Por Jennifer Hartkopf

Hoy, en el Día del Maestro, hay fiesta y celebración para los docentes argentinos. Reciben regalos y salutaciones y disfrutan su día. Pero al mismo tiempo, se trata de una fecha que invita a la reflexión. Cuántas cosas se pueden pensar en torno al proceso de enseñanza-aprendizaje y la educación en general. Cuánto se puede deliberar respecto a la tarea docente…

Las posibilidades son infinitas y muchísimos los aportes que estudiosos, pensadores y profesionales han hecho sobre el tema. Con esa idea y a los fines de abrir el debate Conclusión dialogó con docentes que trabajan en distintas circunstancias para que cuenten su experiencia: satisfacciones, dificultades, motivaciones, y distintas realidades que los interpelan.

Cuando abundan las carencias

Federico Vega, docente de secundaria de la materia “Seminario de Ciencias Sociales” en la escuela “Carlos Fontealba” ubicada en la zona oeste de la ciudad, en el barrio Santa Lucía, habló con Conclusión y relató su historia: “La escuela donde trabajo presenta una realidad muy compleja, muy particular. Lamentablemente, se vive una realidad donde abundan las carencias, no sólo materiales sino también y sobre todo simbólicas, que tienen que ver con todo el entramado ciudadano que ahí se teje”.

“Sucede que las carencias se ven en las desigualdades y a veces en la imposibilidad de comunicarse porque uno puede transmitir información pero comunicarse realmente cuesta, son cosas diferentes. Pero lo bueno es que eso genera siempre desafíos y una búsqueda constante”.

“Como primera experiencia me impactó mucho. Fundamentalmente por la violencia que se ve. Sentía una carga muy grande, un cansancio que me sorprendía. Me costaba intervenir y poder entender ciertos códigos y ciertas formas que a ellos les resultan naturales”, explicó Federico en relación al primer día que le tocó dar clases en esa institución.

“Me acuerdo una situación extrema que viví cuando a un chico de 15 años que había tenido como alumno, el verano pasado lo mataron a tiros, entonces es muy duro estar atravesado diariamente por historias como estas”, ejemplificó.

Reflexivo prosiguió con su historia: “Muchos de los padres de mis alumnos son personas muy jóvenes que no tuvieron la posibilidad de encontrar un empleo formal, ni que hablar de tantas otras dificultades, por lo que realmente se les hace muy difícil a estas familias, que muchas veces se ven desbordados por sus hijos, poder controlar determinadas situaciones. Por eso el desafío es poder inscribir algo en este camino escolar”.

Rescato la gran satisfacción de trabajar con jóvenes; hay momentos donde uno puede generar y conectar con el otro, pero realmente la tarea es muy compleja, donde uno enfrenta situaciones que no espera, sobre todo lo vinculado a los distintos tipos de violencia, la violencia naturalizada o como código de relación”, manifestó y añadió: “Hay momentos de luces, de gestos que uno se lleva que te permiten tener una esperanza y también uno ve en los cursos que va dejando que hay avances, y eso lleva a pensar que siempre algo se puede dejar sembrado, como así también llevarse algo a cambio, ya sea un abrazo, un gesto de amistad o el reconocimiento de un alumno”, dijo Federico convencido.

“Es importante trabajar sobre las relaciones que van teniendo los alumnos más allá de la relación con los docentes. El modo vincular entre ellos, para evitar el maltrato y la discriminación, es fundamental”, cerró.

En el encierro: sujetos de derecho y modos creativos de educación

María Chiponi es, entre otras cosas, docente -tallerista- de la Unidad 3 de Rosario desde el año 2010. Habló sobre su experiencia y contó su historia.

“Llegué a la Unidad 3 con la implementación de un programa -“Jóvenes con más y mejor trabajo”- a través de la Secretaría de Extensión de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales y ahí quedé re enganchada porque se conformó un grupo con una potencia, una energía y unas ganas de seguir terribles. Armé junto a una compañera con quien compartí la experiencia del programa el “Taller de Comunicación”, que actualmente sigue con ese nombre, y desde entonces trabajo ahí”, relató.

Sobre el taller explicó que durante el primer año trabajaron con la cuestión audiovisual, ya que según detalló “la cámara es una herramienta que funciona muy bien como dispositivo para trabajar cuestiones grupales como ser la identidad, los barrios, el amor, la familia, la juventud, varios disparadores, temas que nos interesaba abordar en ese momento”. Y agregó: “Ese primer proyecto se llamó “Ronda Libre” porque se había dado una dinámica donde siempre trabajábamos en ronda entrevistando internamente. Todas las entrevistas las hacían los chicos, y manejaban las cámaras. Fue muy experimental, si bien hubo espacios donde fue más teórico, lo que hicimos fue poner a rodar la cámara, la pregunta, la escucha y ver qué pasaba, experimentar”.

Otro de los trabajos fue “Relatos de la posibilidad”, un documental donde lo que trabajaron fueron los territorios dentro de la cárcel, es decir, “poder pensar aquellos espacios donde son posibles otros lazos dentro de una institución que no se caracteriza por generar vínculos entre las personas”.

Sobre la modalidad adoptada para este año dijo que “estamos trabajando con la producción de papel, armar una gran publicación a fin de año con un montón de textos que fuimos recopilando de años anteriores y de este año”.

En cuanto a la lógica de funcionamiento del taller, señaló que “tratamos de pensar las trayectorias de los muchachos detenidos como espacios de posibilidad, otros modos creativos, otros modos de autopercibirse ante el mundo y pensarse como sujetos de derechos”.

“Los fines con los que la cárcel se crea tienen que ver con administrar los ilegalismos, reencauzar las conductas de las personas y demás. Pero eso después de los ‘70 y con las políticas neoliberales hacia América Latina se transformó bastante: ahora la estamos pensando como un depósito de seres humanos”, marcó la diferencia María.

Sobre el tema siguió y amplió: “Hay algo también instalado por los medios de comunicación con la cuestión del delito, de la seguridad, donde uno cree que los presos salen peor de como entraron.  Y yo creo que lo primero que hay que hacer es no generalizar. Sin duda hay casos que eso pasa y se sigue con las prácticas delictivas pero hay muchas trayectorias que no, que realmente optan por un camino diferente cuando salen en libertad”.  “Lo cierto es que también muchas cosas que se construyen en el encierro en el afuera pareciera que se desmoronan. Justamente en nuestro espacio lo importante es poder reconstruir todo eso”, expresó la docente.

La satisfacción más grande tiene que ver con poder ver que algunas cosas son posibles, esto de la posibilidad que es lo que nos marca en este trabajo, en esta convicción de que no está todo perdido. Las expectativas son pequeñas pero realizables y se van concretando”.

Además dijo que “también las satisfacciones nos las dan las producciones concretas que hacen los chicos. Ahí hay algo que queda sembrado, hay algún sentido que sigue operando y que circula. Nuestros espacios tienen que ver con movilizar la reflexión. Lo vemos como un espacio horizontal, de circulación y de escucha, donde nuestros roles como talleristas tienden a desaparecer incluso, hay veces que los talleres terminan coordinados por los propios internos. Tiene que ver con pensar otro modo de cómo habitar el espacio áulico”, contó con orgullo y esperanza.

Finalmente, invitó a recapacitar: “Siempre está bueno visibilizar todo esto pero que no quede solamente en decir ‘que experiencia interesante’ sino también movilizar algunas reflexiones, sobre todo en un momento donde el debate seguridad-inseguridad es tan fuerte, donde el tema de las cárceles es un tema sensible”.

La educación se da en diferentes circunstancias y presenta en cada caso diferentes matices. Pero siempre es una puerta que abre y habilita. Que apuesta a la transformación, al encuentro, al diálogo, a la construcción y al encuentro con el otro. Feliz día a todos los que intentan hacer del proceso de enseñanza un camino de posibilidades, a los que día a día luchan por la educación. ¡Feliz Día del Maestro!