LUNES, 02 DE DIC

Especialistas aconsejaron tomar recaudos por las quemas en el Delta del Paraná

El presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC), Maximiliano Gómez, dijo que la exposición a partículas de humo afecta también de manera irritativa a las personas que no tienen alergia, y no solo a quienes padecen esa respuesta inmunitaria a la acción de sustancias ambientales.

 

La quema de pastizales que persisten en las islas del Delta del río Paraná trae consecuencias en la salud de las personas alérgicas pero también de quienes no sufren ese problema, según la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC), que señaló que deben tomar las mismas precauciones quienes viven cera de los incendios o los que están en zonas más alejadas.

Las partículas producidas por el polvo de las cenizas ocasionadas por los incendios provocan alteraciones respiratorias tanto a nivel superior, con estornudos, irritación ocular, nasal, congestión y eventual secreción nasal, como síntomas respiratorios inferiores (tos, falta de aire o silbido en el pecho).

Además, producen exacerbaciones del asma, enfermedades alérgicas y enfermedad pulmonar obstructiva (EPOC) crónica, como también un aumento de procesos infecciosos como sinusitis y neumonía, según informó el comité de medio ambiente y tabaquismo de la AAAeIC.

«Esto se manifiesta con picazón, ardor, irritación y, en ocasiones hasta dolor a nivel de la parte respiratoria, como puede ser en la nariz, garganta y ojos, pero en personas que tienen algún tipo de antecedente respiratorio puede provocar aumento de sus síntomas a nivel bronquial», aseguró el especialista Maximiliano Gómez, quien confirmó que estos efectos los pueden tener personas no alérgicas.

El especialista detalló que esta distinción vale para los pacientes con asma o EPOC que presentan un aumento de sus síntomas al exponerse al material particulado que genera la quema de pastizales y al humo.

En tanto, en las personas sin antecedentes respiratorios ambas sustancias pueden generar irritación en la parte respiratoria y tos, que suele ser seca y durar varios días.

Por su parte, en las personas alérgicas provoca «un aumento notable de sus síntomas» como estornudos, congestión, picazón, lagrimeo, y en quienes tienen asma puede llegar a provocar una crisis asmática.

«La severidad de los síntomas tiene correlación con el grado de exposición en cuanto a tiempo y la calidad del aire», especificó.

Respecto a las precauciones que se deben incorporar, Gómez aconsejó evitar la exposición y cuando es inevitable utilizar barbijo «siempre cubriendo nariz y boca, una medida que nos enseñó la pandemia de coronavirus».

Además, recordó proteger los ojos y en el caso de las personas alérgicas y asmáticas abandonar sus tratamientos regulares y consultar al alergólogo cuando no puedan controlar la exacerbación de los síntomas.

Por otro lado, el humo puede generar en adultos mayores, infantes o lactantes una inflamación a nivel respiratorio que se puede identificar con los mismos síntomas del resto de las personas «pero con una capacidad menor para poder tolerarlos», detalló Gómez.

«En este tipo de población se sugiere evitar la exposición al humo y mantenerse dentro de sus domicilios hasta que mejore la calidad del aire ambiental», dijo.

Las recomendaciones son las mismas para quienes viven en lugares alejados pero alcanzados por el humo como ocurrió en las últimas horas en Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) por la quema de pastizales en la zona del Delta del Paraná. «La diferencia radica que quien está más cerca del foco de incendio se expone a cantidades notablemente mayores», precisó.

«Es válido aclarar que en los lugares distantes si la exposición es prolongada el daño que pueda generar también será proporcional al tiempo de exposición por la absorción e inhalación continua del material particulado que debemos evitar», indicó el especialista.

En ese sentido, explicó que no se espera el desarrollo de alguna enfermedad exclusivamente relacionada a la exposición del humo y su material particular debido a que el tiempo de exposición no suele ser prolongado, y si se toman las medidas de precaución necesarias.

«Durante más de tres a cinco días provoca un aumento de la tos e irritación de la garganta que conduce a una inflamación de las vías respiratorias y los ojos que se hace difícil contrarrestar con medicación sintomática (jarabe para la tos, colirio simple). Cuando ya no se logra controlar la inflamación que provoca una exposición continua o prolongada es allí cuando más indicamos que consulte al alergólogo», advirtió.

Por último, el especialista comparó los incendios y la quema de pastizales con ciudades en donde hay contaminación elevada por combustión de vehículos o donde el viento Zonda arrastra mucho polvo en el aire del ambiente y genera un aumento de los síntomas de manera equivalente.

La AAAeIC cuenta con un servicio en su página web para poder tener una consulta con un alergólogo en cada sitio del país, que puede consultarse en: alergia.org.ar

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