Por Marina Vidal

Cuando las frustraciones son más que las satisfacciones, el ser humano tiende a abandonar la tarea o el objetivo y mirar para otro lado. Cuando la lucha es diaria, las personas suelen vivir en la queja y el desgano. Cuando alguien es docente de niños autistas, se levanta día a día con el orgullo que esa mañana, nuevamente, trabajará para cambiarle la vida -para bien- a otro ser humano.

Muchas personas cuando se apaga la luz sienten miedo; cuando le tapan los ojos enseguida ponen las manos en posición de alerta para atajarse de lo que pueda ocurrir, jugar al “gallito ciego” y sentirse perdido en el espacio se torna divertido sólo por un rato. Nacer ciego, crecer con ello, o sufrir una ceguera repentina, es una discapacidad muy difícil de superar.

En el marco del Día del Maestro, Conclusión visitó la Escuela Especial Particular Incorporada Orp. 1.330 CONNAR, Educación Especial en Rosario para conocer a los encargados de enseñar y mejorar la calidad de vida de niños con autismo. Ubicada en Viamonte 744 la escuela trabaja con niños autistas, con problemáticas de socialización, trastornos severos emocionales, comunicación y lenguaje.

Además, una brindó su opinión una docente que se encarga de mejorar la calidad de vida y brindarles conocimiento y amor, a aquellas personas que sufren ceguera. Se trata de Mariel Massari, que hace 26 años se desempeña como docente. Su cargo es profesora y directora del Centro de Rehabilitación para personas ciegas y disminuidos visuales N° 2014 “Luis Braille” de Rosario, ubicado en calle España 528. Es una escuela pública y gratuita.

CONNAR

En la mesa se sentaron Laura Antonellini, Horacio Juárez y Laura Zucco; todos, docentes de la institución y amantes de la profesión.

Laura Zucco lleva 29 años en la docencia, y 20 en Connar. Se encarga de un grupo, de un nivel de niños, ya que en la institución no tienen grados, como en las escuelas tradicionales. La docente contó que hacen adecuaciones importantes de las currículas de la escuela primaria para adaptarlas a lo que se puede enseñar a los alumnos que concurren allí.

“Uno adapta los contenidos naturalmente; los primeros 30 días del año, trabajamos en un período de adaptaciones grupales e individuales de los chicos en función de las cuestiones que nosotros vamos detectando. A partir de allí hacemos una planificación personalizada y recién es donde volcamos los contenidos que ese chico necesita”, describió Horacio Juárez.

Horacio hace 18 años que se desempeña como docente y once en Connar. Él se encarga del grupo de 8alumnos más grandes de la institución en un área que se llama “formación integral”, espacio en el cual se prepara a los chicos para un futuro oficio. “Tenemos un taller de cocina, de jardinería, carpintería, los chicos atienden el quiosco de la escuela en los recreos, los que pueden se encargan de contar el dinero, hacemos el perfume para la ropa, es decir; queremos que ellos tengan una idea de lo que es un espacio de trabajo y que desarrollen su autonomía”, describió Horacio y Laura agregó: “Se apunta más a lo actitudinal que a un oficio en sí, se trabaja para formarlos como personas desde un nivel subjetivo, para que se puedan desenvolver en la vida cotidiana”.

“Uno de los objetivos fundamentales para estos chicos es la autonomía y la independencia. Desde que puedan higienizarse solos hasta que puedan tomarse un colectivo”

Los docentes trabajan con grupos reducidos. Laura enseña a cuatro niños entre 8 y 11 años. “Son chicos que requieren mucha contención, por lo cual si bien hay un abordaje de lengua y matemática, muchas veces queda en segundo plano porque se busca priorizar la comunicación, y la necesidad del niño”, contó la docente.

No es tarea fácil, pero los tres maestros consultados adhieren a la idea que la satisfacción más grande “te la dan los chicos.” “Siento que soy un afortunado de estar trabajando de lo que estudié, para lo que me preparé y de lo que elegí”, declaró Horacio y agregó: “La satisfacción más grande es verlos lograr mínimas cosas, por ejemplo que te sostenga la mirada y haga contacto con vos… eso es un montón”.

“Muchas dificultades que se presentan en el aula es una sensación de estar en carne viva; podes llorar, podes reír, podes querer salir corriendo, pero todos siempre nos apoyamos entre los compañeros y formamos lazos”.

Al consultarles el porqué de ser  maestro de chicos especiales, las anécdotas resultaron tener un denominador común.

“En un momento de mi vida conocí una persona que trabajaba con ciegos. Ella me llevó a una jornada y me gustó mucho lo que hacía, y me pareció muy difícil laburar con ceguera en niños. Yo tenía claro que quería trabajar con niños; me anoté en medicina y en educación especial, oscilaba entre estudiar pediatría a futuro o maestro especial. Al final, probé con la docencia y acá estoy”, relató Horacio.

Laura Z., por su parte, comienza describiendo su teoría: “En cada chico, uno ve reflejadas cosas propias de uno mismo; yo me identifico con algunas cosas de ellos porque no somos tan distintos, la diferencia es que las cuestiones que los “toman” a ellos no los dejan vivir ni adaptarse al mundo”.

“De niña le tenía mucho miedo a la oscuridad, andaba por mi casa practicando con los ojos tapados y me aterraba el tema de la ceguera. En el secundario siempre dije “maestra no”, sin embargo me encantaba explicar. Cuando terminé la escuela me di cuenta que el tema de las personas ciegas me conmovía mucho y me movilizaba. Empiezo a averiguar y me llega el programa de enseñanza con chicos con discapacidad, y me encantó. Trabajé en muchas escuelas especiales hasta que desembarqué en Connar”, describió Laura.

Logros que quedan en la memoria

Horacio compartió con Conclusión que uno de los logros que más lo marcaron o emocionaron fue cuando llevaron a un grupo de chicos a conocer el mar: “Fue una experiencia inolvidable y alucinante; porque en esas experiencias es donde conoces mucho más acerca de los chicos, los ves haciendo cosas cotidianas que en la escuela no”.

Por su parte, Laura contó la anécdota de un niño que no soportaba nada y tenía brotes permanentemente que lo llevaban a la violencia y al desborde. “Luché y trabajé un año entero con este nene y recién después de un cambio que hizo la familia con respecto a su discapacidad y a temas internos, vemos que permanentemente el nene está tratando de controlarse, de cumplir con las reglas… yo lo veo y no lo puedo creer, lo disfruto, me emociona”.


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Lo esencial es invisible a los ojos

Ser docente de personas ciegas o disminuidos visuales implica un trabajo donde el cuerpo, los sentidos y la palabra son los protagonistas

Cuando se crea la escuela para ciegos en 1948, Mariel formaba parte de la segunda promoción de profesores para ciegos de Rosario. La Escuela Braille contaba, en ese entonces, con alumnos  bebés, hasta adultos mayores. Luego la entidad se desprende de la parte de niños para crear una Escuela de Niños Ciegos en el 1988.

directora-braile“La institución atendía bebés y se realizaba estimulación temprana que luego también se dividió y se derivaron las más chiquitos a esa institución. Por lo cual, pude tener la experiencia de trabajar con ciegos de todas las edades y es hermoso. Uno en esta profesión presta mucho el cuerpo, se usa mucho el tacto y se crea un vínculo inevitable”, relató Mariel con una sonrisa que no se borró de su rostro durante toda la entrevista.

La docente describió que con personas con discapacidad visual se trabaja mucho con los sentidos restantes que no es la vista. “Recuerdo ver a niños ciegos jugando a la mamá por ejemplo sentados en sus sillitas diciendo ´hay que rica que está la comida, vamos a tomar jugo´ pero siempre inmóviles, solo hablando y sin que intervenga el cuerpo. Eso cambió, pero hubo que trabajar con los papás para que enseñen a poner el cuerpo al trabajo”, recordó la directora.

“Con chicos ciegos hay que enseñarles a tocar, oler, sentir. Poner el cuerpo para registrar lo que pasa”

Luego, Mariel se decidió a trabajar con adultos y fue cuando llegó al Centro donde se desempeña hoy.

La institución recibe a personas a partir de los 15 años con discapacidad visual. La capacidad visual pueden ser ciegos totales o con baja visión. El Centro cuenta con gente hasta de 90 años.

“Trabajamos en todo lo que tenga que ver con la autonomía de la persona, es decir que vuelva a independizarse, poder hacer las actividades de la vida diaria. Les enseñamos desde cocinar unos fideos, planchar, lavar, poner el microondas, pagar un impuesto, tomarse el colectivo, todo”, contó Mariel y agregó: “Creo que el avance de la tecnología hace la gran diferencia en el aprendizaje en las personas con discapacidades visuales. Hoy todos pueden ingresar a internet, gracias a un programa que lo permite, y navegar en la web, estudiar, investigar, tener un Facebook, relacionarse, etc.”.

Consultada la entrevistada respecto a cómo comienza a enseñarle a una persona ciega, la docente comentó que lo primero es ver los intereses de esa persona, lo que necesita. “Como docente busco que ese ser humano transite lo mejor posible y con la mejor calidad de vida que le pueda brindar, el proceso de adaptación de la patología que cursa”, dijo.

“Uno en esta profesión, lucha permanentemente para mejorar la vida del otro. Creo que Rosario es muy inclusiva y tengo una mirada muy optimista en cuanto a la solidaridad de la gente. En la parte céntrica sobre todo yo veo y los alumnos me cuentan que la gente se acerca y les pregunta si necesitan algo”, sostiene Mariel

A medida que Conclusión recorrió la amplia institución de calle España, con todos los espacios Centro braile rosariointerdisciplinarios, Mariel contó que una persona ciega, tarda aproximadamente dos años para desenvolverse solo.  “A veces tardan más, otros menos, pero siempre que se quiere se logra”, afirmó.

Esta profesión me llena el corazón. Los alumnos me sorprenden día a día, me emociona verlos avanzar, verlos salir al ruedo. Ellos aprenden de nosotros pero creo que nosotros aprendemos mucho más de ellos”, puntualizó.

Respecto a los cambios en la enseñanza, la docente recordó los primeros años de su carrera: “Cuando me recibí, nos enseñaban que a las personas con baja visión y que poseían un resto visual, aunque fuese mínimo, debíamos taparles los ojos para que no se confundan. Una locura, por suerte eso cambió y los métodos que se utilizan son distintos; nosotros apelamos a explotar al máximo lo que esa persona ve, para ayudarlo a potenciarlo y a que mejore su calidad de vida”.

La gente que llega al centro, llega en pleno duelo y con la ilusión que va a haber algo mágico que le devuelva la visión. A sus profesores, les frustra cuando los médicos dan posibles diagnósticos que nunca llegan.

A la directora nunca se le borró la sonrisa durante la charla con Conclusión. Se percibió su pasión y amor a la vocación. “Es muy satisfactorio este trabajo. Da sus frutos, yo lo veo y me hace muy feliz dedicarme a esto, me emociono día a día y no elegiría otra profesión”, concluyó.

Alejandro; el DT de la radio

braile radioOtro egresado convertido en docente sin título es Alejadro, que dentro del Centro da el taller de radio (www.radiobraille.com.ar). Junto a los chicos, hacen un programa deportivo “Los cuatro del fondo” y van sumando invitados voluntarios que se agregan a la propuesta de hacer un programa “donde está prohibido dar malas noticias”.

Además, entre la directora, Alejandro, y dos voluntarios más, llevan adelante un proyecto de cine inclusivo (www.cineinclusivo.com.ar). “Adaptamos películas para gente con discapacidad visual, es audio descripción, las imágenes que no están descriptas en la película le agregamos una voz en off que va contando todo lo que no se habla”.

 A los que día a día se dedican a brindar amor, conocimiento y ejemplo…

…A todos ellos, muy feliz Día del Maestro…