Por Florencia Vizzi desde Santa Fe-

Lentamente, la ciudad de Santa Fé intenta volver a su ritmo normal, aún a sabiendas de que no está todo dicho, el compás  cotidiano poco a poco va apoderándose de la capital.

El tema obligado es, por supuesto, en bares, calles, paradas de colectivos y taxis,  las elecciones,  y la pregunta, ineludible, que resuena en cada una de las conversaciones es ¿y al final, quien va a ser el próximo gobernador?. Y desde allí, las sospechas  y conjeturas se disparan y la voz de la calle se desarma en dimes y diretes.

Para una ciudad, cuyas actividades preponderantes son administrativas y gran cantidad de sus habitantes dependen laboralmente, de una u otra forma de la administración ejecutiva provincial, el posible recambio del signo político de la gobernación, es un tema de mayor importancia que tocará de cerca la vida de  muchos.

En negocios y pasillos, calles y oficinas, resuenan los nombres de los posibles sucesores para la Casa Gris, y las reacciones y comentarios son similares. Sorpresa ante la paridad de las tres fuerzas políticas, asombro ante los porcentajes alcanzados por Omar Perotti, del Frente para la Victoria, desconcierto ante el triunfo autoproclamado tanto por Miguel Lifschitz y Miguel DelSel, del Frente Progresista Cívico y Social y de Unión PRO Federal respectivamente, y la obvia incertidumbre ante lo que vendrá.

10El edificio del Tribunal Electoral de la ciudad no descansa,  en su entrada delantera por Boulevard Pellegrini, fuertemente custodiada por la gendarmería, desfilan periodistas,  camarógrafos, operadores políticos, curiosos y  gente que necesita realizar trámites relacionados con el acto electoral.

En cambio, antes las puertas traseras del mismo edificio el panorama es muy diferente.

La calle Obispo Gelabert está cerrada, varios efectivos de la policía y la gendarmería se encuentran distribuídos por toda la cuadra y dos inmensos camiones del Correo Argentino,  se encuentran estacionados frente a la entrada, desde los cuales un nutrido grupo de trabajadores se aboca a la tarea de descargar las miles de urnas de toda la provincia, romper el embalaje de nylon y cargarlas en la cinta transportadora.

3Una vez en el depósito, cada una de esas urnas deben ser  escaneadas electrónicamente y su ingreso queda así asentado en la base de datos del Tribunal Electoral. Esto brinda la certeza de que no es posible que alguna urna se pierda o no llegue a destino. Si así fuera, se registraría automáticamente el faltante de la o las mismas.

Durante el transcurso del día, el panorama será similar, las urnas de toda la provincia seguirán llegando. Cerca de las cinco de la tarde, cuando ese trabajo se termine, el depósito se cerrará  herméticamente, será sellado con fajas, y permanecerá custodiado por la Gendarmería hasta el próximo miércoles.

Ese día, a las ocho de la mañana, comenzará el recuento definitivo. Entonces, la ciudad, y la provincia toda, en un número indeterminado de días, o semanas, develará la incógnita, guardará sus suspicacias y recibirá a las nuevas autoridades.

Fotos: Florencia Vizzi