El Instituto de Procesos Biotecnológicos y Químicos (Iprobyq), dependiente de la Universidad Nacional de Rosario y el Conicet, inauguró su nueva sede donde se incubarán empresas de base científico tecnológica.

La idea es impulsar el desarrollo de profesionales de distintas disciplinas para el desarrollo de tecnologías de impacto medible. El foco, sin embargo, estará centrado en recibir los proyectos de alumnos egresados de la facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la UNR. Además, funciona un espacio de coworking entre científicos y emprendedores.

El espacio funcionó en las instalaciones de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas, pero desde esta semana funcionará en la esquina de Ituzaingó y Mitre.

Hugo Menzella, director de Iprobyq, comentó, en diálogo con Conclusión: “Desarrollamos biotecnología destinada a los sectores agro y medio ambiente. Tratamos de llevar soluciones al sector productivo”.

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“Acá los investigadores tienen la posibilidad de desarrollar emprendimientos propios, o también formamos investigadores que se inserten en la parte de desarrollo de grandes empresas”, amplió el directivo.

“Este nuevo edificio representa la oportunidad de crecer muchísimo, es cinco veces más grande que el lugar anterior, por lo que vamos a tener la posibilidad de formar a mucha más gente. La idea es poder darles un espacio a los egresados, además de los científicos y becarios del Conicet”, dijo Menzella.

 

“En el primer piso funciona un coworking, al que son todos bienvenidos quienes estén interesados en desarrollos tecnológicos. Esperamos que a partir de eso se formen sociedades, entre emprendedores y científicos”, detalló el científico.

Desde su fundación en 2014, el instituto enfocó sus esfuerzos en el desarrollo y transferencia al sector productivo de nuevos procesos químicos y biotecnológicos con mayor eficiencia y menor impacto ambiental. Hoy en día, trabajan en su interior 45 científicos del Conicet que se abocan, principalmente, a impulsar el desarrollo de tecnologías para el agro y los alimentos.

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Desde IPROByQ realizan ingeniería genética de bacterias para que produzcan compuestos útiles como enzimas y colorantes que luego son usados por las diferentes empresas.

Dentro de las compañías que contaron con su impulso se encuentran Keclon, la cual recibió el año pasado un aporte de capital de u$s7 millones para potenciar el desarrollo de enzimas. “Es una de las fábricas más modernas de sudamérica. Muchas divisas van a ingresar a partir de esta empresa, por lo tanto excede ampliamente la inversión”, detalló Menzella.

Otras de las firmas es Michroma, una de las pocas en el mundo que busca reemplazar los colorantes artificiales de las comidas por soluciones naturales a base de hongos y que es comandada por Mauricio Braia, doctorado en Biotecnología e investigador del Conicet.