En junio de 2017, investigadores anunciaron públicamente que una nueva momia había sido desenterrada en Nazca (Perú). Tenía forma humana, pero sus proporciones eran muy distintas. Databa del siglo V, mil años antes del descubrimiento de América.

La llamaron María. Ahora, varios genetistas rusos se han lanzado a investigar aquel hallazgo y han determinado que la extraña criatura de cabeza alargada y tres dedos en manos y pies es humanoide y tenía 23 cromosomas.

Los expertos siguen examinando las muestras extraídas de la momia en Rusia para intentar descifrar su genoma. Según un análisis preliminar, la momia, llamada María, data, en efecto, del siglo V. El análisis también encontró que María “es un ser humanoide, lo que significa que también tiene 23 pares de cromosomas” como el actual ser humano.

El extraño aspecto físico de la momia fue causa de numerosas especulaciones sobre su supuesto origen extraterrestre. Tras estudiar su esqueleto, los científicos rusos pudieron descubrir la disposición de los órganos internos de la momia.

Además, los investigadores de San Petersburgo están completando un análisis detallado del ADN de María. «Vemos claramente los contornos de la tráquea y los bronquios principales, vemos claramente los contornos del corazón y las cámaras, incluso los contornos de las válvulas son visibles. Podemos ver con bastante claridad los contornos del diafragma, el hígado y el bazo«, explica la radióloga Natalia Zalóznaya.

«Es una criatura antropomórfica, tiene 23 pares de cromosomas, al igual que nosotros. Estamos realizando el análisis detallado para saber si todos los cromosomas y aminoácidos están colocados de la misma manera que los nuestros», explicó el científico Konstantín Korotkov a la cadena Mir 24.

El investigador agregó que el estudio permitirá entender si las características genéticas de la momia tienen que ver con las de personas de distintas partes del mundo. Así los científicos pretenden identificar la procedencia de María.

Cabe destacar que los restos se han conservado hasta nuestros días gracias al cloruro de cadmio, un compuesto cristalino blanco que se utilizó para cubrir el cadáver.