue sincronizando con la coyuntura socio cultural de su tiempo.

El museo posee hoy 268 obras de su firma. El conjunto fue conformándose desde el año 1939 a través de compras, premios adquisición y donaciones. Entre estas últimas, la más significativa fue la efectuada por su familia en 2009 que incluyó gran parte de las obras de arte que el maestro guardó en su taller hasta el final de su vida: pinturas premiadas en diferentes ocasiones, varios retratos, obras representativas de sus diferentes etapas de producción y sobre todo, infinidad de bocetos, estudios y obras de pequeño formato que sugieren la intimidad del ensayo, de la experimentación, del ejercicio.

El conjunto plantea perspectivas de estudio diferentes: por un lado, la catalogación de cada una de estas obras de arte —que despliega un universo de información particular— y por otro, el estudio de las características de esta colección dentro de la colección del museo, que aportó nuevos significados a las que ya integraban el acervo.

Tres actos

Esta breve exhibición hace foco en tres temas que atraviesan su complejidad: los retratos de Rosa, el teatro y las modelos en el taller. Cada módulo incluye obras que vieron la luz en los circuitos de difusión contemporáneos —de hecho algunas recibieron honores, otras fueron publicadas— y otras que se mantuvieron en reserva, que son inéditas y que registran y potencian el ímpetu y la lógica de sus búsquedas. Estas últimas —que permanecieron a resguardo en su taller durante ocho décadas— permiten hoy delinear un perfil de artista que renueva nuestra mirada sobre la totalidad de su obra: la figura de Vanzo como autodidacta. Este hecho ilumina un modo de transitar la práctica, de apropiarse de los lenguajes vanguardistas de principios de siglo, visitándolos con la soltura de una mirada no programática.

En su oscilación entre la ilustración, las escenografías y las artes plásticas, Vanzo encuentra un espacio para la experimentación formal que da lugar a una obra singular en el contacto temprano con lo nuevo.