Según una encuesta publicada por la consultora McKinsey, indica que alrededor del 57% de los alemanes dijeron que su mayor preocupación en este momento era la inflación, y más de dos tercios de los encuestados esperan que los precios sigan subiendo.

Se trata de un aumento significativo en comparación con la encuesta realizada en junio, en la que 48% señalaba la evolución de los precios como el problema número uno, consignó la agencia de noticias DPA.

Según los expertos de McKinsey, la cuestión de la inflación ha eclipsado casi por completo todas las demás preocupaciones en los últimos meses.

A modo de comparación, sólo 18% de los encuestados sigue nombrando la guerra en Ucrania como su mayor preocupación, 6% el cambio climático y 3% la pandemia de Covid-19.

«Para cada vez más personas en Alemania, sus carteras no dejan actualmente espacio para el consumo más allá de lo absolutamente necesario», señaló el experto de McKinsey Marcus Jacob.

«Cuatro de cada cinco personas en Alemania están cambiando conscientemente su comportamiento de compra ante la nueva realidad que perciben y sienten en sus cuentas bancarias», dijo Jacob.

Compran más marcas blancas baratas y con más frecuencia en tiendas de descuento; y alrededor de 16% incluso ha cancelado vacaciones, según la encuesta.

El aumento de los precios también afecta a los planes de Navidad: 53% de los encuestados quiere hacer menos compras navideñas, y 12% incluso planea prescindir de ellas.

Según la encuesta, los habitantes de Alemania son actualmente mucho más pesimistas sobre el futuro que los de Francia, Gran Bretaña, Italia o España.

Y casi uno de cada dos ciudadanos alemanes espera que la crisis actual tenga un impacto duradero en la economía o incluso una larga recesión.

Por otra parte, el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, insistió este sábado en la adaptación automática del impuesto sobre la renta a la tasa de inflación.

«Si las prestaciones sociales, como la ayuda a la renta básica, se ajustan automáticamente a la inflación, los trabajadores también deben recibir una compensación automática», indicó Lindner en declaraciones al grupo de medios Funke.

El ministro de Finanzas y líder del Partido Liberal (FDP) apuntó que, actualmente, el impuesto sobre la renta se ajusta a la inflación cada dos años.

«Ello tiene que ser siempre decidido políticamente. Me gustaría cambiar la ley para que el tipo impositivo se ajuste automáticamente a la inflación», sostuvo.

Una inflación elevada sin intervención política conduce a la llamada progresión fría: a pesar de la disminución del poder adquisitivo, hay que seguir pagando los mismos impuestos, por lo que la presión fiscal sobre los ciudadanos aumenta.

Para el próximo año, el Gobierno ya ha puesto en marcha planes para amortiguar este efecto, como, entre otras cosas, el aumento de la desgravación fiscal básica.

Por su parte, el vicepresidente del grupo parlamentario del Partido Socialdemócrata (SPD), Achim Post, declaró este sábado que «las tasas de inflación afectan más a las personas con ingresos pequeños y medianos».

«Hay que preguntarse cómo frenar la inflación del modo más justo y específico posible», sostuvo.