El “Año Nuevo Judío” (Rosh Hashaná) comienza este año el 2 de octubre al atardecer, cuando sale la primera estrella. Es por eso que Conclusión acerca un mensaje del rabino Pablo Iugt.

«Cuando al atardecer del próximo domingo 2 de octubre, las estrellas se posen sobre el firmamento, el pueblo judío estará iniciando un nuevo año de su milenario calendario.

Rosh Hashaná, marca el inicio de un nuevo ciclo, pero a diferencia de otras culturas, no hay cohetes, ni petardos, ni fiestas multitudinarias; sino por el contrario, hay un encuentro personal de cada ser humano con Dios.

Este es un período de introspección, de mirar hacia nuestro propio yo y ser capaces de vernos tal cual somos, con todas nuestras virtudes y con cada uno de nuestros defectos.

Este balance que cada uno debe realizar, es un ejercicio más que interesante para comenzar el año renovados por dentro y por fuera, sintiendo que nuestra alma está limpia; con el objetivo de no volver a caer en los mismos errores del pasado y así, poder superarnos como seres humanos.

En esta festividad tan significativa para el pueblo judío, recordamos la creación de aquel primer ser humano, Adam, instante preciso en el cual Dios se corona como Rey del Universo. Es por ello que uno de los preceptos más importantes en estas fechas tan especiales y emotivas es escuchar los sonidos del shofar, un cuerno de carnero que es tocado durante los servicios religiosos en las mañanas de Rosh Hashaná.

Así como en la antigüedad se tocaban las trompetas cuando los reyes eran proclamados, del mismo modo mediante el shofar, volvemos a proclamar a Dios como nuestro Rey.

Sin embargo, el mensaje del shofar es más profundo todavía. Su nombre proviene del verbo Leshaper, que en hebreo significa “Perfeccionar, mejorar”. Por lo tanto, cada uno de sus penetrantes y agudos sonidos nos invitan a reflexionar acerca de lo que hemos hecho a lo largo del año que termina y a la vez, intentar sacudirnos de la rutina diaria, que en muchas ocasiones nos enceguece, e intentar ser mejores personas a cada día».

Rabino Pablo Iugt