«Yo no soy más que un mendigo de buen fútbol. Voy por el mundo, sombrero en mano, y en los estadios suplico una linda jugadita por amor de Dios. Y cuando el buen fútbol ocurre, agradezco el milagro sin que me importe un rábano cuál es el club o el país que me lo ofrece».

Eduardo Galeano

 

«La pasión por definición no puede durar»... eso decía una muy famosa canción de un muy famoso cantautor español. Sin embargo, hay pasiones que no sólo duran toda una vida, sino que te definen como persona. Son el motor que da impulso a quienes persiguen sus sueños día a día. Pasión y fútbol son casi un sinónimo. Para algunos, más que para otros.

Así, para quienes son parte de la Liga Femenina Rosario la vida es eso que discurre entre domingo y domingo, cuando, sea en la cancha que sea, a la hora que sea, contra viento y marea, se convierten en los protagonistas de su pasión.

Cada domingo, después de las 13, en alguna cancha de la ciudad, desde los distintos barrios y localidades vecinas, las familias empiezan a llegar, junto a las jugadoras y sus entrenadores. Y cada domingo, para cada uno de ellos, es una fiesta.

«Los que estamos acá, los que organizamos esto, los que participamos, lo hacemos por una sola razón, porque amamos el fútbol con locura. Para nosotros el fútbol es todo». Norma Acosta, o Maricel, como la llaman algunos, es la fundadora de la Liga Femenina Rosario. 

Cuando se le pregunta por qué se le ocurrió armar una liga de fútbol femenino sonríe: «Porque el fútbol es todo».

«Yo jugué toda mi vida. Jugaba en los potreros, y en cuanto equipo y liga había. Viajé por todo el país… tengo 750 trofeos. Pero bueno, hay un momento en que el cuerpo dice basta, entonces tuve que empezar a hacer otra cosa. Se me ocurrió estudiar de árbitro, hoy soy árbitro y después me dediqué a organizar esto».

Liga Femenina Rosario

Norma tiene 50 años y es zapatera. «Sí, soy zapatera desde hace 30 años. Es un trabajo bastante monótono… la vida en tu casa es una rutina, la vida día a día se pone difícil… pero esto, esto te cambia todo.  Acá todos te van a decir lo mismo, nosotros esperamos el domingo para venir a jugar, porque es la pasión más grande, el fútbol para mí y para estas chicas que están aquí es todo».

«Cuando empecé con la Liga, arranqué bien de abajo. La idea se me ocurrió porque cuando yo jugaba no me gustaba como se organizaban las cosas, entonces pensé en cambiar eso y en armar  una organización diferente», explica Norma.

«Cuando jugás en estas ligas, siempre tenés que poner plata de tu bolsillo, cosa que nos cuesta mucho. Lo que a mi se me ocurrió es que la Liga les responda a las chicas de una manera distinta, entonces cada equipo tiene su localía, sus entradas, y su premio. Pagan la inscripción, pero se llevan unos pesos. En cada torneo, del 1° al 6° se llevan su premio en efectivo. Y después,con el resto de los equipos se hace otra ronda y compiten entre ellos y cada equipo se lleva su premio, un pequeño premio, pero todos se llevan algo».

El sol de fin de invierno pega fuerte en una de las canchas de Uriburu y boulevard Avellaneda. Hay música de fondo mientras empiezan a llegar las jugadoras. Hay equipos de todos lados, Villa Banana, Puente Gallego, Empalme Graneros, Las Flores, Zavalla… «Al principio – recuerda la ideóloga de la liga – tenía dos equipos. Después, muy de a poco, empezaron a sumarse otros». «Hoy son veintitrés», remarca, con orgullo.

«El fútbol femenino tiene mucho, mucho movimiento. Es una lástima que le den tan poca bolilla, que no le den importancia», se lamenta la mujer. «Yo he querido buscar apoyo muchas veces para darle difusión a la Liga, porque el deporte te cambia la vida, te saca de la calle, las pibas en vez de estar dando vueltas por ahí ,van a entrenar y vienen a jugar»… «Mirá lo que es esto -dice contenta y señala a su alrededor- acá vienen en familia, padres, madres, hermanos… Y esperan toda la semana el domingo para venir a jugar».

En cuanto a los requisitos Norma, Mari como todos le dicen, es estricta con el tema de la edad. «Las que quieren jugar, tiene que ser mayores de 16, las menores sí o sí, tienen que traer autorización firmada y sellada de los padres». «Y lo que yo conseguí es un acuerdo con la Secretaría de Deportes para que todas se puedan hacer el apto físico sin tener que pagar. Van a Deportes y ahí les hacen todos los estudios. Con eso, ya pueden jugar».

Las Águilas

Lás Águilas son de Zavalla, tienen remeras rosas fosforescentes que las identifican y que pudieron hacerse, como la mayoría de los equipos, con la plata que ganaron en la Liga. Son doce jugadoras, siete titulares y cinco suplentes. Las más chica tiene 12 años, y, aclaran varias veces, todas las menores de 16 tienen las autorizaciones de sus padres.

«Yo estoy acá buscando un sueño». El que habla es Matías, el entrenador de Las Águilas. «Eso es lo que hago, si te soy sincero. Porque amamos el fútbol, lo sentimos como una pasión. Para mí es todo, y lo mismo para las chicas».

Liga Femenina Rosario

«Hace cuatro años que las entreno y bueno, primero arrancamos con un amistoso y después empezamos a meternos en el tema y lo hicimos de lleno. Lo que tiene esta liga es que es una gran familia para nosotros, todo lo hacemos con mucho amor, y trabajamos duro para llevarla adelante. Es algo serio y compartimos y nos apoyamos entre todos».

Las chicas son un poco más tímidas para hablar y les cuesta arrancar. Despacito, una de ellas toma la posta: “Acá estamos todas en la misma, venimos porque amamos el fútbol y es parte de nuestra vida. Nos gusta competir y  nos divertimos todos juntos».

Matías vuelve a tomar la palabra: “no siempre es fácil, somos un equipo que pasamos muchas cosas malas, y seguimos estando acá».»Donde practicamos, no tenemos luz. Es en una cancha de Zavalla que está sobre la vía, que la reacondicionamos nosotros para poder usarla, y hace cuatro años que practicamos ahí sin luz… y sin embargo, las pibas van a entrenar .Luchamos día a día para lograr un sueño, superarnos y no quedarnos estancados”.

«Para nosotros, el fútbol, es una pasión que no tiene nombre, amo el fútbol y lo siento así, no le encuentro explicación, no sé que palabra ponerle, el fútbol es todo, es amor, es locura, es pasión…».

Guerreras

«Es Guerreras, sin el las«, aclaran de entrada las jugadoras. «Somos de Villa Banana y hace dos años que tenemos el equipo», cuenta  Adrián, el técnico. «La verdad es que me metí con esto por mi señora, dice. «A ella le encanta jugar la pelota y me dijo ‘Vamos a armar un equipo’. Y así arrancamos. Somos 15 en total, después se sumaron algunas chicas más que son de otros barrios. Entrenamos en un canchita que está detrás del distrito oeste».

«Las remeras nos las hicimos con la plata que ganamos acá en el torneo. Nos pusimos este nombre porque así somos, guerreras», dice Analía sonriendo. Ella y otra de sus compañeras, Brenda, cuentan que antes estaban en otro equipo, pero se terminaron yendo porque el director técnico las estafaba. «Nosotras pagábamos todo, hacíamos rifas, y él siempre decía faltan pagar planillas y se quedaba con buena parte del dinero. Así que nos enteramos de este equipo y bueno, nos vinimos para acá».

Liga Femenina Rosario

«A veces podemos entrenar y a veces no. Hacemos los posible, algunas trabajamos y es complicado», dice otra de las chicas. Y cuenta: «Yo me enamoré del fútbol por mi papá. Yo me crié con él y me llevaba siempre a todos los partidos que iba. Siempre me gustaron las pelotas, y me encanta el fútbol».

Otra de las jugadoras, Gabriela, dice que ella empezó a jugar por su mamá. «Siempre le gustó el fútbol y jugaba, y todas nosotras arrrancamos con ella. Y acá seguimos, con mis hermanas, somos siete y las siete jugamos al fútbol».

«Tratamos de entrenar tres veces a la semana, relata el técnico.Y la liga está buena porque hay mucho respeto, cada equipo con el otro. Además, cuando venimos acá, nos desconectamos de todo. Te vas de tu casa con todos los problemas que tenés y venís acá a despejarte, a jugar, a descargar y divertirnos. El fútbol es una pasión, es todo. Y para las chicas, esto es lo mejor, porque vienen compiten, se divierten y pasamos un día todo juntos».

Todos parientes

«Nosotros somos Las Piemonte, somos de Puente Gallego», cuenta María a Conclusión. «Hace más de cinco años que tenemos el equipo. Estuvimos paradas un tiempo, y hoy arrancamos de nuevo. Siempre jugamos en la Liga. Tenemos nuestro DT que es mi marido, y él siempre nos acompaña. Y sí, hay dificultades porque hay que trabajar y entrenar, pero lo hacemos porque es lo que nos gusta».

María empezó a jugar de casualidad y después se enamoró del fútbol. «Mi hija jugaba en un equipo y un día faltaba una chica para que ataje y me pidió que le haga de arquera. Y me empezó a gustar, ya de grande. Pero al final, armamos nuestro equipo». Y remarca, con una gran sonrisa: «Somos todos parientes».

«Esto te cambia la vida», dice María, y su marido asiente. «Te despeja, explica el hombre, además el fúbtol atrae a las pibas, hay muchos equipos que las han sacado de la calle. Las sacan un poco de esa locura y las traen a esto, que es algo familiar».

«Para nosotros los domingos son especiales, los domingos son el fútbol, vamos a todos lados, donde me llamen para jugar yo voy. Despejo la cabeza», cuenta María, contenta.

Liga Femenina Rosario

Por su lado, Luis, se muestra exigente. «Yo las hago entrenar porque a mi me gusta ganar. Hay que hacer las cosas bien. Si venimos acá, hay que dejar todo». «Además, está bueno hacer esto en familia. Está mi mujer, que por ahí me hace renegar, bastante. Pero en el equipo también está mi hija, mi sobrina y mi hermana. Es algo que nos gusta y compartimos todos juntos».

A medida que la hora avanza, y el sol pega más fuerte, los equipos terminan de llegar y se van acomodando. Se anotan, se cambian de ropa y se preparan para jugar. El ambiente es distendido y familiero. Hay bromas, gritos y entrenadores enojados pero contentos. Hay de todo, risas y cargada. Hasta que suena el silbato. Es hora de salir a la cancha.

Liga Femenina Rosario

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