Por Gisela Gentile

Plantas, yuyos, hierbas, todas esas palabras resuenan en la medicina que utilizaban nuestros ancestros. Todos tenemos una abuela que nos daba algún concejo para determinada dolencia. Lamentablemente la industria farmacológica y la poderosa publicidad nos han alejado de los beneficios de las plantas.

Eire fue criada con medicina natural, lo cual hizo que esto sea algo familiar para ella, “comencé a estudiar en profundidad hace más de siete años, pese a que en mí todo es familiar ya que fui criada con medicina china, homeopatía y alimentación macrobiótica. Esta ultima trata de alimentar al individuo según las propiedades Ying y Yang de lo que vamos a ingerir, cultivar y lo que vamos a comer entre otras particularidades”, le dijo a Conclusión la fitoterapeuta.

“Nunca había tomado un fármaco hasta los 13 años, alguna que otra vez por dolores menstruales ingerí un ibuprofeno por no tener yuyos a mano, ya que siempre fui tratada con hiervas, acupuntura o alguna técnicas energética determinada”.

El interés por ampliar conocimientos la llevó a investigar aún más, “solo sé que un día necesité profundizar sobre las propiedades medicinales de las plantas. Fue allí donde comencé a ampliar mi gama de medicamentos caseros, ya que mi mamá me había enseñado algunos para manejarme en situaciones de emergencia. Desde ese momento me apasioné y conocí la fitoterapia”.

La misma hace referencia al uso de productos de origen vegetal para la prevención, curación o alivio de una determinada enfermedad o síntoma. Por lo general esta terapia alternativa se hace en forma de autoconsumo. En los últimos años el número de adeptos  a las plantas medicinales ha aumentado considerablemente.

Si bien cada vez son más las personas que eligen lo natural por sobre los fármacos, a gran parte de la población aún le generan desconfianza esta medicina alternativa. “Normalmente existe en la gente ese medio a envenenarse, en mi experiencia de estudio y utilizándolas puedo decir que no es así”.

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La accesibilidad a la información es muy importante y necesaria, pero cono ocurre en diferentes áreas el uso de la misma debe estar chequeado con fuentes confiables. “Comúnmente las personas utilizan muy poca dosis, por ejemplo una cucharadita de hierba por taza de agua, cuando se debería utilizar mayor cantidad y variar el tiempo de cocción para lograr el efecto deseado”.

Existe una dualidad en la opinión de la sociedad que fluctúa entre “me envenena” o “no me hace efecto”, “muchas veces las personas dicen que no son efectivas y ponen como ejemplo que tomaron un té de manzanillas de cajita para el dolor de panza y no los alivió. Lo que pasa con esto es que los tés de saquito normalmente están elaborados con residuo del polvo de la planta de laboratorio. Puntualmente en la manzanilla el 90% de sus propiedades las tiene sus flores y el 10% restante en el tallo. Es decir que lo que está en el saquito le queda poco de las propiedades de las plantas y esto hay que sumarle que tiene colorantes y saborizantes”.

Es real que existen envenenamientos con plantas y muchos están asociados a la búsqueda desesperada de muchas mujeres para abortar, por ejemplo, y de esta manera se desencadenan situaciones de mucha gravedad.

“Un caso común está asociado a las chicas que buscan como abortar y optan por la ruda, la misma es mucho más tóxica fresca, porque contiene componentes neurotóxicos. Aquellas que buscan abortar se intoxican con la misma debido a que licua la sangre y genera hemorragias y luego infecciones si quedara algún resto de placenta. Es por esto, que su mal uso es muy peligroso, algunas llegan al hospital pero muchas mueren en el intento por lo antes mencionado, por eso abortar con plantas en casa no es recomendable”, enfatizó.

Durante siglos las diferentes culturas transmitían de generación en generación su saberes medicinales, “pienso que todos deberíamos tener un conocimiento básico y saber utilizarlas. Desde hace siglos era común que las personas sepan autocurarse y que las madres puedan hacerlo con sus hijos, es una información que queda en el pueblo”.

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Tener los mínimos conocimientos puede ser de gran ayuda en casos puntuales, “estando de viaje o perdido en algún sitio estos saberes pueden salvarte o evitar de pasarla muy mal”, enfatizó Eire.

“Para enfermedades crónicas o más severas se deberían tener mayores conocimientos, pero lo más preocupante que siempre se intenta tapar el síntoma y no ir a la raíz del problema. La misma, muchas veces puede tener que ver con lo emocional, y en ese aspecto es lo mismo que usar un fármaco”.

Muchas personas hacen uso y abuso de las pastillas y las consecuencias tarde o temprano llegan, “el uso desmedido del ibuprofeno a la larga acarrea problemas en los riñones, que no solo conllevan a infecciones urinarias, sino que también si nos basamos en la medicina china podemos decir que pueden afectar la sexualidad, el dormir, aumentar los miedos, etc”.

“Quiero resaltar que no hay una sola medicina milenaria que esté bien, en mi caso sigo la medicina china pero están las aborígenes, ayurbeda u otras. Es solo encontrar aquella que nos es más afín y lograr ver al humano como un ser, con distintas facetas influenciado por las emociones, la sociedad, los pensamientos, la sexualidad, etc”.

 A la hora de preguntarle cuál es la planta más utilizada por ella y que la siente más afín comentó, “existen muchas, pero una <curalotodo> fundamental es la salvia blanca y el jengibre que también es una maravilla. Este último es utilizado para problemáticas estomacales, mala circulación sanguínea, astillas, forúnculos, acné, dolor de piernas, problemas intestinales o pulmonares. Y la Salvia para dolores de cabeza, infecciones, casi cualquier desequilibrio menstrual, sofocos menopáusicos, infecciones urinarias, tos, gripe, etc”.

Esta joven fitoterapeuta estará realizando charlas gratuitas en la ciudad con el fin de poder tratar afecciones comunes con remedios caseros, “la idea es que sean con plantas fáciles de conseguir y de esa manera poder sustituir las pastillas”, concluyó Eire Bjórksdottir.