Desarrollar una regulación legal “basada en criterios de salud pública” y la no criminalización de la tenencia y el autocultivo fueron algunas de las demandas que realizó hoy a través de redes sociales la «Marcha Mundial de la Marihuana».

En el país, a lo largo de toda la jornada, decenas de organizaciones de usuarios terapéuticos o recreativos de la marihuana, cultivadores e investigadores, participaron de diversos talleres y encuentros a través de plataformas de transmisión en vivo por internet.

Como cada primer sábado de mayo se realizó a nivel global esta marcha que en Argentina convoca cada año a miles de personas de más de 30 ciudades, pero que se efectuó de manera virtual por la pandemia de coronavirus.

Este año, la «movilización digital» fue a través de los hashtag #MMM2020 #GMM2020.

La organización “Mamá Cultiva”, que reúne a familias que necesitan recurrir al autocultivo del cannabis para producir aceites que son utilizados por personas con distintas afecciones, twiteó: “El autocultivo es lo que nos brinda autonomía sobre nuestros tratamientos y los tratamientos de lxs nuestrxs. Ale cambió su vida y la de su familia. #EnCuarentena necesitamos #CannabisEsencial #MMM2020”.

Además, desde “Mamá Cultiva” emitieron esta tarde un comunicado en el que aseguran que “sin autocultivo somos rehenes” de “un sistema médico que no enseña sobre cannabis en la facultad pero tiene la potestad de recetarlo (o no)”, y de “la buena voluntad de una obra social o prepaga que tal vez se niegue a autorizar el trámite y nos obligue a presentar un amparo para obtenerlo (o no)”.

Emilio Ruchansky, que forma parte del acuerdo por la Regulación Legal del Cannabis, destacó a Télam que » los ejes principales del reclamo son el cese de la criminalización de los usuarios y usuarias, es decir la despenalización de la tenencia de droga para consumo personal».

Para Ruchansky el reclamo incluye “el autocultivo como base y la regulación en base a criterios de salud pública y no en base a libre mercado como pasó con el tabaco y pasa con el alcohol con publicidades y un aumento del consumo a partir de permitir la comercialización sin reglas”.

Al respecto, los activistas proponen la creación de clubes sociales de cannabis o cooperativos de cultivo “modelos que comenzaron en España y se aplican en Uruguay y Bélgica.