Por Hermes Lavallén

Johann Wolfgang von Goethe  fue un poeta, novelista, dramaturgo y científico alemán que ayudó a fundar el romanticismo, movimiento al que influenció profundamente. Su obra, que abarca géneros como la novela, la poesía lírica, el drama e incluso controvertidos tratados científicos, dejó una profunda huella en importantes escritores, compositores, pensadores y artistas posteriores, siendo incalculable en la filosofía alemana posterior y constante fuente de inspiración para todo tipo de obras. Vivió entre los años 1749 y 1832 y entre sus principales obras están Fausto y la Teoría del Color entre otras.

Además de sus méritos en literatura, poesía y filosofía, que mencionamos, Goethe también estaba interesado en las ciencias naturales. Descubrió de forma independiente el hueso intermaxilar humano en 1784, fue uno de los muchos precursores en la historia del pensamiento evolutivo, popularizó el barómetro de Goethe utilizando un principio establecido por Torricelli, y publicó su Teoría de los colores en 1810, que consideró su obra más importante. En su Teoría de los colores, Goethe se opuso vehementemente al tratamiento analítico del color por parte de Newton.  Con su obra sobre la teoría del color, sentó las bases de la psicología del color que conocemos en la actualidad, destacando la percepción humana como el aspecto olvidado por las teorías newtonianas.

La teoría del color de Isaac Newton ya era generalmente reconocida. Sin embargo, como Goethe escribió:

“ … Mientras miraba una pared blanca a través del prisma, ¡se quedó blanca! Que solo donde se encontró con un área oscura, mostró algo de color , luego, por fin, alrededor del alféizar de la ventana todos los colores brillaron … No pasó mucho tiempo antes de que supiera que aquí había algo significativo sobre el color que debía surgir, y yo habló como por instinto en voz alta, que las enseñanzas newtonianas eran falsas. ”

Con este punto de partida, Goethe desarrolló su “teoría” y al mismo tiempo se abstuvo de plantear una teoría, como él mismo dijo “su intención es retratar más que explicar. Goethe procedió a desarrollar una amplia gama de interrogatorios a través de los cuales revelaría el carácter esencial del color. Como fue explicado más tarde por David Seamon, “el quid de la teoría del color [de Goethe] es su fuente experiencial: en lugar de imponer declaraciones teóricas, Goethe buscó permitir que la  luz y el color se mostraran en una serie ordenada de experimentos que los lectores podrían experimentar por sí mismos”. En su ensayo  “El experimento como mediador entre sujeto y objeto. de 1772,  Goethe esbozó su método y enfatizó su punto de vista:

“El ser humano mismo, en la medida en que hace un uso sensato de sus sentidos, es el aparato físico más exacto que puede existir”.

En lo que respecta a la luz y la oscuridad, Goethe entendió la oscuridad como polar e interactuando con la  luz y el color como resultado de la interacción de la  luz y la sombra. Goethe realizó experimentos que examinaron los efectos de medios turbios como el aire, el polvo y la humedad en la percepción de la luz y la oscuridad. Hizo la observación de que la luz vista a través de un medio turbio parece amarilla y la oscuridad vista a través de un medio iluminado parece azul.

Johann Wolfgang von Goethe  también propuso una rueda de color simétrica y puso énfasis en la importancia del magenta, en contraste con Newton, quien solo contaba los colores espectrales como fundamentales. En su rueda de colores, Goethe también incluyó varias cualidades estéticas tituladas como “uso alegórico, simbólico y místico del color”. Goethe aparentemente asoció el  rojo con «hermoso», el verde con «útil», el violeta con «innecesario» y el  azul con «común».

La primera edición de la Teoría del color de Goethe se imprimió en 1810 y contenía tres secciones: una sección didáctica en la que Goethe presenta sus propias observaciones, una sección en la que presenta su caso contra Newton y una sección histórica. Desde el principio, el libro fue discutido de manera controvertida y cuando fue traducido por Charles Eastlake al inglés en 1840, dejó fuera la parte en la que Goethe presentó su caso contra Newton. Los experimentos de Goethe sondean las complejidades de la percepción humana del color… Mientras Newton buscaba desarrollar un modelo matemático para el comportamiento de la luz, Goethe se centró en explorar cómo se percibe el color en una amplia gama de condiciones. La teoría retinex de Edwin Land de 1971 muestra muchas similitudes con la teoría de Goethe.

De acuerdo con las teorías de Goethe, lo que vemos de un objeto no depende sólo de la materia que lo constituye, ni tan sólo de la luz tal como la entendió Newton, sino que depende de una tercera variable que es nuestra percepción del objeto. El problema a tener en cuenta aquí es la subjetividad inherente a la percepción individual. Goethe intentó deducir las leyes que rigen la armonía de los colores, atendiendo a sus efectos fisiológicos —es decir, al modo en que los colores nos afectan en tanto que seres vivos, organismos que responden a estímulos—, haciendo hincapié, en general, en el aspecto subjetivo de la visión. Este concepto ha tenido una gran trascendencia y sigue siendo válido hoy en día.

Los colores cálidos estimulan la mente, alegran y hasta excitan, mientras que los colores fríos aquietan el ánimo; los negros y grises pueden resultar deprimentes, mientras que el blanco refuerza los sentimientos positivos.  Aunque estas sensaciones son puramente subjetivas y dependen de la percepción de cada cual, las investigaciones de Goethe vinieron a demostrar que son comunes a la mayoría de los individuos, y están determinadas por reacciones inconscientes de estos, así como por asociaciones inconscientes de estos colores con determinados fenómenos físicos.

Goethe creó un triángulo con tres colores primarios: rojo, amarillo y azul (no se había afinado aún la síntesis aditiva hasta el punto de identificar con exactitud los verdaderos primarios: magenta, amarillo y cian). Utilizó este triángulo para trazar un diagrama de la psique humana, relacionando cada color con una emoción determinada.  En el triángulo original de Goethe, los tres primarios están situados en los vértices del mismo; las otras subdivisiones están agrupadas en triángulos secundarios y terciarios, donde los triángulos secundarios representan la mezcla de los dos colores primarios que están a su lado, y los colores del triángulo terciario representan la mezcla del color primario adyacente a él y el triángulo secundario que está directamente enfrentado a él. 

Para Goethe era de la mayor importancia comprender las reacciones humanas al color, y su investigación marca el inicio de la psicología moderna del color. Goethe creía que su triángulo era un diagrama de la mente humana y conectó cada color con ciertas emociones.

Goethe escogió los primarios, rojo, amarillo y azul, basándose en su contenido emocional, así como también en los fundamentos físicos del color, y agrupó las distintas subdivisiones del triángulo por “elementos” emocionales y también por niveles de mezclado. Este aspecto emocional de la disposición del triángulo refleja la preocupación de Goethe por que el contenido emocional de cada color fuese tenido en cuenta por los artistas. 

AZUL: Es el color de la inteligencia, la sabiduría, la reflexión y la paciencia. Induce al recogimiento, proporciona una sensación de espacio abierto, es el color del cielo y el mar en calma, y así evoca también paz y quietud. Actúa como calmante, sosegando los ánimos e invitando al pensamiento. 

ROJO: Está relacionado con el fuego y evoca sensaciones de calor y excitación. Es el color de la sangre y el fuego, el color de Marte, símbolo de la violencia, de la pasión sensual; sugiere acción, impulso; es el color del movimiento y la vitalidad. Aumenta la tensión muscular, activa un cierto estado de alerta en el cerebro. 

AMARILLO: Es el color del Sol. Para Goethe posee una condición alegre, risueña, es el color del optimismo. El amarillo tiene las cualidades del sol, es el color del poder y la arrogancia, pero también de la alegría, el buen humor y la buena voluntad; es un color estimulante. 

VIOLETA: El violeta es el color de la madurez y la experiencia. En un matiz claro expresa profundidad, misticismo, misterio, melancolía, es el color de la intuición y la magia; en su tonalidad púrpura es símbolo de realeza, suntuosidad y dignidad. 

NARANJA: Mezcla de amarillo y rojo, tiene las cualidades de ambos, aunque en menor grado. Para Goethe es el color de la energía, un color para temperamentos primarios, que gusta a niños, bárbaros y salvajes porque refuerza sus tendencias naturales al entusiasmo, al ardor, a la euforia… 

VERDE: El verde significa la llegada de la primavera, simboliza la juventud y la esperanza. Por ser el color de la naturaleza, de los prados húmedos, sugiere aire libre y frescor; este color es reconfortante, libera al espíritu y equilibra las sensaciones. 

En estos seis colores se comprenden toda la enorme variedad de matices que pueden ser obtenidos por las mezclas entre ellos y también por la de cada uno de ellos con el blanco o el negro; cada una de estas variaciones participa del carácter de los colores de los cuales proceden, aunque con predominio de aquel que intervenga en mayor proporción.