LUNES, 02 DE DIC

En Andino las fumigaciones con agrotóxicos siguen acechando a sus habitantes

Una vez más y pese a no reunir las condiciones climatológicas, un mosquito asperjó venenos en un amplio sector del campo lindero a la ruta 26. El calvario de vivir en un lugar acorralado por los venenos.

 

Por Alejandro Maidana

Parece ser que las pruebas irrefutables del daño que origina la aplicación de agroquímicos, no mueve el amperímetro a la hora de la toma de decisiones en el sector político. Un ecocidio sostenido por un lobby perverso, que se consolida gracias a la abulia y complicidad de quiénes deberían velar por la salud y los derechos de los habitantes de un expoliado país.

Considerar como una actividad esencial, a aquella que produce utilizando venenos, a la agricultura industrial apoyada en el paquete tecnológico, sigue cosechando atropellos en su lúgubre derrotero. Pese a que por primera vez después de un largo peregrinar, la justicia dio a lugar a una investigación científica que sostuvo que la mortandad de peces en el río Salado, fue originada por el impacto de los agrotóxicos, esta práctica despreciativa de la vida sigue adelante.

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No hay más lugar para los mitos de esa parte de la biblioteca que falazmente supo instalar la <inocuidad> de los químicos utilizados por el agro. A las incesantes migraciones internas, se le suma el despojo y desalojo impulsado por un latifundio que apoyado en este modelo, sigue sembrando desarraigo y cosechando distintos impactos a la salud de quiénes habitan los pueblos fumigados.

La deriva de los agrotóxicos posterior a las aplicaciones es incontrolable, por ello insistir con las BPA (Buenas Prácticas Agrícolas) suma confusión y estira la agonía. Las cartas están echadas, el modelo productivo atraviesa una de sus peores crisis, es menester volver al viejo campo, a ese que producía alimentos saludables y no commodities. No hay más tiempo que perder, mañana será tarde.

¿Quién le pone freno a los venenos en Pueblo Andino?

Los vecinos de un lugar que supo ser apacible y cobijado por  la frondosidad de su flora, siguen cosechando denuncias y preocupación ante la incesante práctica contaminante de quiénes cuentan con la capacidad de asperjar venenos  en sus campos. A la vista de todos, a metros de la ruta 26 y de los hogares de quienes se resignan a convivir con la muerte.

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Meses atrás una vecina del lugar escribió una reveladora y conmovedora carta al presidente comunal José Abraham, la misma explicitaba que después de un minucioso análisis clínico, se pudo comprobar que su cuerpo cargaba con un visitante bastante incómodo. El glifosato había ganado terreno poniendo en jaque su bienestar, reconfigurando absolutamente todos sus proyectos de vida ¿Hace falta algo más contundente? Daría la impresión que en absoluto.

Esto es inadmisible, existen investigaciones que sostienen claramente que las derivas de los agrotóxicos son incontrolables, estamos hartos

En el día de ayer, alrededor de las 10.30 hs de la mañana, un mosquito fumigador volvería a erigirse como protagonista de una novela que acumula muchísimos capítulos. “Levantamos la vista y contemplamos lo que tanto nos enferma e interpela, una máquina fumigadora que no tuvo en cuenta las condiciones climáticas, ya que había viento y la temperatura era muy alta. Esto es inadmisible, existen investigaciones que sostienen claramente que las derivas de los agrotóxicos son incontrolables, estamos hartos”, le dijo a Conclusión Guillermo, vecino del lugar.

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Junto a otros vecinos llamamos a la GUC (Guardia Urbana Comunal), quiénes no nos atendieron pero si pasaron frente a nuestros hogares en varias oportunidades

Aquellos que deberían velar por la seguridad y los derechos de quiénes habitan el lugar, se encargan de oficiar de garantes de las aspersiones con agroquímicos. “Junto a otros vecinos llamamos a la GUC (Guardia Urbana Comunal), quiénes no nos atendieron pero si pasaron frente a nuestros hogares en varias oportunidades. Entendemos que con la clara intención de avisarnos tácitamente que estaban controlando la fumigación, protegiendo esa práctica envenenadora”, indicó.

Considero que es una actitud cínica, la de impulsar un plan habitacional para que las personas que no tengan un terreno, obtengan uno a escasos metros de donde nos fumigan

La falta de comunicación y respuestas por parte de la Comuna, preocupa y desgasta de sobremanera a aquellos que entienden que sus derechos son violados de manera sistemática. “Estamos cansados de la ineptitud, ya que el presidente comunal José Abraham nunca nos convoca a los vecinos para charlar sobre la problemática, para de esa manera buscarle una solución a este tema tan complejo que enfrentamos día a día en el pueblo. Considero que es una actitud cínica, la de impulsar un plan habitacional para que las personas que no tengan un terreno, obtengan uno a escasos metros de donde nos fumigan”.

 

 

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