Por Candelaria de la Cruz

En 2010 el Senado sancionó la «Ley de Salud Mental», norma que establece una serie de garantías para las personas que padecen ese tipo enfermedades y que establece como principio rector la necesidad de evitar la internación de los pacientes en institutos neuropsiquiátricos.

La clave del texto es que considera como elemento básico que el proceso de curación de un enfermo mental debe realizarse, preferentemente, fuera del ámbito de internación hospitalaria, reforzando la restitución o promoción de sus lazos sociales.

Ayer se realizó una charla debate sobre esta temática ya que dicha ley, a pesar de haber sido aprobada hace 16 años, deja en evidencia que el desconocimiento todavía sigue presente.

En diálogo con Conclusión, Matías Dalla Fontana, psicólogo y gran promotor de acciones sociales, relató la problemática de una ley positiva a nivel legislativo pero negativa en su visibilidad.

«Queremos visibilizarla, ponerla en conocimiento de la ciudadanía, más allá de los ámbitos académicos y políticos específicos porque creemos que así como presentan muchas oportunidades en la medida que se den las transformaciones que se tienen que dar a nivel de sistema de salud, puede ser muy positivo pero también implica un riesgo su no aplicación; riesgo que puede lleva incluso al agravamiento de la situación de los sujetos que padecen enfermedades mentales», explicó Dalla Fontana.

Y agregó: «De esta manera, ponemos todo nuestro esfuerzo como ciudadanos, desde un compromiso moral y patriótico para que el sentido de la norma realmente se arraigue en la comunidad, que pueda mejorar y que pueda beneficiar al conjunto de los argentinos y no quedar en letra muerta».

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La Ley

Según explica el psicólogo, la misma, que se elabora con mucha participación de todos los sectores sociales, académicos, políticos y de las organizaciones, tiene una reglamentación que lleva a una redacción de un plan nacional de salud mental y adicciones.

Además, esta ley representa «un avance en los Derechos Humanos, porque da un reconocimiento a estas personas, a no tener que estar encerrados ni excluidos, salvo situaciones donde sea realmente imprescindible la internación».

«La ley intenta llevar a la práctica y realizar reformas en el sistema de salud mental, una vieja discusión que atraviesa a toda la modernidad. Es que si aquellos individuos que consideramos peligrosos, anormales, locos, enfermos mentales, sea cual sea la categoría que se aplicó a lo largo de las distintas épocas y distintas corrientes, tienen que estar encerrados de manera crónica y excluidos de la sociedad o si la sociedad se tiene que hacer cargo del sufrimiento y del padecer de ellos para integrarlos en la mayor medida posible al conjunto de la vida comunitaria, de las organizaciones, y ser considerado con el estatuto de hombre en todas sus dimensiones. En cuerpo y alma, con una vida como los demás, con la posibilidad de insertarse laboralmente, de educación, de tener prácticas que desde el punto de vista de la dignidad se merece todo ser humano», relató.

 

Mirada de la sociedad en la actualidad

«Más allá de algunos ámbitos específicos, a nivel académico o ideológico o de algunas realidades que se han mejorado, nosotros hemos ido de un lado al otro y sobre todo por como esta discusión se traduce en los medios de comunicación. Hay posiciones dicotómicas que nada tienen que ver con buscar una solución y lo único que hacen es plantearnos dos soluciones extremas entre los argentinos y no trabajar sobre lo que realmente tenemos que trabajar que es la reconstrucción de la sociedad  para encontrar una solución», afirmó Matías.

Y explicó: «Estas dos posturas dicotómicas son: una mirada muy naif, muy progresista, ‘drogate que no pasa nada´ y del otro lado la posición de criminalización que tiene además un argumento de carácter geopolítico impulsado como discurso por algunas potencias que tienen como objetivo criminalizar». Lo que significa que: «Ni una posición ni otra, de ninguna manera nos resuelve». Cuando nosotros podamos dar la verdadera discusión sobre qué es lo que hacemos con la vida de nuestros conciudadanos, vamos a dar un paso hacia adelante, mientras tanto nos debatimos públicamente entre las dos posiciones que lo único que hacen es lograr una especie de tercero excluido y no es lo que queremos contribuir nosotros en esta oportunidad», afirmó Matías.

«Cuando nosotros podamos dar la verdadera discusión sobre qué es lo que hacemos con la vida de nuestros conciudadanos, vamos a dar un paso hacia adelante»

Más difusión

El desconocimiento del tema es el gran problema. Hay transformaciones culturales, pero todavía falta mucho.

Y allí surge la pregunta: ¿La ley fue concebida por un sector o por un Gobierno o de verdad está arraigada en la consideración general de un pueblo?

«Todo nuestro sistema político y de salud estaba pensado con la óptica del paradigma viejo con lo cual la ley no resuelve persé lo que vamos a hacer con estas personas, todo lo que viene ahora es un compromiso para debatir pero hacer lo que hay que  hacer en término de reconstruir el tejido de la comunidad para que la persona se pueda realizar como persona en ella. Hay que trabajar para que esté arraigada, sea trabajada y sea conocida porque uno no puede amar o querer lo que no conoce», recordó.