Por: Marcelo Chibotta 

Ignacio Montoya Carlotto visitó la ciudad de Rosario el viernes 25 de septiembre para ofrecer una charla denominada “Notas sobre identidad”, con motivo de la experiencia que le tocó vivir desde el 5 de agosto de 2014 que lo constituyó en el nieto recuperado Nº 114.

El músico descendiente de la presidenta de la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, también ofreció al día siguiente un recital en la sala de Empleados de Comercio.

Previamente, Ignacio ofreció una entrevista exclusiva con Conclusión, en la que dejó algunos de sus pensamientos y sentires a poco más de un año de haber sido notificado de su parentesco con Estela de Carlotto.

El 5 de agosto de 2014 fue la fecha en la que la vida de este músico de Olavarría cambió para siempre, aunque no en todos los aspectos, porque a pesar de haber experimentado el natural conflicto de identidad que cualquiera en su lugar hubiera tenido, decidió seguir viviendo en la localidad que siempre vivió y mantener el nombre con el que siempre se lo conoció.

 – ¿Qué podrías contarnos sobre tu visión del país antes y después de saber que eras un nieto buscado?

– Me ocupaba y me preocupaba como pienso que se debe ocupar cualquier ciudadano honesto y despierto, yo tenía una mirada del mundo a partir de ir conociéndolo.

Hay ciertos valores que yo sospechaba que eran grandes valores argentinos y realmente son grandes valores argentinos, como la defensa de la escuela pública o los sindicatos o la salud pública aunque a veces osaron tocarlas y ponerlas en tela de juicio.

Pude ver que el valor que nosotros le damos a lo público y como nosotros nos involucramos con lo ello, que a veces nos parece poco y a veces le pedimos demasiado.

También fui reconociendo lo amplio que es este país en cuanto a ideologías y cómo, pese a la amplitud de ideologías que hay, más o menos siempre hay un objetivo en común, salvo en los casos más mercenarios.

El hecho de tener una población venida de diferentes corrientes inmigratorias ha impactado mucho y nos han permitido establecer situaciones comparativas para entender como algunos países, incluso aquellos a los que nosotros hemos tomado como ejemplo, han tratado problemáticas como las nuestras y cómo las han resuelto en relación a como lo hemos hecho nosotros.

Viniste a hablar sobre identidad a Rosario. ¿Sobre qué puntos hiciste eje en la exposición?

Es un tema complejo y en esa complejidad, a veces nos encontramos con opiniones diferentes dentro de esta misma área.

A mí me tocó vivir todos los estadios de la identidad en unos días, en algún momento fueron más complejos y en otros fueron más liberadores.

Para mí la pérdida de identidad comenzó en alguna medida el 5 de agosto del año pasado, (fecha en la que se reveló su parentesco con Estela de Carlotto) ¿por qué?, porque yo dejé de ser el músico pianista que tenía sus amigos, su medio ambiente, sus cosas, el que se llamaba Ignacio y que tenía un apellido para dejarlo de tener automáticamente y pasar a ser Guido, ya no Ignacio.

Pasé a ser alguien que tiene que ver con la mirada del otro pero no con lo que yo soy.

Y entonces después vino una situación de desandar todo eso para tratar de explicarle al mundo, en la medida de lo posible, que vos sos una persona como cualquiera, que no sos una noticia.

En ese ser una persona, hay quien se empezó a criar en el día uno con ciertas características e ignorando algunas cosas, claro está, pero también haciendo una construcción acerca de esa identidad. Y todo esto nuevo viene a completar lo que no sabía, pero es completar, no es sustituir, porque si no, voy a vivir la tercera sustitución de identidad en mi vida y eso no está tan bueno.

Y de ahí viene el “palo” para los medios, para las organizaciones políticas que se apropiaron de la noticia como si ellos hubieran golpeado mi puerta, pero a partir de ahí está la oportunidad de corregirlo para los que aún tienen que venir.

Eso es algo que se ha hecho. Porque los nietos primero aparecieron nuevos, en el anonimato, que es lo que tiene que pasar y después ni siquiera por expreso pedido de cada uno de ellos tenían el nombre que tenían que tener.

Tenés un disco nuevo grabado. ¿Cuánto influyeron estas cuestiones en la obra?

¡Un montón! Influyeron también desde un lugar compositivo porque aparecieron cosas que no estaban.

De cualquier manera, cuando fuimos a grabarlo, nos salió muy fluido porque más allá de las cosas nuevas, el hecho de ensayar mucho hizo que pudiéramos grabar todo en vivo y casi en una toma.

¿En qué géneros hunde sus raíces la música que haces?

Hay algo de la canción folclórica de acá, de acá (por Rosario) que es una cuna de cancionero importante, de la trova esa que parece que no termina nunca, también hay algunas cuestiones folclóricas que tiene que ver con la mirada y las temáticas que siempre cantó el folclore y después se dejó de cantar.

Ahora parece que el folclore es el poncho, el Chaqueño (Palavecino) y ahí se terminó. A mí me encanta el Chaqueño, pero lo que quiero decir es que para mí eso no es todo el folclore, porque nació siendo otra cosa, algo más íntimo.

Bueno, eso lo recuperamos y le incorporamos todas las músicas que van pasando por la Argentina. Si nosotros somos un crisol de razas, ¿por qué la música no lo va a ser también?

Volvamos al tema de tu identidad y de tu cambio de vida. ¿Qué cosas extrañas de antes que en esta nueva vida ya no hacés?

Extraño la cotidianeidad, siempre les digo a mis amigos que trabajan en la fábrica algo por lo que me quieren matar, pero se los digo un poco en serio, a mi me encantaría levantarme a la mañana e ir a laburar, terminar de laburar y volver y ya está….

Uno extraña la cotidianeidad de las cosas simples, que vayas a comprar un kilo de pan y es un kilo de pan, y también el hecho de no tener que tener tanto cuidado al decir las cosas.

Antes no me pasaba como ahora que me llaman para hacerme pedidos de las cosas más extraordinarias, porque la gente piensa que vos tenés la llave para todos los mundos, al punto tal de que el otro día me llamaron para que yo gestione una audiencia con el Papa.

Por eso le tuve que explicar a quien me lo pidió que no tengo ni la forma ni la manera y ni sé cómo hacer eso, esas cosas antes no me pasaban y ahora sí.

Además, el tema de las restituciones hace que en alguna medida también nos pidan a nosotros definiciones sobre algunas cosas para las que no estamos capacitados.

Entonces ahí es cuando yo me abstengo de dar definiciones políticas, principalmente porque no quiero ser un referente político de nada. Soy un músico que hago mi actividad política a través de la música.

¿Podrías animarte a ver el futuro a partir de experiencia de vida que te tocó?

Yo creo que aprendimos, aunque nosotros vamos a cometer otros errores, somos muy jóvenes como país.

Creo que el 99,99% de la gente opina que esas cosas horribles que pasamos, no nos tienen que volver a pasar, está convencida de verdad, después hay detalles que son muy discutibles.

Como ejemplo puedo citar una relación con la esposa de un amigo que es hija de militares y que por eso uno podría hacer tranquilamente la relación directa de que porque es hija de militares uno la catalogue como tal y listo.

Pero sin embargo, ella está trabajando en un partido político. En otro momento de nuestra historia ella podría haber trabajado para lograr llegar al poder de otra manera, pero hoy está en un partido político, creyendo que puede cambiar.

Está bien, es un partido político de derecha, pero eso no importa porque está convencida que esta es la manera de cambiar las cosas.

Por eso, a veces cuando me preguntan sobre quien tiene que ganar las elecciones, yo pienso: ‘que gane cualquiera’, pero el tema es que podamos votar.

No estamos tan lejos de la recuperación de la democracia, son treinta años, hoy hay gente que ha vivido aquellos tiempos de dictadura, pero también hay gente que sólo vivieron en democracia.

Falta mucho por hacer, pero hay mucho hecho y considero que hay que cuidar esto y seguir construyendo.

Foto: Salvador Hamoui