Por Alejandro Maidana

Conocido es que en el camino que deben atravesar los familiares de víctimas en búsqueda de justicia y consuelo. Un espinoso transitar que obliga a relegar sueños, tiempo, y en muchas oportunidades a convertirse en fiscales aportando pruebas, insistiendo en la celeridad de las causas. Algo que irremediablemente, termina atentando con su estabilidad laboral y emocional.

La Cooperativa Pariendo Justicia, en su loable trabajo, destacan la importancia de que los familiares que la integran no hayan querido tomar venganza por mano propia, por el contrario, siguen insistiendo en construir desde otro lugar. Saben que el camino es el de la justicia, pese a que muchos familiares han tenido que dejar el territorio, perdiendo casa y trabajo, por ello no se apartan de una herramienta vital y transformadora, la de construcción colectiva.

Por ello “Las Pariendo” se conformaron en cooperativa, una colectora que no solo intenta colocarlas en el mercado laboral, sino que también oficiará de punto de encuentro y sostén para muchas familias. Pero parece ser que no hay camino sin espinas para quienes lejos de claudicar, sigue batallando contra la deshumanizante realidad.

Quienes integran la asociación, vienen trabajando para el CAJ de Nación y este no les abona lo acordado desde el mes de julio. Esta situación se transformó en insostenible, ya que la necesidad de regularización es menester para poder sostener el trabajo de dos integrantes compañeras que se encuentran brindando servicio. “Además de cobrarles re barato, resistimos sin que nos paguen, y de esa manera nos descapitalizamos, ya que habían asumido un compromiso de pago y no terminaron de cumplirlo”, le dijo a Conclusión Gabriela Vega.

Hoy tienen que decirles a las dos trabajadoras del lugar que se quedan sin su sustento, por ello desde la cooperativa “vaquita” mediante, reunieron algo de dinero para que quienes fueron olvidadas por el estado puedan pasar las fiestas cobijando a su familia, con lo que eso significa tanto en lo económico como en lo simbólico. “Estamos con la incertidumbre de no saber qué pasará con estos dos espacios de trabajo que son el sustento de dos mujeres ya que, con la promesa de un contrato, nunca jamás firmamos nada, ni con el ministerio de justicia de nación, ni con quien nos aseguraron que nos iban a contratar, pero si prestamos servicio y no nos pagan ¿Estaríamos trabajando de manera ilegal para el Estado?

Consideramos que vulneran los derechos de estas mujeres trabajadoras y de nuestra Cooperativa que tanto costó forjar, y tanto nos cuesta sostener. Trabajamos en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, no entendemos porque vulneran nuestros derechos, primando la injusticia que ya la padecemos desde el momento que nos arrebataron la vida de nuestros pibes”, enfatizaron desde Pariendo Justicia.

El comienzo laboral se dio en el mes de mayo aproximadamente, con un espacio de Centro de Acceso a la Justicia que funciona en la Toma, el precio fue promocional para que puedan contratarlas y hacerse de sus servicios. “Ya desde el tercer mes esa mísera suma era pagada en diferido. Cuando nos llamaron para sumar el espacio de Ayacucho, ya fue más difícil. Nos pagaban cada 2 o 3 meses hasta que ya no se pudo apuntalar más, la compañera que estaba trabajando allí sostenía con mucho sacrificio el espacio. Pero como CAJ asumió un compromiso de pago y comenzó abonando lo que debía, decidimos empezar a rotar los espacios como habíamos pactado desde la Cooperativa. Destacando que desde el mes de julio no tenemos movimientos, tampoco podemos actualizar los montos, es decir, estaríamos cobrando cuando se decidan a pagar una deuda desactualizada”.

Siendo que la cooperativa es autogestiva, quienes la integran están hipotecando todo su poco capital en sueldos y artículos de limpieza. “A esto habría que sumarle la precariedad del trabajo, ya que para sostener los espacios priorizamos el valor hora de las compañeras para poder pagarles el seguro, no quedando absolutamente nada para el fondo común de nuestra cooperativa. Este mes el sueldo fue pagado con dinero de una de las compañeras que trabaja en otro lugar, y así vamos transitando esta precarización por parte del estado, otra situación que nos llama poderosamente la atención, es que nunca fuimos convocadas a firmar un contrato”.

Cooperativas de otras provincias se han puesto en contacto con “Las Pariendo” ya que se encuentran transitando la misma problemática. “Lo cruel de todo esto es como volver a creer en las instituciones ¿Como puede ser que desde el Ministerio de Justicia Y DDHH, bases fundamentales para la vida, nos estén haciendo esto? Los empleados que nos atendían, nos dieron cientos de explicaciones poniéndose en nuestro lugar, empatizando con nuestra problemática, pero desde este ministerio nadie, a pesar de habernos comunicado, el silencio fue absoluto como ya estamos acostumbradas”.

“Junto con la justicia y la verdad, quienes perdimos un ser amado, necesitamos la restitución de lis derechos que nos fueron quitados, la vida es lo único que no podrán devolvernos jamás, pero como organización, como mujeres, como colectiva, adquirimos muchos derechos que nos fueron arrebatados, y necesitamos de estos para transitar la nueva vida que nos dejan cuando nos convierten en familia de víctimas”.

Intentan de manera resiliente transformar la realidad sin herramientas, transitan el duelo sin acompañamiento y en soledad ¿Y si recuperamos algo de lo perdido? Se preguntan una y otra vez. “Necesitamos que el estado se haga eco, que sea parte de lo restituido, que deje de ser cómplice, que deje de no mirar para no ver, que deje de no escuchar, que deje de hacer silencio, queremos creer en las instituciones, y las instituciones parecen ser solo un cartel de nombre difícil en la puerta, donde atrás no hay nada. Recordándoles que somos Pariendo Justicia, una cooperativa de Mujeres familiares de víctimas”.