En la Argentina una de cada 2.000 personas tienen lupus, una enfermedad autoinmune crónica y compleja en la que, por error, el sistema inmunológico no reconoce al propio cuerpo y ataca sin control a diferentes órganos o tejidos, recordó la Asociación Lupus Argentina (ALUA) ya que mañana 10 de mayo se conmemora el Día Mundial de esa dolencia.

La ALUA explicó que “no hay límites para los efectos del Lupus; es un problema de salud global que afecta a personas de todas las nacionalidades, razas, grupos étnicos, sexos y edades, y se estima que afecta a unos 5 millones de personas en el mundo”

Por eso, la Asociación promueve una campaña para instar a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a reconocer al lupus como una prioridad de salud internacional para asegurar que las personas afectadas sean diagnosticadas y tratadas de manera efectiva

El lupus es una enfermedad que puede afectar las articulaciones, la piel, el cerebro, los pulmones, los riñones y los vasos sanguíneos, causando inflamación generalizada y daño en los tejidos de los órganos afectados. Si bien existen diferentes tipos de lupus, como el cutáneo, el inducido por medicamentos o el neonatal, el más frecuente es el lupus eritematoso sistémico (LES).

Los síntomas más comunes del LES incluyen fatiga, cambios en el humor, depresión, ansiedad, dolor o inflamación en las articulaciones, erupciones en la piel y fiebre, con diferentes niveles de gravedad. Algunos de estos síntomas son similares a los de la artritis reumatoidea, por eso, en ocasiones, se confunde el diagnóstico.

Puede afectar a cualquier persona, pero es más frecuente en las mujeres. De hecho, de cada diez adultos que padecen la enfermedad, sólo uno es hombre.

Los síntomas y el diagnóstico del lupus ocurren con más frecuencia entre los 15 y 44 años, y los parientes de las personas con lupus tienen entre un 5% y un 13% de probabilidad de desarrollar la enfermedad.

La Asociación Lupus Argentina destacó que si bien se desconoce la causa exacta del lupus y no hay cura, en la mayoría de los casos puede ser gestionado con éxito mediante un diagnóstico precoz y la atención médica especializada con tratamientos que permiten reducir el daño a los órganos y a las articulaciones, y aliviar el dolor y las inflamaciones, en busca de una mejor calidad de vida.