A lo largo de la historia, los medios de comunicación han sido un arma de doble filo y la salud no ha quedado al margen de esto. Información errónea, manipulada y muchas veces inverosímil, ha sabido ocasionar paranoia en la población.

En los últimos años hemos pasado por situaciones de supuestas epidemias que no fueron tales y que el bombardeo mediático se ha encargado de ponerlas en primera plana. La última fue sobre la bacteria streptococcus pyogenes, que alertó de sobremanera a madres y padres que tenían a niños con angina.

Si bien existe un brote de Hantavirus que azota una amplia zona de Chubut, es necesario informarse sobre dónde se produjeron las nueve muertes y cómo se dio el contagio. Conclusión dialogó con el médico Ernesto Jakob, quién se encuentra actualmente en el sur del país para profundizar sobre dicha enfermedad.

“Esto que está ocurriendo es algo dificultoso de explicar, pero básicamente estamos presenciando una falta de información por parte de la población y de los periodistas que están haciendo mucho daño alarmando a todos”, aseguró.

En la zona roja, el médico indicó que en su caso particular se encuentra “en el sur a 1.000 km de Epuyén» y a sus familiares y amigos preocupados les piden que se cuiden «ya que la prensa está diciendo cosas que no son”.

Si hablamos de la enfermedad específicamente, el profesional indicó que “se contagia fundamentalmente por inhalación» e «incluso existe la posibilidad que se diagnostique un Hanta por contagio interpersonal, pero probablemente no se esté tratando de Hantavirus”.

El brote se originó en un cumpleaños en la localidad de Epuyén: “Tras ese evento fue que se enfermaron  varias personas y algunas murieron. Es importante aclarar que se presume que todos tuvieron la misma fuente de contagio y que no se transmitió de manera interpersonal”.

Este tipo de contagio es materia de estudio desde hace pocos años. Jakob indicó que “la única forma de comprobar si el contagio fue de una persona infectada a otra, es realizando un estudio genético del virus (genotipificación), y el único que está en condiciones de hacerlo es el Instituto Malbrán”.

Teniendo en cuenta estos puntos, resulta de suma importancia aclarar algunos ítems sobre el territorio donde se dio el brote. “En dicha zona existe una caña que es el Colihue, que tiene una floración de períodos muy largos entre sí. Ocurre cada 10 años, caen las semillas y la comen los ratones de cola larga que son propios de la cordillera, los roedores tienen mucha avidez por ellas y responden rápidamente a la gran oferta de alimento (y al clima benévolo) produciendo más crías por camada y más camadas por año”, describió.

Rearmando la escena de contagio, el médico señaló que “los ratones al ingerir las semillas, eliminan el virus por materia fecal, orina, saliva e incluso mordeduras. De todas maneras el virus es muy lábil y rápidamente se elimina» y que «en el cumpleaños puede haber habido una fuente común y que no se hayan contagiado unos a otros”.

Si específicamente hablamos del animal, se puede decir que al ratón se lo llama “colilargo” ya que su cola mide 25 cm y es más larga que su cuerpo. “Es importante saber que es peridomiciliaria y generalmente se contagia el trabajador rural, ya que está en la vegetaciones donde anda este animal”, detalló.

En cuanto a la enfermedad, Jakob mencionó cuales son los síntomas, “manifestaciones respiratorias que produce síndromes pulmonares y renales graves. La mortalidad global de la infección por Hantavirus en humanos está cerca del 40%, pero requiere un tratamiento de asistencia respiratoria o ligados a las funciones renales, pero en principio no todos los casos son mortales”.

Según el profesional, las posibilidades de que visitantes se contagien es poco probable, “es muy perjudicial lo que hacen los medios con esta zona cordillerana teniendo en cuenta que esta zona vive del turismo”, concluyó.