Por Hermes Lavallén

El Squidbot, un robot inspirado en un calamar, fue contruido por ingenieros de la Universidad de California en San Diego (UCSD). Se trata de un autómata autoalimentado que puede nadar a través de la propulsión por chorro de agua y registrar datos sobre corales y peces con una cámara u otro sensor.

Tiene la forma de una linterna de papel y está diseñado para almacenar energía elástica dentro de su piel y un conjunto de costillas flexibles a medida que toma agua. Las costillas están ancladas a un par de placas circulares en cada extremo del cuerpo, una de las cuales atrae el agua circundante a través de una boquilla y también la expulsa cuando el cuerpo blando se contrae.  

Esta acción produce pulsos de chorro que impulsan al robot a través del agua, como un calamar natural. En efecto, esto significa que Squidbot puede llevar su fuente de energía dentro de su cuerpo, eliminando la necesidad de una atadura. Los científicos detrás de la máquina creen que es la primera de su tipo.

Foto: Universidad de California San Diego/Escuela de Ingeniería Jacobs

“Esencialmente, recreamos todas las características clave que usan los calamares para nadar a alta velocidad”, dijo Michael T. Tolley, profesor del Departamento de Ingeniería Mecánica y Aeroespacial de UC San Diego.

“Este es el primer robot sin ataduras que puede generar pulsos de chorro para una locomoción rápida como el calamar y puede lograr estos pulsos de chorro cambiando la forma de su cuerpo, lo que mejora la eficiencia de la natación”, añadió.

Otra ventaja del diseño es que la segunda placa se puede cargar con un sensor o una cámara para realizar tareas de monitoreo bajo el agua. Los robots blandos de este tipo podrían encontrar usos en proyectos de investigación ambiental destinados a conservar peces y corales, que de otro modo podrían ser dañados por robots con cuerpos más rígidos.

Primero se puso a prueba al robot en una cama de agua y luego en un acuario más grande con otras criaturas. El Squidbot se registró a velocidades de ocho a 32 centímetros por segundo (0,5 mph o 0,8 km/h), que según el equipo es más rápido que la mayoría de los otros robots blandos. El equipo también demostró que el robot podía ser dirigido alterando la orientación de la boquilla.

“Después de que pudiéramos optimizar el diseño del robot para que nadara en un tanque en el laboratorio, fue especialmente emocionante ver que el robot podía nadar con éxito en un gran acuario entre corales y peces, demostrando su viabilidad para aplicaciones del mundo real”, expresó Caleb Christianson, quien dirigió el estudio.