La coordinadora del área Hemoterapia del Centro Único de Donación, Ablación e Implante de Órganos (Cudaio), Andrea Acosta, aseveró hoy que en la provincia de Santa Fe, donde se trabaja con el modelo de donación voluntaria y habitual, no se observaron dificultades durante la pandemia, entre otros factores porque «la demanda de sangre disminuyó».

«Buscamos tres puntos de la provincia y tratamos de hacer algo programado. Lo que cambiamos fue la modalidad de participación: para garantizar las normas de higiene y seguridad, implementamos un sistema de inscripción y turno online para garantizar el distanciamiento social», explicó.

Acosta añadió que en el Cudaio «siempre se trabajó con el mismo nivel de demanda, lo que cambió fue el donante de reposición por el donante voluntario y habitual».

«Desde 2010 estamos trabajando con este modelo. Nuestro sistema de donación demuestra que las colectas móviles son muy efectivas con respecto a la demanda, y particularmente la pandemia nos demostró que los resultados que veníamos obteniendo son muy positivos», concluyó.

El lema del Día Mundial del Donante de Sangre para este año es «Donar sangre es un acto de solidaridad. Súmate al esfuerzo y salva vidas», con el cual se busca destacar la contribución esencial de los donantes de sangre para salvar vidas y fortalecer la solidaridad en las comunidades.

El abastecimiento está organizado por los bancos de sangre y Centros Regionales de Hemoterapia en el marco de los Programas Provinciales de Hemoterapia de los Ministerios de Salud de cada jurisdicción.

Estos Programas están articulados con el Plan Nacional de Sangre del Ministerio de Salud de la Nación, autoridad de aplicación de la Ley Nacional de Sangre 22.990, que establece el respeto de los principios éticos de la donación de sangre: anonimato, benevolencia, voluntariado y no lucro, en todos los procesos desde la donación hasta la distribución de los productos a transfundir.

Se trata de un acto sencillo, rápido, prácticamente indoloro y seguro.

Puede donar sangre cualquier persona que tenga entre 16 y 65 años, pese más de 50 kilos, se sienta bien de salud, no esté transitando enfermedades que se transmitan por sangre (como hepatitis o mal de Chagas), no haya realizado prácticas sexuales de riesgo en el último año y no se haya realizado durante el último año tatuajes, perforaciones o escarificaciones cutáneas.