Miles de peregrinos saludaron ayer a la imagen de la Virgen del Santuario-Basílica de Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás de los Arroyos, bajo una lluvia de pétalos y globos rosas, celestes y blancos.

Los devotos la acompañaron en ruidosa procesión hasta «El campito» en el día en que se cumplen 32 años del acontecimiento mariano de la región.

Las celebraciones estuvieron presididas por el obispo diocesano, monseñor Héctor Cardelli, a orillas del río Paraná, donde se levanta el Santuario que la Virgen le indicó se construyera en una aparición a la humilde vecina Gladys Quiroga de Motta, la vidente de San Nicolás.

Justamente este viernes se cumplieron 32 años desde aquel 25 de septiembre de 1983, cuando la Virgen vestida de azul, con el Niño Jesús en brazos y un rosario en la mano se le apareció por primera vez a Gladys, para dar comienzo a una década de mensajes ininterrumpidos.

En uno de ellos, la Madre de Dios le dijo: «Soy la Patrona de este lugar, haced valer mis derechos». Este aniversario número 32 de aquella aparición se celebró con el lema «Madre, bendice a nuestra familia» y en la primera de sus homilías, monseñor Cardelli aseguró que María «eligió este bendito lugar para continuar su misión de mediadora de todas las gracias».

Agregó que San Nicolás «es ahora Caná de Galilea», porque «María está aquí, con Jesús» y manifestó: «Nosotros somos hoy quienes escuchamos y recibimos ese último consejo maternal que nos dejó en el Evangelio, a fin de que procedamos a actuar según esa enseñanza».

El prelado destacó que María desde las bodas de Caná se convirtió en una «gran aprendiz» de su hijo, al pronunciar la famosa frase «hagan lo que Él les diga».

Los festejos comenzaron a la medianoche, cuando los fieles congregados en el templo de la ciudad bonaerense de San Nicolás le cantaron el feliz cumpleaños a la Virgen, mientras los tradicionales fuegos artificiales se opacaron un tanto por el intenso aguacero.

Sin embargo, con 19 grados y el cielo parcialmente despejado, los peregrinos pudieron expresar este viernes su devoción a la advocación mariana.

Muchos de los asistentes llegaron a pie luego de caminar cuatro días desde la ciudad de Buenos Aires y varias más jornadas desde Mendoza y de otros sitios.

La procesión fue multitudinaria y a la estatua de la Virgen la secundó una imagen del