Por Elisa Soldano

 

Hace más de 70 años que la fábrica Tinka, ubicada en la localidad santafesina de San Jorge, elabora un clásico de los recreos argentinos: diariamente, esta pyme familiar produce 400.000 bolitas, aquellas pelotitas de vidrio que desafían a la puntería y rellenan los bolsillos de los guardapolvos o pantalones de gimnasia. Para celebrar sus siete décadas, los dueños de la empresa tuvieron una idea mundialista y, recientemente, lanzaron una colección de bolones con imágenes de la Selección Argentina.

Se trata de una bolsa o red que contiene doce bolitas celestes y blancas y tres bolones, los cuales muestran imágenes de los veintiséis jugadores que integraron la Selección durante el Mundial de Qatar, como así también del director técnico, Lionel Scaloni. Si bien la primera tanda de esta colección ya está agotada y se espera que lleguen a los comercios de todo el país en estos días, desde Tinka planean lanzar una segunda edición en las próximas semanas.

Para conocer más sobre esta colección, Conclusión dialogó con Mariana Chiarlo, una de las dueñas de Tinka, quien contó: “La idea era crear cosas nuevas. Como en octubre cumplimos 70 años, pensamos en hacerle un homenaje a la Selección y diagramamos esta iniciativa. Son 30 stickers, están los 26 jugadores, el técnico, la Copa Mundial, las estrellitas y Messi besando la Copa”.

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El objetivo es invitar a los ciudadanos a jugar con las bolitas, pero también a que armen una colección con las mismas hasta completar las 30 piezas con las diferentes imágenes alusivas al Mundial. En los comercios, los consumidores podrán encontrar una bolsa con doce bolitas celestes y blancas y tres bolones, que son los que muestran las fotos de los deportistas como si estuvieran dentro del vidrio.

En este sentido, Chiarlo indicó que difícilmente en una bolsa haya tres bolones iguales, al tiempo que especificó que en los últimos días salieron despachos para Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Rosario, desde donde las cajas –que contienen 25 redes o bolsas– se distribuyen a todos los puntos del país.

“Ya salieron, así que esta semana tienen que estar en los kioscos”, indicó la empresaria, quien además detalló que la primera edición está agotada: “Estamos reviendo si en diez días volvemos a largar una segunda tanda. En principio, era una edición limitada, pero como ha tenido excelentes repercusiones, la vamos a volver a hacer. El tema es que una cosa fue comprar los insumos antes del dólar a $800 y otra cosa es con el dólar después de los anuncios del martes, porque muchos de los materiales son importados, entonces dependemos de eso, pero la idea es seguir haciéndola”.

Pese a la novedad de este lanzamiento, no es la primera vez que Tinka impulsa un proyecto de este tipo: hace unos años atrás lanzaron bolones con stickers de clubes de fútbol, los cuales se hicieron bajo el mismo proceso que las piezas de la “Scaloneta”.

La fábrica, que es la única productora de bolitas de Latinoamérica, fue fundada en 1953 en la localidad de San Jorge –a unos 180 kilómetros de Rosario– y actualmente produce 400.000 bolitas por día y 2.000.000 por semana. El plantel actual es de nueve empleados en planta permanente, más los integrantes de la familia Chiarla que trabajan en la empresa.

“El verdadero creador de esto es mi tío, que tiene 95 años, pero está jubilado hace mucho tiempo, el otro es mi papá. Somos tres mujeres que hace dos años y medio compramos la fábrica y ahora se ha sumado la tercera generación, los hijos de mi hermano mayor, que son tres jóvenes de 25 años para arriba”, repasó Mariana Chiarla, dando cuenta de cómo la vocación de fabricar bolitas se transmite de generación en generación.

Al ser consultada sobre cómo es el desempeño de la actividad, la empresaria observó: “Hace 70 años que estamos, hay períodos muy buenos, otros que afloja. Este año fue flojo para todos, pero el año pasado fue muy bueno. Nosotros además de hacer la bolita de juego hacemos una esfera industrial, que es la que va adentro de los aerosoles, y abastecemos a todo ese sector. Pero para mejorar las ventas también lanzamos una edición meteorito, que eran bolitas con vidriecitos de distintos colores pegados, la idea es innovar para mantener el interés de los chicos y los grandes, los stickers pueden tener millones de variantes”.

¿Cómo se hace una bolita?

Chiarlo explicó, además, cómo se hacen las bolitas: “Todas se hacen de la misma forma. Se recicla vidrio, usamos botellas de distintos colores para hacer dos o tres modelos de bolitas, mientras que para hacer la japonesa usamos retazos de cristales de las cristalerías de San Carlos o Cañada de Gómez. Eso se funde dentro de un horno a 1.200ºC y, cuando el vidrio está líquido, cae en forma de chorrito. Allí, una tijera corta los pedacitos que caen a un rolo cilíndrico que va girando, y es donde la bolita toma forma”.

Una vez adquirida la forma esférica, la pelotita de vidrio cae a un tacho, donde necesita 24 horas de enfriamiento. “Todas las bolitas se hacen iguales, lo que varía es el color que tienen por fuera, que se hace con productos químicos. El bolón, en tanto, se hace cambiando las matrices de esos rolos que tienen espacios más grandes para dar un tamaño mayor”, resaltó la representante de Tinka.

Sin embargo, la colección especial del Mundial tiene sus particularidades: “Se colocan las calcos y los stickers uno por uno sobre esos bolones –detalló Chiarlo–, es un trabajo absolutamente manual y artesanal. Y después, una vez colocados, van a otro hornito a 500ºC para que la calco se vitrifique, ahí ya no se pueden sacar porque toman la forma del vidrio, parece que estarían adentro de la bolita, pero en realidad están afuera. Esto lleva muchísimo trabajo”.

Una vez que las bolitas cumplen las 24 horas de enfriamiento, se procede a embalarlas y a dividirlas, lo cual se hace al azar.

Chiarlo indicó que, dadas las características de la producción, en Tinka fabrican un modelo de bolitas por semana: “Podemos producir de a un modelo por vez, porque los cajones que colorean con productos químicos tienen distinta forma dependiendo de si pintan por fuera o dentro. Nosotros prendemos el horno el domingo a la noche y lo apagamos el viernes a la noche, el trabajo es continuo durante cinco días. Se pueden hacer un par de modelos juntos, pero hay otros que no se pueden mezclar. El vidrio de botella y el cristal no se pueden meter en el mismo horno porque tienen composiciones distintas y se rompe la bolita, tampoco podés hacer bolones y bolitas a la vez. Todo implica toda una planificación”.