Por Alejandro Maidana

Días atrás el Ministerio de Relaciones Exteriores anunció la reducción de aranceles para la importación de insumos que se utilizan en la fabricación de potentes herbicidas como la atrazina y el glifosato. Esto se da en un marco de un aislamiento social obligatorio que fue empujado por la pandemia del covid-19, las fumigaciones siguen siendo un legítimo motivo de reclamo por los distintos pueblos fumigados.

En su boletín oficial, el Ministerio informó la puesta en vigencia de acuerdos de complementación económica entre los países del Mercosur que implican una rebaja del 2% sobre el valor FOB (el valor de la mercancía puesta a bordo de un transporte marítimo) de los ingresos al país de monoisopropilamina y sus sales, con un cupo de 26.282 toneladas, y dimetilamina, con un límite de 6000 toneladas, por los próximos seis meses.

Mientras que la mayoría de los argentinos debe, de manera obligatoria, permanecer en cuarentena para la no propagación de un virus, el agronegocio continua con sus aspersiones tanto por aire como por tierra, envenenando el porvenir de distintas generaciones. Algo que resulta tan paradójico como ambiguo, si tomamos como referencia el anclaje discursivo sobre la importancia de la salud muy por encima de lo económico.

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Las incesantes denuncias sobre reiteradas fumigaciones ilegales a lo largo y ancho del país, lejos de haberse visto amainadas a causa del aislamiento, siguieron adelante generando un panorama desolador para quienes las padecen. Una clara demostración que el poder económico goza de absoluta inmunidad y privilegios por el sobre el resto de los humanos, que a  duras penas, buscan sobrevivir bajo este contexto histórico.

“En primer lugar, nos resulta preocupante que en medio de la pandemia COVID19 que afecta la salud de todas las comunidades, y de acuerdo a lo publicado en el Boletín Oficial del 22 de abril, el Ministro de Relaciones Exteriores de la Nación, Felipe Solá, haya reducido los aranceles para potenciar la importación de insumos para la fabricación de agrotóxicos en el país. Ésta resulta, además, una maniobra que implica un beneficio para las multinacionales que operan en el negocio de la Agroindustria extractivista, con el fin de asegurar sus ingresos en el suministro de venenos para la próxima temporada de siembra de cultivos transgénicos.

Tanto las empresas, hoy beneficiadas, como quienes son fervientes adherentes al modelo de producción agroindustrial, son justamente quienes están acabando, desde hace décadas, con la salud de los pueblos y con la salud de la Tierra, es decir, con la Salud con mayúscula, ya que la Tierra y los seres vivimos conformamos una sola Salud”. Esta es una parte del comunicado emitido por las Asambleas de Pueblos Fumigados de la provincia de Buenos Aires y colectivos hermanos en clara disconformidad con la decisión tomada por el Ministerio de Relaciones Exteriores.

El mundo pos pandemia debe ser necesariamente más humano y equitativo

Si bien es muy común oír en boca de distintos actores sociales la frase empapada de retórica “ya nada volverá a ser igual”, la realidad nos muestra de una manera muy explícita, que la tarea de trocar de paradigma, no será para nada sencilla. Resulta utópico pensar que aquellos que abrazaron durante siglos los privilegios de clase, hoy se encuentren con la guardia baja y dispuestos a hipotecar su hegemonía.

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La agenda del poder real legitimada por los monopolios informativos, con certeza buscará mutar en un capitalismo verde, las mismas corporaciones que hoy son interpeladas en profundidad, se reinventarán en otras que llegarán con un discurso lavado que a prima facie, nos podrán parecer menos dañinas. Por ello es fundamental repensar el tiempo que se avecina de una manera tan consciente como responsable, el desafío está planteado ¿Podremos hacernos cargo del mismo? ¿Tenemos la sincera necesidad de cambiarlo todo? Es tiempo de ponerse a trabajar, y dejar aquellos discursos que embelesan al alma, en el rincón donde suelen permanecer los sueños rotos.

Sin duda alguna uno de los puntos salientes de este paradigmático debate, tiene su anclaje en el modelo agrario, una usina de soja que obligó a transformar el viejo campo, en un desierto verde productor de commodities. Tomando como referencia este importante disparador, Conclusión dialogó con aquellos que no han cedido un centímetro en su estoica lucha por impulsar una matriz productiva no contaminante, que alimente y democratice la tierra.

Si algo dejó sobreexpuesto esta pandemia, es la vulnerabilidad del sistema productivo basado en renta y rindes a cualquier costo, económico, cultural y social. Las corporaciones no deben ser parte del Estado, ni regulando sus propias leyes, ni en la  planificación de la especulación basada en saqueo, pobreza y exclusión”, indicó Jeremías Chauque, campesino e integrante de Desvío a la Raíz.

El otro campo, el ninguneado e invisibilizado, sigue exigiendo la palabra. “Las organizaciones que además de trabajar la tierra, la multiplicamos y defendemos, hemos sido una vez más, las que demostramos estar a la altura de la circunstancia produciendo alimento y ambiente sano para nuestros pueblos”.

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Transgénicos, venenos, migraciones internas y concentración de tierras, el desolador panorama que desembarcaría en 1996. “Nada puede ser positivo cuando solamente en la producción de frutilla se utilizan más de 40 agrotóxicos, fertilizantes  sintéticos, explotación de suelo, agua, familias trabajadoras,  variedades impuestas a fuerza de estado, agrónomos agrofarmaceúticos , corporaciones que arrasan variedades locales, saberes y salud”.

El aislamiento social obligatorio, las fisuras de una cuarentena que puso al desnudo una vez más los privilegios del sector. “El extractivismo nunca se puso barbijo, ni respetó la cuarentena. Un estado que manifiesta su condición y origen popular debe iniciar el proceso de regeneración de soberanía, en el suelo, en el agua, en la semilla, en su matriz energética. No hay margen, ni tiempo, es por eso que las organizaciones campesinas indígenas nos ponemos a disposición para debatir y reconstruir sistemas productivos que sean la base y herencia para las próximas generaciones, donde además de resolver la micro y macro economía, podamos cosechar salud, cultura y soberanía. Los pueblos que respeten la vida, los derechos, que sean protagonistas  de  políticas agrarias, energéticas, entre otras, van a estar en condiciones concretas de que ninguna pandemia, especulación o saqueo, los ponga en cuarentena, si no que atrincherados, labren su propio destino soberano. Llegó el momento, ES  AHORA”.

Medardo Ávila es el Coordinador de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, una voz imprescindible ante tanto silencio especulador y cómplice. “Estamos muy sorprendidos con la noticia de que el Gobierno Nacional ha resuelto disminuir los aranceles a la importación de agrotóxicos. Ésta es una actitud que claramente favorece y privilegia al agronegocio en sus ecuaciones económicas, es un respaldo a la agricultura tóxica, a la producción con semillas transgénicas”, indicó el facultativo médico.

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Ganancias de unos pocos, sacrificio de unos cuantos. “Esto beneficia de sobremanera a los productores sojeros principalmente, nos preocupa que en esta pandemia que estamos atravesando mundialmente, los sectores concentrados de la economía sigan atentando contra las medidas que están resguardando la vida. Estos sectores solo persiguen conservar sus negocios y preservar sus tasas de ganancias permanentes, es por ello que utilizan las suspensiones y despidos de sus trabajadores, como una clara herramienta extorsiva. Allí aparecen las figuras de Paolo Rocca y el grupo de Ceos vinculados al PRO”.

Un gobierno que lejos de estar blindado, recibe disparos de un poder económico enmascarado en los medios masivos de comunicación. “La intención de impulsar un impuesto a las grandes fortunas, le ha salido caro, ya que las operaciones mediáticas se siguen sucediendo una tras otras. Si bien no debemos desconocer la importancia de este impuesto, no podemos dejar de lado las políticas de protección al modelo extractivista, orientadas solo a recaudar a través de la explotación de nuestros recursos naturales. Vemos que el gobierno sigue insistiendo en esté camino que no es otro que el que ha originado esta pandemia”.

La destrucción de las condiciones psicológicas ha imposibilitado el desarrollo de la vida. “No solo se ha autorizado las fumigaciones en plena cuarentena como si fuese una actividad esencial, al igual que la megamineria, sino que ahora les otorga beneficios impositivos disminuyéndoles las tasas de impuestos, cuando necesitamos fondos para poder sostener la cuarentena de un montón de gente que está en su casa sin poder trabajar, mientras que a los sojeros se les disminuye los costos. Es tan increíble como contradictorio lo que hace el gobierno, lo consideramos gravísimo. Si continuamos por este camino, solo vamos a asegurar condiciones para las nuevas pandemias, aletargando el debate sobre la imperiosa necesidad de contar con un modelo productivo que no atente contra la salud de todas y todos los argentinos”, concluyó Ávila.

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La Red Federal de Docentes por la vida, reúne a un grupo de imprescindibles que coincidieron en el camino y que hoy por hoy, siguen dando cátedra de compromiso, empatía y solidaridad en cada rinconcito del país. Daniel Mangold es uno de ellos, docente y veterinario que en una profunda charla con Conclusión, acercaría una serie de reflexiones de suma valía. “Hay mucho pueblo, mucha gente, que de alguna manera, pone toda su confianza en el gobierno nacional actual que integra el Frente de Todos. Son muchos los que tienen una fe mesiánica en la política partidaria y su respuesta a las necesidades de las personas, hay muchos que votaron de manera pragmática para despedir a Mauricio Macri. Esto genera un fuerte condicionamiento político y mental que opera sobre estas personas, pensando en que todas las acciones que ejecuta este gobierno, tienden a la protección civil y del ambiente, lo que a las claras se encontraría en las antípodas de lo realizado por el gobierno anterior”.

La figura de Felipe Solá, fortalece a viejos fantasmas que nunca han dejado de acechar. “Considero pertinente mencionar esto, ya que muchas cosas se omiten con respecto a la lucha ambiental y de los derechos humanos, pensando en que esas fuerzas están traccionando de ese modo en este momento. Un claro ejemplo tiene que ver con la figura de Felipe Solá, quien es ingeniero agronómo y tiene en su derrotero el haber permitido el ingreso al país en 1996 de los organismos genéticamente modificados junto a todos los paquetes de agroinsumos”.

Un personaje político que se recicla en silencio permaneciendo inmune con el correr de los años. “Sabemos que su rol es fuertemente pragmático, es decir, en el momento que tuvo que enviar a reprimir las voces disidentes lo ha hecho, por eso mismo se ha buscado contar con esta persona para nada más y nada menos que ocupar el puesto de canciller. Nosotros sabemos que la cancillería, sobre todo en países como Alemania, son personas fuertes y casi plenipotenciarias a la hora de la negociación de la s jugadas económicas con otros países bajo un tablero geopolítico mundial. Por eso no llama la atención que haya sido precisamente Felipe Solá quién haya estimulado la baja de aranceles y los favores que de manera permanente el agro concentrado de este país ha estado demandando. Este es un claro llamado de atención ya que se le ha dado uno de los mayores roles, representando los intereses de un gobierno, que a las claras se perfila para seguir subordinado a los sectores del agronegocio que tienen estrecha vinculación con las mega corporaciones a nivel mundial”, expresó Mangold.

La pasividad del Ministerio de Ambiente y Desarrollo ante el sostenido avance de las actividades contaminantes y concentradoras de privilegios, permanece impertérrito. “Juan Cabandié nos muestra cómo hacer un compos desde su hogar, en un claro gesto burlón, ya que lejos está de preservar los bienes naturales del país. Cabe destacar que las empresas transnacionales utilizan el mismo ardid para poder ocultar su verdadero rostro en materia de daño ambiental, es un claro maquillaje. Mientras nos muestran una forma humana de relacionarse con el entorno, desmontan, envenenan, saquean y monopolizan nuestros alimentos. Siguiendo con Cabandié, el mismo manifestaba su rechazo hacia la megaminería transnacional, sosteniendo que la actividad debería ser estatizada. Es preciso destacar que eso es una habilesa para esconder un negocio, ya que la actividad es perniciosa y considerar que puede transformarse en sustentable es un verdadero oxímoron.”

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Los capitales estatales no garantizan necesariamente el cuidado de aquellos recursos que vienen siendo esmerilados durante siglos. “YPF es una de las empresas con mayor parte del capital nacional, que tiene para el sector agropecuario, insumos agrotóxicos en escalas cuantiosas que intoxican tanto a la tierra como a las personas. Los incendios en la localidad santafesina de “Los Amores” reeditan el viejo fantasma de la Forestal. El norte de la provincia tiene en su vientre una historia escrita con sangre, ya que aquellos huelguistas que le dijeron basta a la explotación, fueron reprimidos, asesinados y perseguidos por el solo hecho de alzar su voz dignamente”.

El sector concentrado del agro sigue encontrando en el Estado el soporte fundamental para seguir conduciendo con “éxito” los hilos de una maquinaria infernal. “No hace falta atacar y combatir a la agroecología, basta con oxigenar al monstruo del agronegocio favoreciéndolo en todas sus ramificaciones y reclamos. El Estado es la pata fundamental, el garante primordial del funcionamiento de una maquinaria tan perversa como dañina. Hoy las aspersiones se encuentran practicando el libre albedrio, ya que debido a la cuarentena, la mayoría del pueblo fumigado se encuentra en sus hogares y privados de luchar o resistir el abuso”, enfatizó el docente y veterinario.

Una encerrona que parecería no tener una salida estatal, “la Secretaria de Agricultura Familiar que fuera diezmada por el macrismo, y que no fue fortalecida por el cristinismo, sigue siendo coordinada a nivel provincial por los mismos punteros del PRO. Siendo éstos los encargados de armar las listas negras para poder perseguir y despedir a compañeras y compañeros que se dedicaban a fortalecer material y políticamente, al sector campesino en su organización. Cuando hablan de avanzar en la producción, hablan de avanzar con la producción extractivista pero no con la agroecológica, con aquella que permite producir alimentos sanos y soberanos”.

Para concluir, Daniel Mangold aportó una última reflexión, un llamado a la organización horizontal para poder salir definitivamente de la encrucijada a las que nos somete el sistema.”Todas aquellas que personas que tengan el deseo y decidan autogestionarse, sean abogados o barrenderos para citar ejemplos, hoy más que nunca tenemos que agruparnos políticamente. Pero no con la política tal cual la conocemos, sino para ayudarnos mutuamente y no sucumbir en los brazos del Estado. La organización tiene que ser ahora, no se puede perder más tiempo esbozando marcos teóricos, debemos reproducir la agroecología ya mismo, hay que ir por la tierra en el marco de las posibilidades de cada uno para producir alimentos sanos y soberanos para poder generar el tan necesario intercambio”.