Un policía mató a un delincuente que el mes pasado intentó un robo en la Panamericana. Foto: Twitter

Por Daniel Gallo*

La inseguridad en el conurbano queda a la vista gracias a las cámaras de seguridad. Esos sistemas de videovigilancia que adoptan cada vez más vecinos expone en forma cotidiana una gran cantidad de robos. La última estadística oficial, para el período entre el 20 de marzo y el 26 de junio pasado, señaló que en el territorio bonaerense se denuncian cada día 146 delitos contra la propiedad. Sin embargo, los vecinos tienen «la sensación» que los criminales merodean en forma constante cada barrio. Y un indicador indirecto de un ascendente nivel de violencia puede encontrarse en las cifras de ladrones abatidos en enfrentamientos con policías. En ese caso, este año se registra un récord con 71 delincuentes muertos en Buenos Aires durante tiroteos con personal de fuerzas de seguridad.

Esos episodios crecieron un 50 por ciento con relación al promedio de los últimos cuatro años, establecido por la información oficial en 47 casos.

La mayoría de esas situaciones se generó cuando ladrones intentaron robar a policías -tanto bonaerenses como federales y porteños- en momentos en que estos estaban de franco y sin uniforme. Sirve esa circunstancia para definir la violencia de los actuales enfrentamientos callejeros en el conurbano.

No aparecieron registros de los llamados casos de gatillo fácil, salvo en un episodio ocurrido en mayo pasado, cuando un policía federal fue procesado por la muerte de un joven -que recibió un balazo en la espalda- que supuestamente había intentado robar su vehículo junto con otros cómplices.

Diferentes situaciones se vivieron en estos meses en otras provincias, como ocurrió enCórdoba y Tucumán, donde se produjeron fuertes escándalos por la participación policial en homicidios. En Buenos Aires parece tratarse de situaciones en las que los agentes se defendieron de ladrones que los habían elegido como blancos. Y el resultado fue similar al observado durante reacciones de otras víctimas del delito que tenían un arma a su alcance, como lo sucedido la semana pasada en Florencio Varela, donde un jubilado mató a dos ladrones que buscaban llevarse su camioneta.

Esta cifra récord de delincuentes abatidos en Buenos Aires tiene un impacto mayor al considerarse que en los últimos ocho meses hubo medidas de aislamiento social que disminuyeron el movimiento en las calles. Desde el relajamiento de la cuarentena observado a partir de junio también se notificaron muertes entre los agentes que fueron víctimas directas de robos. Siete uniformados fallecieron en el segundo semestre, entre los que se encuentran los policías federales Ariana Micaela Romero, de 23 años, asesinada en Quilmes, y Diego Di Giácomo, de 29 años, baleado durante el asalto en una heladería ubicada en Ramos Mejía.

Por el asesinato de Di Giácomo fueron arrestados en las últimas horas cuatro sospechosos que habían buscado refugio en la villa 1-11-14. Uno los participantes del raid criminal que finalizó con el asesinato del policía federal había sido beneficiado con el arresto domiciliario para protegerlo de un posible contagio en prisión del Covid-19. Con antecedente de robo y pulsera electrónica para, supuestamente, garantizar su detención hogareña, el hombre está acusado ahora por el homicidio de Di Giácomo.

Su caso no es una anormalidad en el sistema de control de presos. Por el riesgo de la pandemia dejaron los penales federales y bonaerenses más de 4500 detenidos, en un contexto de creciente violencia delictiva.

Al menos 26 agentes resultaron heridos en sus encuentros con delincuentes desde junio pasado, dato que también marca en forma indirecta la violencia cotidiana en los distritos bonaerenses. No hay un registro certero de ladrones heridos en esos tiroteos, pero si numerosos casos que se hicieron públicos. El jueves pasado, por ejemplo, se registraron dos sucesos con esas características. Un policía federal se tiroteó en Ramos Mejía, partido de La Matanza, con delincuentes que robaron su vehículo y logró alcanzar con un disparo en el abdomen a uno de los ladrones; en Bernal, un agente porteño se defendió en el intento de robo de su automóvil y baleó en el pecho a uno de los atacantes, un menor de 13 años.

El robo de automotores aparece como una constante en los casos con muertes en estos enfrentamientos. En esas circunstancias se generó el último caso registrado de delincuentes abatidos por policías. El martes pasado un agente que, acompañado por su hija, estacionaba su vehículo la localidad de Loma Hermosa, en Tres de Febrero, mató a un ladrón, un adolescente de 17 años, que intentó apropiarse del automóvil. Unos pocos días antes, un policía federal había abatido en Punta Lara a uno de los delincuentes que intentó quedarse con su motocicleta. Entre uno y otro hecho, un policía bonaerense fue herido en La Matanza durante el robo de su camioneta.

El nivel . de violencia en el conurbano también queda a la vista con la repetición de sangrientos tiroteos entre policías y ladrones.

*Fuente: La Nación.