Es sabido que el mes de diciembre es emblemático en la cuestión que tiene que ver con la cantidad de comida que se ingesta y el aumento de peso. Entre las graduaciones, las despedidas de año y por supuesto los festejos de Navidad y Año Nuevo, es inevitable poder medirse. Sin embargo, es paradójico ya que a su vez, con motivo de la llegada del verano, es el mes que más gente visita el gimnasio, los parques están minados de corredores y aparecen de la galera las mil y una dietas con nombres y estrategias “raras” que  invaden las redes sociales, las revistas y los programas de televisión.

En dialogo con Conclusión, la doctora en nutrición Karina Frattini, reveló la verdad de los mitos y verdades que los argentinos utilizan cuando llega esta época del año para justificar la cantidad (desmesurada) de comida que prepara e ingiere.

La mesa de Nochebuena de la familia argentina se asemeja a un banquete de catación de críticos culinarios; un sinfín de variedades y mezclas hacen de la cena una oferta calórica que trae como consecuencia el aumento de peso notable en el lapso de  unas horas.

La doctora Frattini comienza su relato refiriéndose a la preparación de la mesa navideña como si fuese “la última cena” y en realidad se debe entender que en ese sentido es un día más, “es un día en donde uno se encuentra con la familia, con amigos, donde hay que festejarlo, pero sí, lo que siempre se recomienda es que ese día no se lleve toda la energía, todo el esfuerzo que uno ha hecho durante un tiempo para bajar de peso o simplemente estar saludable”, manifestó la profesional.

Entrada, plato principal y postre

A su vez sugiere que en la mesa si bien debe haber variedad de platos que gusten, se debería elegir dentro de ellos para reducirlos a una porción normal. “Si tenemos variedad de entradas, que va desde un pionono, fiambres, ensalada rusa…, sería apropiado elegir dentro de esos platos el que más me gusta, o el que no suelo comer a menudo, y lo disfruto al máximo”, explicó la doctora.

El plato principal se suele elegir teniendo en cuenta el gusto familiar, la cantidad de comensales, el número de niños que se sentarán en la mesa, y porque no, de acuerdo al clima que esté pronosticado para ese día. Frattini, con respecto a este momento de la cena, sugiere que siempre haya una porción de carne, sea de vaca, de pollo o de pescado acompañado de ensalada; “la ensalada es una opción que para las Fiestas se deja bastante de lado, y hay que incorporarla más, es muy importante”, expresó.

Los invitados están llenos, el botón del pantalón agoniza, pero, sin embargo, falta el (o los) postre, y como buenos argentinos, se sigue comiendo sin querer dejar de probar ninguna propuesta dulce. “El momento del postre se convierte en una mesa dulce donde hay garrapiñada, pan dulce, frutas secas, helado o ensalada de frutas; a la cual muchas veces se le agrega alcohol para hacer clericó y demás; si bien nadie dice que la gente no coma postre, hay que medirse con la porción, no es dejar de comer, es medirse y elegir lo que voy a comer”, describió la doctora y agregó: “Una persona durante las Fiestas, más específicamente durante el 24 y 25, está ingiriendo aproximadamente alrededor de cuatro mil calorías, lo cual es una barbaridad, y es lo que generalmente comemos en cuatro días”.

La bebida

Es importante saber que la bebida alcohólica posee más calorías que muchos alimentos. Dos copas de cerveza, por ejemplo, tienen en proporción 400 calorías. Teniendo en cuenta que la mayoría no toma solo esa cantidad, sino más bien, la duplica; sólo es cuestión de sumar.

Otro punto a destacar en cuanto a “los líquidos”, es la inevitable mezcla de ellos. En la mesa parece casi declarado que se coma con un tipo de bebida, se brinde con otro y se siga con uno distinto al último. La cuestión es que nunca es agua lo que se elije para tomar.

Según indica la doctora Frattini, la cerveza es la bebida que menos cantidad calórica posee; en el lado opuesto está el vino, el conocido “fernet con coca” y el champagne (sobre todo el frutado).

Día después: el 25

No contentos con todo lo que se comió y se tomó en el festejo de Nochebuena, pareciera necesario terminar de comer “las sobras” el 25 al mediodía. La Navidad arranca cerca del mediodía cuando se vuelven a llenar los platos y por qué no, se hace alguna otra receta “por las dudas los restos no sean suficientes”.

Esta suma de comida tiene consecuencias a largo plazo. El argentino, terminado diciembre, recurre al nutricionista, al gimnasio o al personal trainer exigiendo que hagan milagros y en quince días los hagan convertirse en modelos de tapa de revistas.

“Lo importante es continuar realizando actividad física, antes, durante y después de las Fiestas. No intensificar sólo por lo que desmesuradamente comieron estos días festivos, ya que puede generar lesiones físicas”, expresó la profesional consultada.

Frattini resumió diciendo: “No hay alimentos buenos o malos que se deban comer o estén prohibidos; son alimentos, hay pacientes que los pueden comer y otros que deben tener más cuidado con las porciones”.

Sugerencias

  • Tomar mucha agua: antes y después de los días festivos. Si bien es un hábito que se debería tomar para el día a día, vale intensificar la conducta de ingerir agua luego de comer en exceso
  • Medir las porciones: no se trata de dejar de comer, sino de moderar las cantidades; sobre todo las de alcohol
  • Elegir lo que más guste: dentro de todas las propuestas y recetas que ofrece la mesa, optar por lo que uno más tenga ganas de comer. La indigestión no es placentera.
  • Tener en cuenta que el ejercicio es la base fundamental de una vida saludable y condición base para perder peso. Según la doctora Frattini “si ingresa más de lo que sale, queda acumulado en kilos”
  • Disfrutar, estar en paz, en familia es la clave para resignificar las Fiestas y que pasen por el encuentro con el otro y no por “la cantidad que vamos a comer”