SáBADO, 30 DE NOV

La comunidad judía comienza a celebrar el Día del Perdón

A partir del atardecer, se inicia Yom Kipur, una de las jornadas más sagradas y solemnes del calendario hebreo. Conclusión dialogó con el rabino de Jabad Shlomó Tawil, quien reflexionó sobre la fecha.

A partir de este atardecer, la comunidad judía comienza a celebrar el Yom Kipur o Día del Perdón, una de las jornadas más sagradas y solemnes del calendario hebreo, de perdón y arrepentimiento.

Conclusión dialogó con el rabino de Jabad Shlomó Tawil, quien durante la entrevista explicó que «esta tarde, a partir de las 18.52 con el encendido de las velas, comienza el Día del Perdón».

En este sentido, el rabino continuó por explicar que el mismo «se caracteriza por ser un día de ayuno, donde no se come ni se toma en absoluto hasta mañana, miércoles a las 19.52. Es decir, son 25 horas de ayuno, donde tampoco se puede bañarse ni lavarse».

«Está prohibido usar calzados de cuero, la idea es principalmente asemejarnos un poquito a los ángeles, que no tienen estas necesidades materiales. Se trata de elevarnos espiritualmente para alcanzar un nivel donde podamos darnos cuenta que debemos cambiar, pedir perdón y arrepentirnos de nuestras acciones negativas de este año que terminó y que éste sea un año mejor. Tenemos que pedirle a Dios que nos expíe para comenzar con más fuerza el año nuevo», esbozó.

En definitiva, para la comunidad judía son diez días de arrepentimiento, desde Rosh Hashaná 5777, hasta mañana. «El significado es muy fuerte, ya que la persona no puede funcionar correctamente con cargas del pasado. Por eso debemos arrepentirnos sinceramente, no de la boca para afuera; así una persona puede seguir adelante con alegría».

Sobre las costumbres, el rabino completó que «se hacen comidas especiales para poder estar más fuertes en el ayuno. Repartiré pedazos de torta de miel como una alegoría para que sea un año bueno y dulce. Durante Yom Kipur, muchos feligreses usan delantal blanco para asemejarse a los ángeles. Estas son las principales costumbres».

Para terminar, el rabino de Tawil reflexionó sobre esta jornada tan especial: «La persona tiene alrededor suyo varios ‘yo’. Está el yo intelectual, sentimental, racional, pasional y otros. Es decir, hay muchos egos y no todos son positivos, algunos pueden pervertir el camino. Pero está el yo esencial, que es el alma, el verdadero yo de la persona. En el Día del Perdón, hay que lograr que la persona pueda identificar ese yo esencial».

A la hora de abordar el tema de la violencia en el mundo, el rabino consideró que «si la persona hace el balance que acabo de explicar, sobre lo que la persona debe hacer sin dejarse influenciar, vamos a tener un mundo más pacífico. Lamentablemente, si vivimos en un mundo violento es porque estamos concentrados no en el yo verdadero, sino en el yo materialista, intolerante y destructivo. Si uno alcanza su esencia ante la presencia de Dios que es el juez, vamos mejorando de a poco. No va a cambiar repentinamente el mundo, pero sí puede cambiar el entorno».

—¿Usted cree que vamos camino a eso o todo lo contrario?

—Hay una polarización del bien y del mal muy grande en este mundo que vivimos. Hay mucha gente que sí aspira a esto, pero mucha otra no.

—¿Cuál acabará triunfando entonces? ¿El bien o el mal?

—Al fin y al cabo, obviamente que va a triunfar el bien. Nosotros creemos fervientemente en la llegada del Mesías, donde logrará la perfección del mundo. Pero mientras, cada uno debe hacer lo suyo. Hay que resaltar el bien, buscar la solidaridad, el respeto, la tolerancia.

—¿Lo que ocurrió con el Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario qué opinión le merece?

—Hubo muchas mujeres que estoy seguro, la mayoría son gente de buena fe que busca el bien. Un grupo de personas que son la minoría hizo escándalos y desastres, es lo que hablábamos antes de la polarización del bien y del mal. Si la mayoría sigue haciendo las cosas bien, (y no quiero entrar en la política de lo que reclaman, si está bien o está mal) vamos a ir hacia buen camino. La mayoría de la gente es buena, solamente hay que encausarla, mostrarle el camino. Y aún los que se comportan de mala manera, también en su esencia son buena gente y de alguna manera, hay que sacarle a reducir dicha bondad.

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