Las regiones italianas de Piamonte y Liguria pidieron al Gobierno que declare el estado de emergencia tras las graves inundaciones que devastaron partes del noroeste de Italia y provocaron al menos dos muertos.

Fuertes lluvias -más de 60 centímetros en algunos lugares- cayeron entre el viernes y el sábado en Piamonte, Liguria, Valle de Aosta y, en menor medida, en Lombardía, haciendo que los ríos salieran de sus cauces y provocando inundaciones repentinas, desbordamientos y deslizamientos de tierra.

Los torrentes de agua y barro invadieron ciudades, pueblos y carreteras, destruyeron varios puentes, sumergieron tiendas y hogares y arrasaron casas y vehículos. En algunos lugares, el río Po subió tres metros más alto que su nivel habitual.

La última cifra de muertos el domingo por la mañana era de dos personas, un bombero voluntario y un automovilista, así como dos desaparecidos.

La Alcaldía de la ciudad de Limone, en la provincia de Cuneo, habla de una «situación catastrófica» en la localidad, una crisis que se extiende al noroeste de Italia, donde cayeron lluvias nunca vistas en 60 años entre el viernes y el sábado.

Las autoridades emitieron una nueva alerta por inundación tras las devastadoras lluvias que han sacudido en los últimos días la región del Piamonte.

Como buena noticia, se destacó que el sistema de protección Mose en Venecia soportó la crecida de las aguas y la plaza de San Marcos no se vio afectada, en lo que el alcalde de la ciudad, Luigi Brugnaro, describió como «un día histórico».

Los expertos de las regiones y del Estado estaban trabajando para evaluar los daños materiales, pero Piamonte y Liguria hicieron un llamamiento a la solidaridad nacional.

Los presidentes de las regiones firmaron conjuntamente una carta pidiendo al gobierno que declare el estado de emergencia. «La situación es muy grave. Es como en 1994», dijo el presidente de Piamonte, Alberto Cirio, al diario La Stampa. Ese año las inundaciones de los ríos Po y Tarano mataron a 70 personas.