Por Alejandro Maidana

El trabajo anclado en el amor y la empatía que se lleva adelante en los comedores comunitarios, atraviesa una etapa que interpela en profundidad rancios discursos políticos. Bajo un contexto asfixiante de ajuste criminal a jubilados, trabajadores y desposeídos, en el Señor de los Milagros se sigue adelante con la ardua tarea de ponerle un poquito de luz a la vida del prójimo.

El Señor de los Milagros funciona en una capilla, allí, en ese espacio cedido para llevar adelante el trabajo social, la solidaridad se abre paso a fuerza de sensibilidad y apoyo mutuo. Acompañado de algunas reformas necesarias, el sitio donde se organizan quienes “paran la olla” de quienes han quedado al costado del camino, hoy recibe a mas de 420 familias necesitadas y cercenadas de un derecho básico, el del alimento.

La situación actual muestra de manera explícita un panorama desolador que amenaza concretamente con profundizarse, por ello son muchas las personas en situación de calle que encuentran en el Señor de los Milagros un manto redentor. En este lugar, quienes se encuentran a la deriva, cuentan con un baño para poder asearse, como así también, hay familias que les abren las puertas de sus casas por poder descansar. La solidaridad que nace entre los pobres, siempre se ha manifestado de la manera más natural esquivando mezquindades.

La presencia del estado resulta fundamental en el sostenimiento de estos espacios, ante el retiro de políticas públicas y fondos participables por parte de nación, tanto provincia como municipio, tienen un verdadero desafío por delante.” Lamentablemente la mercadería siempre llega muy atrasada debido a los costos que tiene la misma, esto complica el trabajo de la organización ya que la demanda ha crecido de manera exponencial. Hay comedores que nacieron en la pandemia y cocinan cuando realmente entre todos podemos aportar algo para que ese sector que no recibe ayuda ni de la provincia ni de la municipalidad, pueda cocinar. Estos espacios se encuentran en alto riesgo social porque no están inscriptos en ningún lado, pero nacieron con la pandemia y están trabajando. Hay que tenerlos muy en cuenta porque son compañeros de fierro, estuvieron siempre al frente”, sostuvo Silvia White quién está al frente de la organización Señor de los Milagros.

El país atraviesa una situación extremadamente crítica en lo político, económico y social. El rumbo que la Argentina ha tomado con enorme celeridad, claramente persigue un horizonte en donde las grandes corporaciones que siempre han propugnado quedarse con nuestra Argentina, puedan cumplir con su objetivo. “Están rematando nuestra querida patria, porque vos debes saberlo mejor que yo, nosotros somos una de las provincias más ricas de la Argentina y sin embargo la gente acá sufre el empobrecimiento y el no tener trabajo. El no tener trabajo con un salario digno, teniendo que mantener a muchas criaturas. Nosotros salimos los otros días a manifestarnos, creemos en la educación libre y gratuita en todos los niveles, ya sea la escuela primaria, secundaria y universitaria. No somos un número, somos personas. Semanas atrás en Rosario se manifestaron más de 80.000 personas, que no mientan los funcionarios que están arriba, porque ese fue el verdadero número que se manifestó para decirle no al DNU de Javier Milei. No vamos a permitir que nos entreguen y hambreen, vamos a seguir saliendo, vamos a seguir haciendo asambleas acompañando a los que no tienen nada y los que tienen algo”, indicó Silvia White.

Medios de comunicación concentrados y concertados para demoler la esperanza de nuestro pueblo en un futuro mejor. Todos al servicio de los detentadores del poder económico, empeñados no sólo en maximizar sus ganancias, sino en hacer fracasar toda medida que permita hacer frente a una crisis económica sin precedentes en tiempos donde la posverdad se impone por goleada. “Nosotros realmente tenemos un trabajo muy grande realizado dentro del barrio, si bien nuestro espacio es muy humilde. Aparte de la copa de leche y el comedor, acá funciona un aula radial con dos maestras y seguimos llevando adelante talleres de formación. Pertenecemos a un espacio con otras organizaciones que también se encuentran en la misma situación que nosotros. Articulamos nuestro trabajo, nuestra capacidad y creemos que realmente la necesidad es mucha, ya que las grandes empresas, los grandes señores, se quedan con mucho de lo que nos pertenece y no tienen derecho a hacerlo, porque nuestra patria no se vende. El país es de nosotros, del pueblo trabajador, del pueblo pobre y los jubilados. Las aguas son del pueblo, el medioambiente es del pueblo”.

La Argentina es víctima de una verdadera sinfonía del mal, orquestada por personajes y organizaciones tan apátridas como el dinero. “Queremos viviendas dignas, queremos trabajo con salario digno, queremos salud. La salud es prioritaria en estos lugares y en todos los territorios desiguales del país. La salud debe ser gratuita, ya que se trata de un derecho, el derecho a la vida, que se complementa con absolutamente todos los otros derechos, a la educación, a la vivienda digna, a un trabajo con salario digno. Podremos salir adelante solo si seguimos articulando juntos, dándonos fuerza entre nosotros, porque otra Argentina es posible. Vamos a seguir luchando para que otra sociedad sea posible. La situación es sumamente difícil y crítica para los sectores más humildes, y la misma sigue empeorando con cada toma de decisión”, concluyó.

Silvia White prefirió que no se publiquen fotos del enorme y humano trabajo que vienen realizando hace más de dos décadas en el Señor de los Milagros. Como dato no menor, y de manera consciente, indicó que aquellos que deben ir por un plato de comida, deben sentir un profundo dolor en su dignidad. Por ello, por respeto y empatía, prefirió que se cobijen sus identidades y no se publiquen fotos del lugar, un gesto que la define y exime todo tipo de comentario y reflexión.