Por Facundo Díaz D’Alessandro

Es cierto que la aparición de una nueva pandemia redirige las miradas hacia lo más cercano, para el resguardo y la autosalvación, o en cualquier caso puede propiciar lo introspectivo, pero ningún momento deja de ser bueno para pensar en términos cósmicos y situarse en la realidad más abrumadora y literalmente masiva de las cosas.

De eso se habla cuando se habla de astronomía, que no se limita solamente a analizar lo que sucede “fronteras” afuera del planeta Tierra, sino que también permite, mediante la observación y el análisis de la evolución de la materia y su composición, entender más acerca de lo que nos rodea e incluso piel adentro.

“La astronomía se ocupa en gran parte de todo lo que ocurre de la atmósfera de la Tierra hacia afuera. Hablando desde un satélite a un planeta, otro sistema solar, una galaxia, un cúmulo de galaxias, y varios etcéteras”, definió el técnico del Complejo Astronómico de Rosario, Guillermo García.

El experto rosarino, entrevistado por Conclusión y en línea con esa dualidad que permite conocer lo exterior y lo interior con el avance de la ciencia y las capacidades de observación, contó que “el principal componente del universo es el hidrógeno y del cuerpo del ser humano también (carbono, oxígeno, hidrógeno y nitrógeno).”

“De los elementos más vistos en todo el universo, sobre todo el hidrógeno es el fundamental. La mayoría de los componentes que tenemos en el cuerpo (o en la Tierra) fueron originados en una explosión de Supernova (el colapso de una estrella ‘supermasiva’, para trazar un paralelo, mucho más grande que el Sol), que genera todos los elementos que conocemos de la tabla periódica”, se explayó.

La gran revolución de la astronomía observacional llegó con el telescopio espacial Hubble, que orbita la tierra desde 1990 observando hacia afuera, con grandes cámaras fotográficas de mucha sensibilidad, que se fueron actualizando, y ha permitido observar cada vez más lejos y con mejor resolución.

Así se empiezan a encontrar cosas que se pensaba -en teoría- estaban ahí, pero se pudo comprobar. La tecnología es la clave y cada vez permite observar un poco más lejos. Hoy en día se pueden dilucidar cosas impensadas hace años, viendo más allá.

La oscuridad del Big Bang

“Es exponencial, cada avance tecnológico lo que hace es multiplicar muchas veces lo que había anteriormente. En los últimos 25 o 30 años, el avance fue totalmente vertiginoso. Hay un telescopio que se vino postergando para reemplazar al Hubble, el James Webb, va a ser lanzado aparentemente en 2022, se cree que Webb va a poder ver un poquitito más allá, cerca del Big Bang”, detalló García.

Hoy por hoy la visión llegó hasta 300.000 años de ese fenómeno (teórico), y lo que queda es ‘la parte oscura’. Con el Webb se espera poder ver 100.000 años más allá, con lo que quedarían ‘200.000 años de oscuridad’. Es decir que el espacio y el tiempo no configuran materias disímiles en el cosmos.

“Es un avance espectacular. Cuando hacemos astronomía hacemos eso. Al mirar la luna llena estás viendo como era hace 1 segundo atrás, no en vivo y en directo. Al sol, ocho minutos hacia el pasado. La estrella más cercana después del Sol es el sistema de Alfa Centauri que está a 4 años luz, la vemos como se veía hace 4 años cuando la miramos”, graficó el experto astronómico.

El objeto visible a simple vista más lejano desde la Tierra es la galaxia Andrómeda, y se espera su choque con la Vía Láctea para dentro de varios millones de años. Esa galaxia está a dos millones de años luz.

Cuando se observa (con los artefactos pertinentes) a simple vista con telescopios, estamos mirando una galaxia hace 2 millones de años, una distancia inentendible para el cerebro humano.

Respecto a la Teoría del Big Bang, el especialista rosarino explicó: “Se piensa que en un puntito muy chiquito, increíblemente chiquito, estaba toda la materia de todo el universo. Es casi una cuestión de fe. Desde ese puntito salió toda la materia que se sigue expandiendo y acelerando a pesar de que pasó, de la última medición (aceptada hoy), 13.800 millones de años.”

Esa expansión se ha materializado hoy en “millones y millones de galaxias”. “Hubble tiene una última cámara de visión ultra lejana (Ultra Deep Field), y cuando mirás a cualquier cuadradito del cielo chiquito, se amplía y se ven millones de galaxias, y al lado otro cuadradito, lo mismo, en cualquier lado que miremos del cielo, no a simple vista claramente. Y dentro de cada galaxia, millones y millones de soles y de planetas”, aseguró García.

En ese sentido, consideró que “matemáticamente es imposible que no haya vida en otro lugar y matemáticamente es muy difícil encontrarla, por las distancias.”

“A la estrella más cercana que tenemos después del Sol, si enviamos una frecuencia que le decimos hola, tarda cuatro años en llegar. Y otros cuatro en la vuelta. Perdimos ocho años en el saludo nada más”, señaló.

Los agujeros negros, el Sol y la Luna

Si bien no se sabe a ciencia cierta qué es un agujero negro, la forma más fácil de formar uno, hasta donde llega el cocimiento actual, es a partir de una estrella enorme súper gigante que explota y forma el “abismo”. El misterio es lo que ocurre adentro de su “horizonte fáctico” y allí también el temor que genera: nada que entra sale y se deglute todo lo que tenga cerca (y no tan cerca).

“Es tan potente que se traga absolutamente todo, podría hacerlo con el Sistema Solar completo, por decirlo coloquialmente, no deja escapar nada, ni siquiera la luz”, reveló el astrónomo.

En muchas películas de ciencia ficción, a través de un agujero negro, se logra viajar hacia otra galaxia. “Hay cosas que se pueden explicar desde la ciencia y otras teorizar, pero no hay manera de comprobarlo. La astronomía tiene eso, es muy difícil replicar en la Tierra lo que pasa a gran escala en el universo, casi imposible”, explicó el entrevistado respecto a esa conjetura.

Respecto a la luna, satélite que los terrestres nos adjudicamos por la cercanía que existe, primero que nada García dejó en claro que resulta absurdo hoy discutir sobre llegada y presencia del hombre allí.

“Hay cosas que no se pueden refutar, por lo menos desde la ciencia y tecnología. Con un experimento ‘casero’ se puede utilizar un espejo que se dejó en la luna (retro reflector) para reflejar un láser. Con ese aparato, que se puso en la primera misión, se puede medir la distancia exacta que tenemos a cada momento”, precisó.

Además, el especialista aclaró que “no existe” el lado oscuro de la luna, donde poco atrás alunizó China y que ha inspirado obras musicales, sino que simplemente está “oculto y nunca lo vemos”.

“La luna siempre muestra la misma cara. Si hay alguien parado en la cara visible de luna, siempre tiene la Tierra en el horizonte, pero si se aluniza en el otro lado, nunca se ve nuestra casa. Si hubiera una tribu selenita viviendo en la luna del otro lado, quizás ni se enteraron de que exista la Tierra. Igual es nuestro satélite, lo tenemos a un segundo luz, acá nomas” se explayó.

Además, se refirió al surgimiento de “una nueva carrera espacial” si bien “los actores son diferentes” a los de antaño y “hoy hay un consorcio muy importante de países cooperando”, e incluso en Israel existe “un emprendimiento privado”.

“El presidente de Estados Unidos afirmó que en 2024 la humanidad va a volver a la Luna y que va a ser una mujer. Hasta ya se sabe quién podría llegar, aunque la fecha parece optimista. Con que sea antes del 2030 estaría muy bien”, se esperanzó García.

Puertas adentro

Hasta ahora se habló de la parte tecnológica y de lo que acontece de la atmósfera hacia afuera del planeta. Pero aquí también pasan cosas y hay elementos para observación, que no requieren ser un experto.

“Tenemos en el Planetario ‘el cielo en tu patio’. Sólo a simple vista, mirar hacia arriba ya nos permite hacer astronomía, ver constelaciones, dibujar en nuestra mente. En la Antigüedad se hacía de esa manera, pero ahora tenemos un peor cielo por la contaminación lumínica. En algunos lugares, cuando nos alejamos de la gran ciudad, vemos el cielo que veían nuestros antepasados”, graficó el técnico del complejo rosarino consultado por Conclusión.

Por último, García dejó una reflexión alusiva al calentamiento global y sus causas, que algunos sitúan en el inevitable acercamiento (aunque muy paulatino) del Sol con la Tierra.

“Todo tiene que ver con el ser humano. La Tierra ha tenido glaciaciones, períodos de calentamiento y eso fue totalmente acelerado por la acción del ser humano. Podemos llegar a un punto de un retorno y si pasa eso, los que vamos a sufrir vamos a ser nosotros porque si el humano desaparece la Tierra se va a regenerar, la naturaleza encuentra la manera de equilibrar las cosas”, concluyó.