Por Gisela Gentile

La Confederación Salud Mental España se refiere a «la salud mental como un atributo universal y necesario». Es decir, la salud mental es un derecho de todos, no un problema de algunos. Esta pequeña pero potente frase abre un universo de interrogantes, pensares y sentires.

En Argentina hace más de una década se promulgó la Ley 26657 que reconoce a la salud mental como un proceso determinado por componentes históricos, culturales, socioeconómicos, biológicos y psicológicos. Si bien ha habido muchos avances que se fueron gestando y desarrollando a partir de la misma, aún cuesta hablar de salud mental, ya que la misma no siempre es abordada como corresponde, y en muchas ocasiones, se subestiman ciertas patologías.

Un trastorno mental bastante frecuente a nivel mundial, pero del que poco se habla y muchas veces hasta se subestima, es la depresión. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estima que afecta a un 3,8% de la población, incluidos un 5% de los adultos y un 5,7% de los adultos de más de 60 años. Estos porcentajes traducidos a números arroja que, a escala mundial, aproximadamente 280 millones de personas tienen depresión.

En este sentido, cada 13 de enero se conmemora a nivel mundial el día de la Lucha Contra la Depresión con el objetivo de visibilizar esta patología, informar y sacar este padecimiento de las sombras. Si bien en la actualidad podemos escuchar con frecuencia el termino depresión ¿sabemos realmente de qué se trata? ¿cuál o cuáles son sus causas?, ¿cómo es posible superarla? o si la misma puede prevenirse.

Para profundizar sobre esta patología, Conclusión entrevistó a Luciano Degani, médico psiquiatra, docente y director de la Clínica del Sur y del Hogar “Renacer juntos”. Como primer paso surgió la necesidad de remarcar los puntos más salientes sobre la depresión. “Es una patología sindrómica, es decir que contiene gran cantidad de signos y síntomas, donde podemos destacar como principal al estado de ánimo triste, con disminución de la energía vital, teñido de un velo gris o negro todos los componentes de la vida. En donde se denota una desarticulación en las esferas socio-laboral y familiar”.

Resulta de vital importancia que exista una comunicación precisa y desmitificadora para que las personas con un problema de salud mental, o sus familiares, puedan detectar este tipo de patologías. “Además de los síntomas anteriormente nombrados, se encuentran la pérdida o disminución de sentir placer, la disminución de la voluntad, la apatía, la irritabilidad, la alteración para dormir (dormir mucho o dificultad para dormir), la alteración en la alimentación (comer mucho o falta de apetito), la ansiedad, la angustia, las ganas de llorar, entre otras”, enfatizó.

En muchas oportunidades existe una especie de romantización de la depresión, en donde algunas personas suelen decir que es posible salir de la misma si se quiere, como si fuera una cuestión de voluntad. “Es una patología multicausal con distintos desencadenantes en terreno predispuesto. No enferma de depresión el que quiere, sino el que puede. Por esto, es que muchas veces es silenciada o subestimada, ya que para muchos es posible salir de la misma con el simple hecho de <ponerle voluntad>, cuando precisamente la voluntad es uno de los aspectos alterados”.

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La abulia es el fenómeno psicológico caracterizado por un estado persistente en el que prácticamente desaparece la capacidad de sentirse motivado o ilusionado por cualquier cosa. “Es posible destacar la dificultad o la incapacidad para poner en marcha esos proyectos planteados o simplemente llevar a cabo las cosas más simples como sostener y mantener los hábitos diarios”.

Las consecuencias de la depresión son muchas e impactan no sólo en la vida de quien la padece, sino también de quienes lo rodean. “Es desgastante para el individuo que la padece, como para su entorno más cercano debido al tiempo que puede llevar estabilizarse desde lo farmacológico y desde lo psicoterapéutico, hasta volver a poner a la persona padeciente en la <cadena productiva> diaria y cotidiana. Donde seguramente habrá intercurrencias, frustración, intolerancia y a veces ideas de muerte, en algunos casos la planificación y pasaje al acto del acto autolítico (comportamiento que cause una destrucción leve o moderada inmediata de la superficie corporal, ocasionando sangrado, hematoma o dolo)”.

La salud mental ha sido una de las variantes más preocupantes durante la pandemia y sin dudas, patologías como la depresión, también se han visto involucradas en este cambio abrupto de vida. “Luego de estos casi dos años, se han evidenciado cambios con respecto a la frecuencia de presentación. Durante el primer año de pandemia el síntoma principal fue la ansiedad ante lo desconocido, la incertidumbre de que pasará mañana, el miedo por la vida, por conseguir lugar y atención dentro del servicio de salud. Luego empezó la angustia con la parte social y económica, el aislamiento, la perdida de la sociabilización (el ser humano es un ente sociable por excelencia), la pérdida de la capacidad laboral, económica, etc. Destacando que cuando ese monto de angustia fue excesivo, empezaron los problemas de relación con el otro, alteraciones vinculares y con uno mismo, llevando a la depresión”.

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Para finalizar, Luciano Degani realizó una profunda reflexión que insta a visibilizar, informar, dejando de lado la estigmatización y actuando en relación a la enfermedad que se padece. “La lucha contra la depresión es ganable en el tiempo, con apoyatura psicológica y psicofarmacológica, con reeducación para la reinstauración de hábitos y ayuda del grupo primario de poyo. Por ello se debe concurrir al especialista cuando los síntomas devastadores empiezan a deteriorar la calidad de vida, y no esperar a que las cosas reviertan mágicamente”.