El glaucoma es la principal causa de ceguera, más de 70 millones de personas en todo el mundo pierden la vista por haber contraído esta enfermedad que se desarrolla progresivamente como consecuencia del aumento de presión ocular y de la que por el momento no existe cura.

Lo normal de presión es hasta veinte, ya por fuera del límite comienza a provocar daño en el nervio óptico y representa un importante factor de riesgo, “sin embargo la presión puede variar de acuerdo a cada paciente, porque depende mucho también del grosor de la córnea, si esta es delgada o gruesa”, señaló en diálogo con Conclusión la oftalmóloga Carla Sánchez Mazzaferri, quien participó de la campaña nacional para la detección temprana del glaucoma.

“Adentro del ojo hay un líquido, donde hay un lugar de producción y de drenaje, cuando este aumenta, es lo que provoca la presión intraocular que presiona contra el nervio óptico. Esa alta presión comprime los vasos sanguíneos que nutren al nervio óptico, y esto es lo que genera el daño”, explicó la oftalmóloga. La médica señaló que por esta razón todos los mecanismos de tratamiento lo que buscan es bajar la producción, o aumentar el drenaje, “todo lo que colabore a disminuir el líquido dentro del ojo”, destacó la profesional.

“El glaucoma no da síntomas, por eso los chequeos médicos de presión ocular son sumamente importantes”, destacó la especialista, y añadió que a veces se presentan indicios pero que al ser estos muy sútiles la gente no le suele prestar demasiada atención, y pasan desapercibidos. Algunos de estos a tener en cuenta son: el cambio frecuente de anteojos, la dificultad de adaptarse a lugares más oscuros, el arcoiris alrededor de las luces, ante cualquier presentación de este tipo de situaciones por más leves que sean lo óptimo es consultar con un profesional de la vista.

Siempre en cuestiones de salud, contar con tiempo es una  gran ventaja, y sobre todo en esta patología, ya que al desarrollarse progresivamente si es detectado a tiempo puede  llevarse adelante un tratamiento (de por vida), que consiste en la aplicación de gotas diarias para que no continúe extendiéndose.“Mediante el tratamiento lo que se hace es detener el avance de la enfermedad, no se puede reparar  el daño en el nervio óptico, pero al menos no avanza”, explicó la profesional, y añadió: “Si vos tenes presión de 25, lentamente se van dañando fibras nerviosas, la pérdida de visión es progresiva. Lo último que se pierde es la visión central, es como si estuvieses viendo a través de un tubo, por un telescopio”.

Frecuentemente se da durante la edad adulta, algunos pocos casos son en jóvenes. Se caracteriza por ser una enfermedad en la que influye ampliamente el factor hereditario; “Las personas que tienen antecedentes familiares tienen el 50% más de posibilidades de alguien que no”, destacó la profesional, “es muy importante que aquellos pacientes que tienen algún familiar con glaucoma se realicen controles con frecuencia, porque en algún momento puede aparecer, o no, la presión”.

Esta enfermedad, que no despierta síntomas, puede darse en pacientes que no tienen ninguna patología de base, sin embargo, en algunos casos la miopía puede influir en contraer una mayor presión ocular a la normal que luego puede derivar en el desarrollo de este padecimiento que afecta la vista. Hoy en día no existe la cura para paliar esta patología, sin embargo hay soluciones para controlar y hacer que no avance. En un primer momento, las gotas son una de las principales respuestas, sino en otra instancia también hay técnicas quirúrgicas como el láser, válvulas, trabeculectomia, “Es importante reiterar que estos son tratamientos para poder controlarlo, y que no continúe avanzando”, destacó la profesional, e insistió que por eso es tan importante realizarse estudios oftalmológicos año a año para no llegar a ese nivel de gravedad, ya que no hay manera de recuperar la vista perdida.

“Es necesario realizarse controles anuales. Lo que hay que rescatar acá, es la importancia del control, porque no da síntomas”, concluyó la especialista.