El comedor “Matías”, ubicado en el barrio La Tablita de Villa Gobernador Gálvez, acude a la solidaridad rosarina. Ya con los primeros fríos, piden colaboración para atravesar el invierno que se avecina y poder así, continuar siendo el sostén de los más necesitados.

“La necesidad es increíble”, reflexiona Nélida Benítez, coordinadora del espacio en diálogo con Conclusión y enseguida agrega: “Uno no compite en estas cosas, cada granito de arena es importante”, refiriendo a otros comedores que funcionan en el barrio.

Entre las principales necesidades mencionó el alimento, sobre todo carnes y verduras. “La idea es que los chicos reciban un plato caliente”, dijo compasiva tras recordar que en el comedor brindan comida los martes y jueves, mientras que los días restantes ofrecen copa de leche.

No obstante, Nélida no tardó en admitir que “cualquier aporte que pueda hacerse es bienvenido; también se necesita ropa, mantas de abrigo y juguetes para los más pequeños, en especial ahora que se acerca el Día de Niño, así podemos darles una alegría”.

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El comedor “Matías” -ubicado en Crespo y Granaderos a Caballo- funciona desde hace tres años y sus orígenes se remontan un triste y trágico episodio.

Matías, el sobrino de Nélida, e hijo de su hermana Liliana, con apenas 15 años, decidió quitarse la vida. Y desde aquel día, el comedor lleva su nombre.

“Era adicto a las drogas y pensó que matarse iba a ser un alivio para su mamá”, cuenta angustiada Nélida. Tras una pausa prosigue: “Se metió en la droga siendo muy pequeño. No se pudo recuperar. Para sacarle un peso a la familia decidió suicidarse, dejando una mochila pesadísima a la mamá y a todos”.

Consultada sobre qué la impulsó a crear el comedor, Nélida dijo que lo pensó como un lugar de contención, y así fue como le propuso a su hermana hacer el comedor para que “no haya más Matías”.

Surgió porque la necesidad es grande. Y a partir de ese momento no nos separamos más, ni mi hermana ni yo”, cuenta orgullosa, y acota: “Estoy feliz porque lo comparto con mi hermana y como a mí, a ella le hace muy bien también, entonces me hace doblemente feliz”.

A puro pulmón, el comedor ha llegado a juntar hasta 700 chicos y padres que disfrutaron de chocolates, alfajores, y trabajos manuales.

Nélida, operada de columna, y caminando todos los días dos kilómetros para llegar al comedor resalta: “Venir al comedor me fortalece, me reconforta, me alivia el dolor, el alma, porque estamos haciendo algo bueno”.

Todos aquellos interesados en colaborar pueden hacerlo acercándose al lugar -Crespo y Granaderos a Caballo- en barrio La Tablita de Villa Gobernador Gálvez o llamando al celular de Nélida: 156-612031.