Llega el otoño y a diferencia de la bella armonía de Tom Jobim en su canción “Aguas de Marzo”, no son éstas las que fechan el verano sino la pandemia del coronavirus, que inunda pantallas, cuerpos y psiquis.

El inicio de esta estación está tradicionalmente fijado en el 21 de marzo (como sucede en ese mismo día de los meses de junio, septiembre y diciembre para las otras estaciones), pero según la evidencia científica, varía anualmente según la duración de la órbita de la Tierra alrededor del sol.

Se sabe que la Tierra tarda 365 días en dar una vuelta alrededor del Sol, pero el cálculo no es 100% preciso, por lo cual existen los años bisiestos que “acomodan” el calendario.

Debido a esto, dependiendo del año, es que el otoño puede comenzar el 19, el 20 o el 21 de marzo.

En el 2020, en el hemisferio sur, el primer equinoccio del año, como se conoce al fenómeno, tuvo lugar en muchos lugares de Latinoamérica el 19 de marzo y en Argentina en los primeros minutos del 20 de marzo, junto con el inicio de la cuarentena obligatoria en el país.

Esta es la llegada más adelantada de este equinoccio en 124 años.

El origen etimológico de equinoccio se halla en el latín (aequinoctium, compuesto con aequus ‘igual’ y nox, noctis ‘noche’,) y es que se trata de una jornada en la que la noche y el día tienen aproximadamente la misma duración: 12 horas cada uno.

Esto ocurre solamente dos veces al año: en el equinoccio de otoño y el vernal, el cual marca el inicio de la primavera en cada hemisferio.

Los árboles y la naturaleza son los más beneficiados por esta estación ya que es cuando sus hojas caen y esperan la llegada de sus nuevas ramas.