El papa Francisco aseguró hoy que «reclusión no es lo mismo que exclusión» al visitar el penal Centro de Rehabilitación Palmasola de la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra y advirtió que una exitosa reinserción social de los presos requiere «dejar una lógica de buenos y malos», para adoptar otra «centrada en ayudar a la persona».

«No podía dejar Bolivia sin venir a verles, sin dejar de compartir la fe y la esperanza que nace del amor entregado en la cruz, gracias por recibirme», comenzó diciéndoles el Papa a los presidiarios y sus familiares que lo recibieron en esta cárcel, la más populosa de Bolivia, cuyos 4 mil internos constituyen el 30 por ciento del total nacional.

En uno de los tramos más destacados de su discurso, Francisco recordó que «reclusión no es lo mismo que exclusión, porque la reclusión forma parte de un proceso de reinserción» social, y los instó a «trabajar por nuestra dignidad», aunque sin dejar de reconocer las problemáticas carcelarias que conspiran contra este cometido.

«Son muchos los elementos que juegan en su contra en este lugar (lo sé bien): el hacinamiento, la lentitud de la justicia, la falta de terapias ocupacionales y de políticas de rehabilitación, la violencia, lo cual hace necesaria una rápida y eficaz alianza interinstitucional para encontrar respuestas», dijo.

No obstante, el Papa les recordó que «hay cosas que hoy ya podemos hacer» mientras se lucha por subsanar esos déficit, porque «la convivencia depende en parte de ustedes».

«El sufrimiento y la privación pueden volver nuestro corazón egoísta y dar lugar a enfrentamientos, pero también tenemos la capacidad de convertirlo en ocasión de auténtica fraternidad: ayúdense entre ustedes, el demonio busca la rivalidad, la división, los bandos», dijo en el penal donde hace 2 años murieron 35 personas por una pelea entre bandos.

Posteriormente, Francisco se dirigió a las autoridades del penal y a los agentes penitenciarios, a quienes les recordó que «cumplen un servicio público fundamental» porque tienen a su cargo «una importante tarea en este proceso de reinserción».

«Tienen una importante tarea en este proceso de reinserción; tarea de levantar y no rebajar, de dignificar y no humillar, de animar y no afligir; un proceso que pide dejar una lógica de buenos y malos para pasar a una lógica centrada en ayudar a la persona«, agregó.
Un trabajo de reinserción así encarado «generará mejores condiciones para todos» porque «nos dignifica, anima y levanta a todos».

El papa Francisco pronunció su discurso desde una tarima con forma de capilla levantada especialmente en el patio del penal para ser usada durante su visita, y ante un auditorio de miles de personas sentadas, conformado por fieles y vecinos del barrio, además del grupo de internos y sus familias.

Por su parte, el capellán de la cárcel de Santa Cruz de la Sierra, la más populosa de Bolivia donde en 2013 murieron 35 internos durante una reyerta, aseguró que la decisión del papa Francisco de privilegiar esta visita por sobre otros recorridos posibles durante su permanencia de 40 horas en el país, debe ser “una oportunidad de revisar dónde está puesta nuestra mirada”.

“A la visita de Francisco al penal de Palmasola la sociedad la ve como una oportunidad de revisión de los compromisos, de dónde está puesta nuestra mirada; porque evidentemente aquí hay una deuda social que necesita una respuesta pronta”, aseguró a Télam Leonardo Da Silva, capellán de la cárcel cruceña de Palmasola y coordinador de la Pastoral Penitenciaria Católica de Bolivia.

El sacerdote advirtió que las graves problemáticas que afronta allí la población carcelaria, como el hacinamiento y un 84 por ciento de presos sin sentencia (el mayor índice de Latinoamérica), requieren “un cambio estructural, no cuestiones paliativas que enmascaran la realidad y no van a las causas”.

“Aquí tenemos que la prisión preventiva se solicita en más del 90 por ciento de los casos delictivos, lo que después se traduce en la superpoblación de las cárceles frente a la cual hay una escasez de recursos humanos para procesar tantos expedientes judiciales, y entonces una persona detenida preventivamente puede quedarse así hasta 9 años, como hemos tenido el caso, lo que no corresponde”, explicó.

Da Silva cuestionó que “lo primero que se hace es enviar a la cárcel, cuando hay medidas sustitutivas”.

No obstante, el sacerdote reconoce que se han adoptado “iniciativas mínimas para descongestionar, especialmente las grandes cárceles” -como el aceleramiento en el dictado de sentencias, el otorgamiento de indultos o la expulsión de presos extranjeros-, pero advirtió que la solución al problema “requiere un análisis más profundo”.

“Con la información que trae el santo padre alguna luz vendrá, seguramente habrá después un mayor compromiso de las autoridades y de todo el aparato jurídico”, se esperanzó.
Según el informe “Personas privadas de libertad en el estado plurinacional de Bolivia” elaborado por la Defensoría del Pueblo en 2013, los presidiarios “están expuestas y de hecho sufren vulneración a sus derechos desde tres ámbitos: la retardación de justicia, las condiciones en que viven (hacinamiento, corrupción, dependencia económica para sobrevivir y violación sistemática de los derechos humanos) y la discriminación social”.

El 23 de agosto de 2013 se produjo una pelea entre presidiarios como consecuencia del cual murieron 35 personas, de las cuales tres eran extranjeras y la de menor edad tan solo tenía 18 meses.

Ubicado a 15 kilómetros de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, el penal de Palmasola concentra el 33 por ciento de la población carcelaria del país, es mixto y algunos hijos de los detenidos conviven allí con sus padres presos.