Por Alejandro Maidana

Damián hizo su carrera de Licenciatura en Química y el doctorado en Exactas bajo la dirección de Alicia Nina Ronco. Se desempeñaba como Profesor Asociado Ordinario del Departamento de Química, dictando materias de la Licenciatura en Química y Tecnología Ambiental, carrera que era su pasión académica y científica.

Damián era investigador Independiente del CONICET y realizaba su trabajo en el Centro de Investigaciones Medioambientales (CIM), habiendo realizado estudios reconocidos internacionalmente acerca de la persistencia y el impacto de plaguicidas y pesticidas en el medio ambiente.

Tal vez lo más importante, sus aportes no se limitaban a estudios puertas adentro del laboratorio, sino que Damián fue un referente en trabajos de extensión universitaria de problemáticas ambientales en el territorio, en contacto con las comunidades afectadas por el uso de los contaminantes que Damián analizaba. Fue fundador y referente del EMISA (Espacio Multidisciplinario de Interacción Socio Ambiental).

En su activa militancia y compromiso por derechos socioambientales de los pueblos, Damián promovió diferentes acciones. Sólo por mencionar un ejemplo, a instancias de Damián la Facultad intervino ante la justicia a favor de las escuelas fumigadas de Entre Ríos. Fue un formador de equipos de trabajo en docencia, investigación y extensión.

Resulta imposible digerir la muerte, y más aún cuando la misma decide llevarse a los imprescindibles tan rápidamente. La partida a otro plano de Damián Marino, investigador del CONICET y gran paladín de la ciencia digna, nos deja un poco más huérfanos en una lucha sumamente desigual.

En los últimos días Damián se mostró muy angustiado por el rumbo político que había tomado el país, no dudó en compartir a través de sus redes sociales que se encontraba atravesando un profundo cuadro de estrés. Como así también, expresó su preocupación por un equipamiento comprado a un dólar oficial que tenía que llegar el 12 de diciembre y no iba a poder retirar de la Aduana si la devaluación vaticinada se hacía presente.

Pero como todo ser humano sensible y profundamente consciente y solidario, Damián Marino como lo hizo a lo largo de su corta vida, nunca dudó en tomar un posicionamiento político. Uno de sus últimos posteos dejaba en claro el exasperante momento que estaba atravesando. “Cuando ves caer los planes bianuales de proyectos a pedazos, y lo peor y más conmovedor de todo, cuando becarios y pasantes brillantes con los que uno trabaja vienen a preguntarte si sus becas continúan o cómo sigue su futuro, créanme que estoy muy indignado con quienes votaron a Milei”.

Desde nuestro lugar de comunicador, el eterno agradecimiento por haber estado permanentemente a disposición cada vez que se lo solicitábamos para darle vida a distintos artículos periodísticos que perseguían seguir desnudando los profundos impactos de un sistema productivo enemigo de la vida en todas sus ramificaciones.

En tiempos aciagos y de profundo dolor, hemos perdido a uno de los mejores. Gracias Damián por poner la ciencia al servicio de las mayorías desnudando a los deleznables mercaderes de la misma. La tristeza es inenarrable.