Por Alejandro Maidana

La opinión pública, no es la opinión pública, no se trata del pensamiento reflexivo de la gente. Eso responde a dos situaciones, la primero es que no estamos educados para pensar, la otra es que el poder existente, que no es otro que el poder económico, domina los medios de información. La sociedad hoy se expresa a través de lo que consume mayoritariamente por los programas televisivos, no nos han formado para ser ciudadanos conscientes que puedan interpelar aquello que nos ocultan. Allí está la encerrona que debemos sortear.

A lo largo de nuestras vidas el control del pensamiento propio ha sido el principal ariete del poder imperante, desde allí la manipulación y la creación de verdaderos autómatas en gran escala. Lo que denominan opinión pública, es una opinión mediática construida por una elite, que, a lo largo de la historia, sigue anclando su relato hegemónico a través de un puñado de esbirros al servicio del dolor y la desesperanza.

Hace años nos encontramos transitando una pandemia tan sigilosa como demoledora, un espinoso camino en donde la manipulación de la realidad y la mentira se han convertido en verdaderos arietes de un apocalipsis informativo sin precedentes. Las fake news como herramienta para construir esa posverdad que tanto daño origina en la denominada opinión pública. Una disputa descarada del sentido común, un bombardeo mediático que tiene como objetivo alterar el raciocinio para construir una realidad beneficiosa solo para un puñado de facinerosos.

Atendiendo el espinoso y preocupante cuadro de situación imperante en torno a las noticias falsas y su profundo anclaje en la sociedad, Mauro Brissio, Magíster y Licenciado en Comunicación (UNLaM), puso en marcha un proyecto de ley que persigue como fin último, ponerle un freno a las fake news.  Consultado por Conclusión sobre los detalles y ejes de esta iniciativa, Brissio indicó que “son tres los ejes que le dan cuerpo a este proyecto de ley. El primero tiene su anclaje que en caso de comprobar con datos incontrastables que se tata de fake news, recordando siempre que una fake news es una operación política, lo que sucederá es que se avanzará con una multa económica de la cual su monto dependerá del tamaño del medio, de la cantidad de suscriptores, publicidad y venta que tenga el mismo. No es lo mismo un medio barrial que uno monopólico y corporativo. Lo que se busca también es la quita paulatina de la pauta oficial, ya que no se puede permitir que se financie la mentira con dinero del propio estado argentino”.

A través del segundo eje, se busca conformar un bloque de ciudadanía activa, aquí las universidades serán las encargadas de trabajar en brindar herramientas para que la población pueda contar con las mismas para luchar contra las fake news. “Necesitamos que la ciudadanía las detecte, no las comparta y las combata, esto es muy interesantes, ya que a diferencia de lo que muchos creemos por habitar ciertos espacios académicos, militantes e intelectuales, consideramos que el resto de las personas saben y manejan las mismas categorías que nosotros. Hace un tiempito, un informe de la Unesco arrojó un dato demoledor, en el mismo se dio a conocer que solo el 2% de los jóvenes sabe de la existencia de las fake news, y solo el 2% cuenta con los instrumentos necesarios para detectarlas”.

En el imaginario de los jóvenes, las fake news no existen, ya que, para las mayorías en su representación de la realidad, los medios de comunicación no mienten. “Por ello instamos a que el estado impulse un dispositivo pedagógico que piense algún tipo de modificación en el diseño del marco curricular para incorporar como eje transversal además de los temas que ya están como son, por ejemplo, la educación inclusiva, ESI, la formación ciudadana y las tecnologías educativas. Por ello propongo un quinto eje, el combate a la fake news, siendo este transversal a todas las materias, se tiene que enseñar de primero a sexto año, entiendo que esta es la única forma que se pueda instalar un proyecto de país a largo plazo. La batalla cultural está en marcha hace siglos, y tenemos que rever las estrategias”, enfatizó Brissio.

El tercer eje está orientado a prevenir el consumo de noticias falsas, ya que el primer eje sanciona una vez que se difunden, por ello este habla de prevención. “El tercer eje intenta colocar debajo de cada isologotipo un sistema semáforo de colores que vaya de rojo al verde donde según el historial de noticias falsas que tenga el medio de difusión se le asignará un color. Si es un medio que miente asiduamente se le asignará el color rojo, de lo contrario será el verde que lo defina. Claramente después quedará en manos del consumidor, si opta o no por seguir adelante, pero ese derecho y posibilidad hay que brindárselo al consumidor de esa noticia.

¿Cómo se puede seguir adelante con este tipo de proyectos cuando se busca anteponer la libertad de expresión como ariete? ¿Es posible contener el desprejuiciado avance de las noticias falsas sin inmiscuirse en un debate que no termine en saco roto? “En nuestro país los medios de comunicación se han acostumbrado a atacar como partido político, pero cuando es el gobierno quién le contesta, ellos se defienden abroquelándose en la libertad de prensa. Esto es más viejo que la escarapela y no descubrimos nada, en realidad lo que debemos discutir es que a ellos no les interesa la libertad de prensa, utilizan la misma como excusa y argumento para que no puedan caer sobre ellos ninguna regulación que atente contra los intereses corporativos que representan. Entonces, si uno les quita el poder, el arma de la actualidad que no son otras que las fake news, los desnudas. Por ello tengo la certeza que existe tanta reticencia, además el argumento es claramente obsoleto, ya que esto lejos está de buscar atentar contra la libertad de prensa, primero que la libertad de prensa es el artículo 14 de la Constitución Nacional y data de 1853, digamos que es muy antiguo esgrimirlo. Segundo, si bien a partir del año 94 cuando se reforma la CN los tratados internacionales adquieren relevancia constitucional, incluso el famoso Pacto de Costa Rica que en su artículo 13 habla de la libertad de pensamiento y expresión. Cabe destacar que también habla y aclara, invitando a la discusión, es que el artículo 13 tiene dos dimensiones, la individual y la social. La primera habla del derecho de las personas a difundir información e ideas de toda índole, mientras que en su dimensión social se refiere al echo que tenemos nosotros los ciudadanos de recibir información, y si bien no dice la verdadera, se sobreentiende que la misma debe ser veraz y no falaz”.

Por lo tanto, lo que está sucediendo es que se está vulnerando y atentando contra el derecho a la comunicación, entendiendo a la misma como un derecho humano. Por lo tanto, lo que se solicita con esta ley, es la búsqueda o restitución de un derecho que producto de la utilización de la mentira, es constantemente vulnerado. “Es imperiosa la necesidad de volver a sentarnos con la Convención Americana, con estos organismos que luchan en torno a la libertad de prensa, para discutir que hacer que tipo de sanciones pueda haber por utilizar la mentira atentando contra la democracia, el proyecto a largo plazo de un país, el sueño de los pibes, porque si no es como creer que uno puede andar por la vida diciendo cualquier tipo de cosas sin recibir ningún tipo de sanción. Si bien las noticias falsas existieron siempre con anclaje en una finalidad política, recordemos el mentado Estamos ganando en plena guerra de Malvinas. Lo que debemos entender es que las redes sociales han llegado para multiplicar y agilizar la velocidad en que se instala y se difunde una mentira. Hay varios estudios que dicen que, como consecuencia de las redes sociales, las mentiras se expanden hasta seis veces más rápido que las verdades, por eso mismo considero que la sanción no debe ser solamente para los medios tradicionales, sino también tiene que ser para las redes sociales. Al no poder contar con las herramientas necesarias a la hora de detectar una fake news, no podemos caerles a quiénes la consumen y la replican, pero si lo que se puede hacer, es detectar quiénes son los influencers, para mencionarlos de alguna manera, que instalan la mentira”.

Lo que, si se puede hacer con las redes sociales, es identificar quiénes son los trolls y los bots que forman parte y responden a una estructura de un influencer para tratar de conocer de dónde proviene, y así multar a todos. “Incluso hasta se podría pensar en alguna forma de anular esas cuentas, ya que esta herramienta existe y suele bloquear contenidos que atentan contra la moral de los más jóvenes cuando hay desnudos, insultos y peleas». Sobre la iniciativa de este necesario proyecto, Mauro Brissio comentó que “este tiene su nacimiento en lo que fue la persecución de Miriam Lewin, quién está a cargo de este proyecto, y segundo, es que no se sometió a ningún debate ciudadano, en un contexto donde estaban dadas las condiciones, en este caso la pandemia, disponer de un dispositivo que sancione la manipulación de las mentiras era aconsejable someterlo a discusión con la ciudadanía. Por ello la meta de este observatorio que busca ser lo mas plural y transversal posible, ya que se trata de la información que consumimos como sociedad”.

Con respecto a las sensaciones sobre la llegada e impacto de esta idea que persigue ponerle un cepo a la manipulación de la mentira con fines políticos, el Licenciado en Comunicación fue contundente:  En lo particular me encuentro muy feliz, ya que en muy poco tiempo logramos avanzar con las firmas y el interés de muchísimas personas. Esto demuestra que la gente está cansada de la utilización de las mentiras, de las fake news, entonces tenemos que estar muy contentos. Como decía Arturo Jauretche, de la tristeza no se consigue nada bueno, los pueblos tristes nunca consiguieron nada, por eso tenemos que combatir con alegría. Estimo que claramente puede llegar a debatirse en el Congreso, pero mucho más difícil es su aprobación por las características del proyecto. En definitiva, lo que nos interesa es que se pueda debatir, tratar y que el mismo pueda instalarse en la sociedad, esa es la piedra basal. Como experiencia personal puedo mencionar que apenas se decretó la cuarentena, comencé con ataques de pánico, a esto pude atribuírselo a un audio que me llegó y que sostenía que el Hospital Guemes estaba colapsado por casos de coronavirus, cuando en realidad solo había uno en todo el país. Hoy aplicando el sentido común y le diario del lunes, podes percatarte que eso era imposible, pero en aquel contexto de incertidumbre fue demoledor. Cabe destacar que esta experiencia transitada fue la que me impulsó a trabajar sobre un proyecto que combata la utilización de la mentira como herramienta informativa”.

Quién va a determinar si una noticia es verdadera o no, va a ser un concejo civil de fake news, el mismo estará integrado por asociaciones de la sociedad civil, fundaciones, colegios de profesionales, clubes de barrio, sindicatos y todos aquellos que deseen participar. “La idea es que haya un representante por cada organización y que el mismo vaya cambiando anualmente. Las fuentes de constatación serán los organismos estatales, la idea es que ese concejo este nutrido por los informes, los papers las investigaciones que llevan adelante cada una de las áreas del estado. No tenemos el apoyo de ningún sector político, en lo particular no pertenezco a ninguna estructura ni partido político, esto fui una iniciativa que nació en las redes sociales hace algunos meses y que tomó una fuerza colosal que rápidamente se instaló tanto en la agenda social, como en la mediática y política. Si bien existe la iniciativa de algunos integrantes del Frente de Todos que se ofrecieron en ayudarme, debe quedar claro que este proyecto no responde a ninguna bandera política. Tenemos que entender que nos encontramos ante el desafío de escaparle a la grieta, y comprender que la mentira como herramienta política atenta fuertemente contra la democracia porque anula el acto político más importante que tenemos, que es la escucha. A partir desde una verdad absoluta las fake news buscan reforzar lo que uno pueda pensar para poder legitimar esa postura, pese a que la misma sea errónea. Entonces, como yo ya tengo mi verdad absoluta, anulo la posibilidad de debate e intercambio, así es como se anula la democracia, ya que se anula la escucha”.

Mauro Brissio pudo llegar a la conclusión que al menos una fake news por día se instala en la sociedad, el marco de la pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania, propiciaron la propagación masiva de las mismas. “Por ejemplo, se llegó a la conclusión que el 95% de las noticias que circulaban del conflicto bélico, eran falsas y carentes de veracidad alguna, allí se puede ver la estrategia impulsada por la OTAN anclada en la desinformación. Ennuestro país se avecina un nuevo contexto, y es el electoral, allí es donde las fake news se instalarán conformando un campo minado en materia informativa. Debido a esto, y al aproximarse las elecciones ejecutivas del 2023, la pendiente irá paulatinamente en ascenso, si bien desconocemos la cantidad que tendremos por semana, lo que, si está claro a medida que nos vayamos acercando, este número va a ir en aumento. La sección en donde más fake news aparecen, son las vinculadas a la política, porque las operaciones son en su médula operaciones políticas, la definición es noticia falsa o errónea que se encuentra influenciada por grupos de poder, que es además una operación política que necesita ineludiblemente de una comunidad organizada, operadores”.

El sacar de contexto las declaraciones de una persona está familiarizado con las noticias falsas, esto pasó hace algunos días atrás cuando una mujer vinculada a un plan social brindó una entrevista en TN, acto posterior y de manera mal intencionada, la misma fue recortada con el fin de estigmatizar y criminalizar la pobreza. “Esta es la categoría de contexto falso, después tenemos la categoría de conexión falsa, que es cuando el título plantea una cosa y el contenido de la noticia plantea una cosa totalmente distinta, acá aparecen Clarín e Infobae como los campeones mundiales en esto. Si bien también esto es obra de una prensa amarillista que busca llamar la atención a través del título, debemos saber que, si el contenido está completamente desarticulado con el encabezado y la foto de portado, también es una fake news. Incluso también tenemos páginas falsas, que es cuando circula información de páginas apócrifas que no son verdaderas. Pretendemos que de la elaboración final de este proyecto participen escuelas de periodismo, universidades y observatorios, ya que necesitamos que las políticas se construyan de abajo hacia arriba y no a la inversa. Por ello si queremos que esta propuesta sea apoyada, traccionada, empujada y reconocida por todos los sectores de la asociación civil, estos sectores que tienen una trayectoria reconocidísima, aporten su conocimiento y camino en el armado de este proyecto. De no lograr que estos sectores participen del proyecto, difícilmente quieran apoyarlo, es fundamental para dar este debate político que todas las voces se encuentren participando y comprometiéndose”.