El pasado mes de enero fue el más caluroso, en términos modernos, desde que se tienen registros y el último de una serie que alimenta las preocupaciones sobre el ritmo del cambio climático, según datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA).

La temperatura media en la tierra y las superficies de los océanos fue de 1,04 °C por encima de la media en enero del siglo XX, según la agencia meteorológica.

Esta fue la media más alta en enero desde que comenzaron los registros en 1880, informó la NOAA, sobrepasando el récord anterior de 2007 en 0,16°C grados.

Enero marcó así el noveno mes consecutivo que rompe un récord de temperatura, después de que 2015 se coronase como el año más caluroso.

El fenómeno meteorológico El Niño 2015-2016 ha iniciado su declive, pero su intensidad sigue siendo fuerte e influye en el clima del planeta, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Este fenómeno, que se produce cada cuatro o cinco años y provoca tormentas e inundaciones, «debería debilitarse en los próximos meses y desaparecer progresivamente en el segundo trimestre de 2016», explica la OMM.

«Acabamos de vivir uno de los episodios El Niño más intensos jamás observados, y ha provocado la aparición de fenómenos meteorológicos extremos en todos los continentes, contribuyendo a los récords de calor registrados en 2015», indicó el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, en un comunicado.

«Varios regiones de América del Sur y del Este de África aún no están totalmente recuperadas de las lluvias torrenciales y las inundaciones que padecieron» añade.

«El balance económico y humano de la sequía es cada vez más evidente en África Austral, bajo el Cuerno de África, en América Central y en varias otras regiones», agrega el responsable.

Este fenómeno meteorológico alcanza en general su máxima intensidad hacia fin de año, de ahí su nombre El Niño, en alusión en español al niño Jesús. Provoca sequías y precipitaciones superiores a lo normal en ciertas regiones.  

El año más cálido  

El año 2015 ha sido el más cálido jamás registrado debido a la conjunción de un episodio El Niño, excepcionalmente denso, y el calentamiento del planeta por los gases de efecto invernadero, según la OMM.

El Niño se traduce en un alza de la temperatura de los océanos, que provoca daños a los corales, según la OMM. Los arrecifes de corales de Estados Unidos se han visto particularmente expuestos.

El Niño contribuyó también a aumentar los ciclones en el Pacífico. Así, el ciclón Patricia, que tocó las costas mexicanas el 24 de octubre de 2015, sería el más intenso jamás observado en el hemisferio oeste.

El Niño es también responsable de una disminución de los huracanes en el Atlántico y en torno a Australia, donde el año 2015 fue el más seco y el más cálido.

El Niño, reaparecido en 2015, es una corriente ecuatorial cálida del Pacífico, que se traduce por una clara alza de la temperatura en la superficie del agua.

La Niña es el fenómeno climático inverso, con un enfriamiento de las aguas en la superficie de los océanos.