Por Andrea San Esteban

Durante el año 2017 las personas de la llamada 3ª edad vienen padeciendo situaciones de opresión y desamparo, producto de las medidas tomadas por el gobierno. El tema de los medicamentos, no es menor.

Según el Centro de Estudios Políticos para Personas Mayores (Ceppema) y la Asociación Latinoamericana de Gerontología Comunitaria (Algec), conjuntamente con el Cepa, sostienen que la situación se agrava “si tomamos en cuenta la modificación de la Resolución N°005 de Pami que agrega condiciones para poder acceder al subsidio del 100 por ciento de cobertura en medicamentos, lo que se traduce en una disminución del acceso de jubilados y jubiladas a esta prestación”.

Dentro de este estudio, encontramos casos de medicamentos que son esenciales y muy consumidos por personas mayores, los cuales han sufrido un aumento que varía del 50 al 270 por ciento, entre el período comprendido entre mayo de 2015 y noviembre de 2017.

Principales medicamentos con aumento

El Atenolol, fármaco de primera elección dentro del grupo de los betabloqueantes para el tratamiento de hipertensión arterial, taquicardias y otras enfermedades cardiovasculares, presentó un incremento del 266 por ciento.

El Acenocumarol (Sintrom), anticoagulante necesario para evitarAccidentes Cerebro Vasculares (ACV) en personas que padecen arritmias cardiacasincrementó su valor en un 210 por ciento.

La Furosemida, un diurético de masa utilizado en el tratamiento de insuficiencia cardíaca congestiva o hipertensión que en general acompaña a otros medicamentos, aumentó un 174 por ciento.

La Amlodipina (Amloc), es uno de los medicamentos esenciales más recomendados por la Organización Mundial de la Salud para tratamientos de hipertensión y enfermedad
coronaria y ha sufrido un aumento del 105 por ciento.

El Atorvastatín (Ampliar), es un medicamento que se utiliza para reducir el colesterol y los triglicéridos que circulan en la sangre, sufrió un aumento del 121 %.

Por su parte, el Bisoprolol (Corbis) que es una beta bloqueante de primera elección para patologías cardiovasculares (hipertensión arterial, enfermedades coronarias, trastornos del ritmo cardíaco, cardiopatía isquémica), sufrió un aumento del 89 %.

A su vez, la Amiodarona (Atlansil) que es el antiarrítmico más utilizado para las fibrilaciones aurículas crónicas y otras arritmias cardíacas, presentó un aumento del 99 por ciento.

El Enalapril (Lotrial), es un antihipertensivo de primera elección y se ha visto incrementado su precio en un 77 por ciento.

La fluticasona+salmeterol (Seretide) aumentó su precio en un 170 por ciento, siendo su valor actual de $1212. Los tratamientos para personas asmáticas o con enfermedades obstructivas crónicas (Epoc), se han visto fuertemente encarecidos. Es importante considerar que el Epoc representa el 13 por ciento de las defunciones por enfermedades respiratorias.

También la Ciprofloxacina (Ciriax), que es un antibiótico de amplio espectro utilizado para bronquitis infecciosas, neumonías o infecciones urinarias, presentó un aumento del 56 por ciento.

La Amoxicilina (Optamox) uno de los antibióticos de amplio espectro más utilizados, sufrió un aumento de casi el 50 por ciento.

Un pasaje a la mortalidad

El informe analiza los aumentos de los medicamentos sufridos por unidad y “se debe sumar que la mayoría de las personas de 60 años y más, consumen en promedio entre 4-8 medicamentos, lo que hace inevitable el impacto negativo tanto en su economía como en su salud. Esta situación es sumamente preocupante, no sólo porque la imposibilidad del acceso a los medicamentos aumenta la mortalidad, sino porque además aumentan la morbilidad de patologías que generan dependencia y discapacidad, como lo es la concurrencia de un ACV con hemiplejía, por consecuencia de la falta de un tratamiento antihipertensivo adecuado y oportuno”.

Según datos de Anses del año 2016, “el 52 por ciento de las personas de 60 años y más cobra una jubilación o pensión menor a la mínima o igual a la mínima, con lo cual se hace  inviable poder financiar con recursos propios el aumento en los precios de los medicamentos. En suma, la calidad de vida de toda población mayor se ve muy afectada y los peligros del aumento de morbi-mortalidad son inminentes.