El 11 de septiembre se celebra el Día del Maestro en homenaje a Domingo Faustino Sarmiento, conocido como «el padre del aula”, en conmemoración a la fecha del aniversario de su muerte. Él desempeñó los cargos de político, filósofo, pedagogo, escritor, docente, periodista, estadista y militar argentino, gobernador de San Juan y presidente de la Nación Argentina.

En su día, cuentan como la pandemia cambió todos los paradigmas de la educación. Enseñar a dividir por la plataforma Zoom, aprender a editar videos para los alumnos, replanteos, amigarse con nuevas tecnologías, fueron algunos de los desafíos que los docentes tuvieron que afrontar a lo largo de la pandemia y, al celebrarse el Día del Maestro, coinciden en que este año y medio puso a prueba su creatividad.

«Cuando nos atravesó esta pandemia todos tuvimos que aprender algo bueno y valioso», aseguró a Télam Eugenia Clidas, maestra de escuela primaria en un colegio privado de la ciudad La Plata.

Para Clidas lo «más lindo» de esta experiencia fue comprobar cómo pudimos acercarnos un poco más con nuestros alumnos con «mensajes y saludos directos a través de los teléfonos. Que ellos vean que yo estoy de este lado», fue muy enriquecedor dijo la maestra.

Eugenia armó videos para los días patrios con fotos que le enviaban sus alumnos; enseñó la división en forma virtual; editó videos donde ellos se veían y después los compartió con su familia, etc. «Empatizar con el otro, ponerse en el lugar del otro», resumió la docente.

Mariana Maggio, directora de la Maestría en Tecnología Educativa de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y especialista en Educación, dijo que «el camino recorrido fue de un aprendizaje profundo que se dio tanto en el plano de las políticas como en el de las instituciones, individual y colectivamente».

«Un aprendizaje que se produjo a la vez que se ensayaba y se corregía al ritmo de condiciones que aún hoy, en septiembre de 2021, continúan modificándose en formas que no necesariamente podemos anticipar», añadió.

La autora de «Educación en pandemia» explicó que «las circunstancias generaron condiciones para que hubiera un aprendizaje que en algún sentido podemos decir que era necesario».

«No solamente en utilizar determinadas tecnologías, sino en vivir la experiencia que ofrecen los entornos tecnológicos desde una perspectiva de expansión y de riqueza de mayores oportunidades» y espera que esta experiencia «no sea algo temporal. Imagino que este aprendizaje se va a quedar con nosotros».

Para la especialista «las prácticas de la enseñanza comienzan a dar cuenta de las experiencias vividas del año anterior y de la búsqueda de diseños que comprenden las posibilidades de la virtualidad a la vez que se abren a una cierta experimentalidad».

«Creaciones más originales, una mirada más enfocada en la colaboración entre pares y flexibles, son el reflejo de un período de profundo aprendizaje por parte de la docencia en un tiempo corto pero intenso», aseguró.

También la comunicación entre los docentes entre sí se vio alterada: «El intercambio en la sala de profesores, se diluyó», observó Maggio, pero destacó que «surgieron otros encuentros y formas de colaboración que tuvieron lugar en la virtualidad, que no solo fueron altamente valorados por los docentes, sino que generaron procesos diferentes respecto del trabajo docente».

El análisis de la investigadora coincide y se apoya en la vivencia de muchos docentes del país durante este tiempo particular de pandemia.

«La pandemia nos trajo algunas dificultades, pero muchísimos aprendizajes», dijo por su parte Paula del Cura, maestra de segundo grado de la Escuela Almafuerte de Rosario.

Paula valorizó el «el trabajo colaborativo y conjunto que pudimos hacer. Priorizando que el niño o la niña se pueda conectar» y a lo pedagógico se sumó el apoyo solidario, destacó la maestra.

Paula Tisera, es maestra de nivel inicial del Instituto Labarden de la Ciudad de Buenos Aires y contó que «fue un desafío enorme trabajar con niños de 4 y 5 años, ya que en educación inicial hay un fuerte anclaje de la tarea desde lo corporal».

También para Valeria Giménez, docente de nivel primario en un colegio de Viedma, en Río Negro, «dar clases en pandemia fue un desafío grande».

«Este proceso de virtualización trajo un fuerte replanteo del trabajo docente y la forma en que veníamos enseñando hasta ahora», agregó la docente rionegrina.

«Amigarnos con las nuevas tecnologías y adecuar nuestra actividad docente en forma compartida entre alumnos, familia e institución, fue otro gran desafío y una gran experiencia».

Sobre la vuelta a la presencialidad Valeria lo define como «maravilloso». «Realmente era algo que nos estaba haciendo mucha falta», concluyó.

Maggio subraya al respecto que «la soledad física del trabajo realizado en el hogar se transformó en una fuerza emergente colectiva que puede ser el inicio de formas pedagógicas renovadas», y destacó que «las y los docentes tuvieron que volver a aprender mientras hacían esfuerzos inmensos por seguir enseñando y desarrollaban su propia vida en medio de la incertidumbre».

Y agregó que la pandemia –con todo su dolor y sufrimiento- hizo que «se tomara conciencia del valor de las escuelas, a la hora de sostener la organización familiar. La fuerza que tiene la escuela, en una sociedad tan compleja que nos toca vivir. Para intervenir críticamente en la sociedad. Es la escuela la que sigue garantizando eso y lo seguirá siendo».

También nos enseñó a estar más atentas a la diversidad y a las diferentes oportunidades. Sobre este tema subrayó que es necesario «Mirar con mucha seriedad las deudas en materia de inclusión digital y trabajar para que este derecho esté garantizado, como y nos quedó claro forma parte del derecho a la educación».

Maggio destacó que «este día dedicado a la docencia es especial, porque emerge en el horizonte una docencia como acción colectiva, como acción colectiva a la hora de encarar las prácticas de la enseñanza Y yo creo que eso, a la hora de la complejidad es una gran noticia», concluyó.