La segunda década del siglo XX encontraba a la ciudad de Rosario convulsionada por los reclamos obreros que exigían mejores condiciones de trabajo. Postales de esa época mostrarían a los trabajadores manifestándose en la calle o realizando huelgas generales, ante el descontento de la burguesía que actuaba reprimiendo las protestas.

Sin embargo, el movimiento obrero tenía un espejo en el cual mirarse. Los acontecimientos internacionales que habían tenido lugar en esos años, marcados por la Primera Guerra Mundial (1914) y la instauración de un gobierno socialista en Rusia (1917), sumado a la miseria y a la explotación laboral que se sufría en Argentina, envalentonaban a los trabajadores y sentaban los precedentes de un cambio de época, donde era este sector quien tomaba el poder.

Rosario no fue ajena a esta efervescencia. De hecho, un 7 de febrero de 1921 la ciudad tuvo, aunque por algunas horas, un gobierno liderado por los trabajadores, con obreros y estudiantes a la cabeza.

Las condiciones previas

A fines del siglo XIX, el movimiento obrero fue creciendo en Rosario y, de su mano, lo hicieron los partidos anarquistas y socialistas. Eran los trabajadores -en su mayoría inmigrantes- quienes levantaban en alto estas banderas en un país gobernado por una oligarquía conservadora.

Tal es así que en el año 1890, la «cuna de la bandera» fue una de las cinco ciudades del mundo en donde los trabajadores, un 1 de mayo, conmemoraron a sus pares caídos en Chicago cuatro años antes. Además, en 1896 tuvo lugar la primera huelga general en estas tierras.

Con el correr de los primeros años del siglo XX, los reclamos trabajadores se fueron intensificando y con ellos las marchas, las huelgas y las asambleas. ¿El motivo? Los obreros pedían mejores condiciones de trabajo, salarios dignos y una jornada laboral de ocho horas, principalmente.

Sin embargo, fue la crisis que trajo la Primera Guerra Mundial la que desencadenó una mayor militancia obrera ante los conflictos sociales que se vivían. En esa época – por motivos bélicos- las exportaciones de Argentina cayeron y con ellas los ingresos que recibía el país y, por lo tanto, los salarios obreros.

En Rosario, particularmente, la situación detonó en 1917 cuando el Ferrocarril Central Argentino, que operaba entre las provincias de Santa Fe y Córdoba, anunció que los cerca de cinco mil obreros que empleaba realizarían tareas sólo seis días al mes. Ante esto, estalló la huelga.

A este hecho se le sumó otro ocurrido a fines de 1918, cuando policías rosarinos realizaron un paro para exigir que se les pague los seis meses adeudados. En un acto que se realizó en el local de los vendedores de diarios, los trabajadores realizaron una marcha portando banderas rojas y cantando la internacional. Sin embargo, las fuerzas de la represión actuaron, dejando un saldo cercano a los doce muertos.

Esta acción se repitió cuando las manifestaciones de los trabajadores del puerto de Rosario fueron interrumpidas por las fuerzas represivas y los dirigentes del movimiento terminaron tras las rejas. Cuando un grupo de obreros se manifestó frente a Tribunales para pedir la liberación de sus referentes, fueron reprimidos y, algunos de ellos, asesinados por fuerzas estatales.

Descontento trabajador

En enero de 1921, los trabajadores de La Forestal que se desempeñaban en el norte de la provincia fueron brutalmente reprimidos por la “Gendarmería Volante”, una fuerza armada creada por el gobierno de Santa Fe, entonces liderado por el radical Enrique Mosca, pero financiada por la firma británica.

Cuando la noticia llegó a Rosario, los trabajadores municipales -que entonces se encontraban en una huelga por una rebaja en sus salarios- convocaron a un acto en apoyo de los compañeros de La Forestal y llamaron a un paro general para el 5 de febrero, al cual adhirieron 25 sindicatos de la ciudad. A estos grupos se sumaron estudiantes de la Facultad de Medicina.

Ante estos hechos, el intendente de la ciudad, Fernando Schleisinger, reprendió a los trabajadores con la cancelación del Carnaval y despidió a algunos dirigentes gremiales.

7 de febrero: día de la acción

El lunes 7 de febrero de 1921, un grupo de trabajadores municipales anarquistas -acompañados por estudiantes de Medicina- marcharon hasta la Municipalidad de Rosario, tomaron el edificio, elevaron la bandera roja y la argentina y decretaron la conformación de un gobierno obrero.

Según reconstrucciones históricas, este grupo estaba formado por ocho estudiantes de medicina, tres electricistas, dos panaderos, tres empleados, un pintor, un telegrafista y tres jornaleros.

A pesar de que este nuevo cuerpo formado por trabajadores duró solo unas ocho horas en el poder, se alcanzaron a tomar algunas medidas como reincorporar a los obreros despedidos, aumentar los salarios y eliminar algunos impuestos.

El gobierno rojo fue derrocado por los bomberos locales, quienes recuperaron el edificio municipal y detuvieron a los revolucionarios. Sin embargo, la revuelta sirvió para que Schleisinger sea destituido y se instale en la ciudad una nueva administración encabezada por Claudio Newell.